jueves, 21 de diciembre de 2017

El respeto empieza por uno mismo. Por Enric Corbera Institute.


Cualquier persona que vive una situación conflictiva, tiene la oportunidad de preguntarse: ¿qué parte de lo que me sucede depende de mi? ¿qué parte de responsabilidad debo asumir? ¿estoy dispuesto a asumirla?

La violencia de género en nuestros tiempos

En la actualidad, la violencia de género está considerada como una de las principales epidemias de nuestros tiempos, llegando a afectar a 1 de cada 3 mujeres en todo el mundo, según datos estadísticos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud en 2017. El problema persiste y sigue en aumento. Son estadísticas que están muy por encima de cualquier otra violencia, como por ejemplo el maltrato psicológico infantil o la violencia intrafamiliar.
Ante esta situación tan alarmante, cabe plantearse si el enfoque y las estrategias a nivel social, educativo y legislativo son realmente eficaces para atenuar la problemática.
Es vital que una mujer que se encuentra en esta tesitura reciba el soporte necesario por parte de las administraciones y servicios del estado que se llevan a cabo actualmente. Pero, teniendo en cuenta que la tendencia sigue en aumento, tenemos la responsabilidad moral de hacernos la pregunta: ¿qué factor no estamos teniendo en cuenta? ¿estamos realmente incidiendo en el origen del problema o solamente en sus consecuencias?
El empoderamiento de la mujer

Dentro de los programas de ayuda a mujeres maltratadas psicológicamente, hay que empoderar a la mujer mediante un enfoque metodológico que, además de centrarse en el respeto que el hombre debe tener hacia la mujer, incida en el respeto que la mujer se debe a sí misma. Los problemas de maltrato a la mujer no aparecen de forma repentina; más bien consiste en un proceso gradual. Todo podría empezar con un comentario con respecto a la ropa o a las relaciones sociales que debe tener una mujer. 
Comentarios sobre lo adecuado o inadecuado de ciertas conductas, como “¿dónde vas vestida así?” o “¿por qué eres tan simpática con todo el mundo?”, mostrando la propia inseguridad y desvalorización tanto del hombre como de la mujer, uno por su acción y la otra por su consentimiento. Esta etapa es la que determina la tendencia que seguirá esa relación. Es fácil caer en la justificación de dichas conductas. Lo importante es analizar cuáles son las creencias que nos llevan a aceptar tales situaciones.
La influencia del ambiente emocional familiar

Es obvio que no se trata de una cuestión meramente voluntaria. Sobra decir que son situaciones que nadie elige y nadie desea. Debemos tener en cuenta que, más allá de la voluntad consciente, hay factores que condicionan nuestra forma de percibir el mundo, nuestra forma de vernos y entendernos y, consecuentemente, nuestra forma de comportarnos. Para ello se puede estudiar cómo dichos factores los podemos encontrar en la historia de nuestra familia, en el ambiente emocional donde hemos crecido o incluso en la relación que percibimos en nuestros padres. Todo ello conforma una programación inconsciente que influye en nuestra forma de interactuar con el mundo.
Cuanto mayor sea la responsabilidad que nos permitamos asumir, mayor será nuestra capacidad para resolver la situación. Es importante no confundir hacernos responsables con culpabilizarnos. La diferencia se encuentra en el juicio que realizamos sobre las conductas que hemos llevado a cabo. Nosotros no hemos elegido las creencias que nos gobiernan y condicionan nuestra existencia. Debemos tratarnos con el cariño, respeto y compasión que esperamos de los demás. La vida nos dará las oportunidades para que aprendamos a valorarnos. Quizás hoy pueda ser el comienzo de una nueva etapa.

Blog de Psicoactiva

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