miércoles, 29 de marzo de 2017

El cuerpo mental. Por David Topí.


Continuamos nuestras introducciones a diferentes componentes del sistema energético, del cual posiblemente muchos de vosotros ya tenéis bastantes nociones, y, en otros casos, quizás simplemente para otros sea una forma de conocer un poco más las partes que componen todo aquello que somos.
Así que, si en los últimos artículos habíamos hecho una introducción al cuerpo emocional o astral, hoy hablaremos un poco del cuerpo mental, ya que no se puede concebir la vida consciente sin los procesos cognitivos y psíquicos que la rigen luego en los planos más densos de la estructura de la realidad. Esto viene a decirnos que todo ser pensante tiene un cuerpo mental, y todo ser con capacidad cognitiva lo tiene desarrollado en menor o mayor medida, según su evolución le haya llevado a refinarlo y trabajarlo.
No hay autoconsciencia sin cuerpo mental
Así como habíamos dicho que puede existir, y de hecho existe, vida sin el componente emocional que ya conocemos, difícilmente existe vida consciente sin el componente mental. ¿Por qué es eso? Porque la consciencia, que en el ser humano se ubica en lo que llamamos la esfera de consciencia, se encuentra formando parte de ese cuerpo o de esta parte de nuestra estructura.
¿Qué sucede si tienes un cuerpo mental y no uno emocional? Básicamente que te falta la “salsa de la vida”, el condimento que le da calidez y vivacidad a las ideas y pensamientos, pero, aparte de eso, no es un impedimento para que la vida avance y evolucione, y así lo hace en muchas otras formas de vida, de muchas otras partes de este y otros “universos”.
Estructura y función del cuerpo mental
¿Cómo está estructurado el cuerpo mental? También por capas, que corresponden con diferentes niveles de profundidad de la psique, y con los diferentes niveles de la mente que, como ya visteis en anteriores artículos y conferencias, está formada por “esferas mentales”. El hecho de que el cuerpo mental esté formado por diferentes capas de energía es para facilitar el almacenaje, procesamiento y estructuración de las experiencias, dejando solo en la superficie aquello que necesita ser accedido con mayor regularidad. Una de las cosas que ya hemos explicado también, es que toda la información, datos y paquetes que forman lo que llamamos memoria, se ubican en este cuerpo, en forma de “burbujas mentales”, que contienen, como si fuera la nube de internet, toda la información que guardamos, mientras que, las neuronas del cerebro, solo contienen la “dirección energética”, guardada químicamente, de dónde se ubica esa información, para que cada vez que necesitemos recordar algo, nuestro cerebro “mire” en la neurona correspondiente, la posición del dato a recuperar en el cuerpo mental, se genere entonces el enlace que permite establecer esa conexión, y, a partir de ahí, podemos traer hacia la mente consciente aquello de lo que estamos intentando “acodarnos”.
Manipulando el cuerpo mental
Como visteis también en el artículo sobre envenenamiento mental, al ser humano se le pueden insertar pensamientos que no son suyos, y se le puede manipular de forma bastante sencilla lo que piensa o cree, ya que el sistema bajo el que vivimos, y diferentes entes con el potencial para ello, pueden ubicar en nuestro cuerpo mental todo tipo de “paquetes” que, a no ser que estemos bastante atentos, y cuestionemos todo lo que se nos pasa por la cabeza (de lo que no estemos seguros si es nuestro o externo), pueden hacernos llegar a creer cosas que nosotros no creíamos, y pueden hacernos pensar o tener, y cambiar de ideas, mediante inserción externa y manipulación energética. Para muchas personas, este es el primer método que tiene el sistema bajo el que vivimos para evitar que hagamos algo, o que nos lancemos a ejecutar cambios potencialmente dañinos para la estructura del sistema, potenciando dudas, pensamientos o, literalmente, insertando ideas que de repente nos parecen que salen de la nada, como “intuiciones”, cuando no son más que burbujas insertadas en nosotros para hacernos dirigir nuestro pensamiento y visión de la realidad hacia un aspecto u otro.
Un puente entre niveles
El cuerpo mental, como tal, es el portador de todo lo que nos hace ser seres pensantes, ya lo hemos dicho. Se considera el tercer cuerpo sutil, mayor en frecuencia y menor en densidad que los cuerpos inferiores: el etérico y el emocional o astral, pero supeditado a los cuerpos más elevados como el causal, el emocional superior o búdico, el mental superior o átmico, etc. En combinación con las esferas mentales, que contienen básicamente el “software” que nuestro cerebro como “hardware” usa para decodificar la realidad, el cuerpo mental es el vehículo para que podamos conectar con las regiones del pensamiento concreto, la parte baja del plano mental, y con las regiones del pensamiento abstracto, la parte alta del mismo. Esto, por si solo, puede que nos suene a chino, o que no nos diga gran cosa, pero son los niveles frecuenciales de dónde nacen las ideas, modelos, plantillas y conceptos que, luego, se van a materializar en el mundo físico como cosas “sólidas” que podemos ver y tocar. Todo aquello que queramos ver manifestado y cristalizado en la realidad del día a día, tiene por necesidad que ser diseñado primero a nivel mental, de ahí que las técnicas de visualización, de imaginación, de proyección, nos insistan tanto en el trabajo con las ideas, pensamientos y, luego también, emociones, de las cosas antes de que eso pueda ni siquiera ser parte de un paquete energético que vaya a llegar a ser algo “real” en el plano físico.
La función última del cuerpo mental es, entonces, poder bajar conceptos abstractos e ideas que fluyen y flotan en forma de burbujas de energía, a conceptos más racionales y más estructurados que luego tengan significado para todos nosotros, y nos permitan diseñar una experiencia de la realidad que potencie el crecimiento y el avance de todos. El cuerpo mental hace además de puente entre planos mucho más elevados en frecuencia, vibración y funciones en el entramado de la realidad, con planos más densos y más “a pie del cañón” en la ilusión del mundo físico, que percibimos como nuestro tablero evolutivo.
Bloqueos mentales
Muchos de los bloqueos y problemas energéticos, y disfunciones que nos encontramos cuando estamos haciendo sanaciones y lecturas con la sanación akáshica nacen en este nivel, pues son formas mentales negativas, densas y de baja vibración, las que terminan provocando y manifestando realidades físicas con las mismas características, por proyección holocuántica de la realidad. Por otro lado, una gran parte de la programación imbuida en el ser humano para limitar sus funciones, potenciales y capacidades se ubica a nivel mental, tanto en las esferas como en este cuerpo, ya que somos lo que creemos que somos y co-creamos la realidad consensuada entre todos tal y como creemos que la realidad es, pero, esa realidad, siendo algo maleable y que depende simplemente de lo que emitimos entre todos, si está filtrada, manipulada y distorsionada, nos lleva a cocrear un mundo que dista mucho de ser el reflejo  “puro” y limpio de ciertos arquetipos, conceptos e ideas, y se tamiza, filtra y colorea con energías que nos llevan a un mundo como el que vemos y tenemos ahora en nuestra sociedad y realidad común.
De nuevo, hay muchas cosas que suenan como muy abstractas, y es posible que así lo parezca, pero se hace necesario que comprendamos que la estructura de todo lo que existe tiene una función tremendamente bien definida para cada uno de sus componentes, y que solo comprendiendo esos componentes podemos llegar a cambiar o usarlos adecuadamente.
Preparando el siguiente nivel de juego
¿Por qué ahora es necesario enfatizar en este conocimiento y conceptos? La respuesta está en que el nivel de consciencia conjunto de la raza humana está alcanzando la cota necesaria que permite que este tipo de información finalmente sea aflorada a la luz, ya que es un momento en el que los grandes ciclos del cambio tocan a su fin, y llaman a la puerta de la humanidad, para permitirle dar el siguiente paso en su camino peculiar de crecimiento como individuos y como especie. Sin este conocimiento y sin esta capacidad de entender como cada ser consciente es responsable de la creación del propio entorno en el que existe, colaborando y funcionando en unísono con el resto de congéneres y miembros de su especie y de la vida del planeta, no es posible avanzar al siguiente nivel de juego, donde la responsabilidad de lo creado recae conscientemente en el individuo y, como tal, no se puede permitir que nada acceda, ni que nadie no tenga las herramientas necesarias, ya preparadas desde el nivel en el que nos encontramos ahora, para poder dar ese salto y asumir las nuevas reglas del juego en el que, en algún momento, nos moveremos como especie.
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