viernes, 17 de febrero de 2017

Atención y conducta: atención selectiva, estado confusional y orientación encubierta


La atención es un proceso cognitivo básico. Es decir, se necesita un estado atencional adecuado para que el resto de procesos cognitivos funcionen correctamente. La percepción de los estímulos internos y externos que llegan a nuestro cerebro depende de nuestro estado atencional. Igualmente, la atención nos permite seleccionar los estímulos más importantes entre el conjunto de señales que recibe nuestro cerebro, de modo que nuestra conducta se oriente correctamente hacia los acontecimientos más relevantes del ambiente que nos rodea.
La atención es una función cognitiva compleja
La atención se divide en el estado atencional general y la atención selectiva.
·        El estado atencional general hace referencia a la capacidad de mantener de forma prolongada en el tiempo un estado de alerta adecuado que permita el correcto procesamiento de los estímulos de nuestro entorno.
·        La atención selectiva se refiere a la capacidad de seleccionar un estímulo discreto entre el conjunto de informaciones que constantemente nos llegan, por lo que maximizamos la eficacia de nuestros recursos cognitivos y no los tengamos que dividir entre varias fuentes de estimulación.
El estado atencional general
El estado atencional general es necesario para poder llevar a cabo cualquier otra función cognitiva, ya que nos permite detectar los estímulos del ambiente interior y exterior que nos rodea. Cuando se altera el estado atencional general, quedan afectados todos los procesos cognitivos.
La alteración del estado atencional general se conoce con el nombre de estado confusional.
El estado confusional puede ser consecuencia de alteraciones metabólicas, de intoxicaciones o de alteraciones primarias del sistema nervioso central. A continuación se resumen las causas más frecuentes de alteración del estado atencional general.
Etiologías más frecuentes del estado confusional:
·        Alteraciones metabólicas: hipoxia; hipoglucemia; desequilibrio electrolítico; alteraciones hepáticas, renales o pulmonares; alteraciones endocrinas.
·        Infecciones:
o   Sistémicas: Neumonía, septicemia.
o   Intracraneales: Meningitis, encefalitis.
·        Intoxicaciones: Alcohol; drogas anticolinérgicas; sedantes e hipnóticos; tóxicos industriales.
·        Abstinencia de drogas: Alcohol; sedantes e hipnóticos.
·        Enfermedades neurológicas: Crisis epiléptica; traumatismo craneoencefálico; lesiones focales (lóbulo parietal derecho, región occipitotemporal, lóbulo frontal, mesencéfalo, tálamo).
·        Otros: Estados postquirúrgicos.
El paciente en estado confusional menudo se muestra somnoliento y, en casos extremos, el estado confusional puede conducir al coma. De todas formas, parece que el estado confusional no tiene que coincidir necesariamente con una alteración del estado general de activación cortical (o arousal), ya que la alteración de la atención puede ser mucho más grave que el estado de somnolencia. Algunos pacientes, por ejemplo, pueden estar completamente despiertos, incluso agitados, pero mostró una desproporcionada alteración de la atención. Así, pues, los mecanismos de la atención general y los del arousal no parece que se solapen completamente.
Además de la alteración de la atención general, el estado confusional se caracteriza por la alteración del estado de vigilancia y por una alta distractibilidad, lo que impide mantener un pensamiento coherente e imposibilita llevar a cabo movimientos intencionados. Todas las funciones cognitivas (orientación, memoria, lenguaje, juicio, etc.) se encuentran alteradas. Del mismo modo, pueden aparecer alteraciones perceptivas, como alucinaciones, alteraciones del estado de ánimo y cuadros de agitación psicomotora o de extrema pasividad.
La atención selectiva
Del conjunto de estímulos que constantemente recibimos, tenemos que seleccionar uno o varios sobre los que focalizar nuestra atención. Esto se consigue mediante la atención selectiva.
Imagina que estás en una fiesta con mucha gente hablando a vuestro alrededor. Suponiendo que tu estado atencional general sea correcto, es decir, suponiendo que no te hayas excedido en el consumo de bebidas alcohólicas, serás capaz de detectar muchas conversaciones. La atención selectiva te permitirá centrarte en una sola de estas conversaciones e ignorar el resto, para que no te interfieran.
Pero ¿por qué necesitamos centrar nuestra atención en un número limitado de estímulos en lugar de procesarlos todos? Quizá nuestro cerebro no puede procesar toda la información sensorial simultáneamente. Sin embargo, aunque nuestro cerebro pudiera procesar toda la información sensorial simultáneamente, la efectividad del procesamiento cognitivo es mayor cuando se limita a un pequeño número de estímulos.
La atención selectiva es una función dinámica, ya que podemos cambiar el foco de atención dependiendo de las circunstancias. Continuando con el ejemplo de la fiesta, esto permite, por ejemplo, que rápidamente prestemos atención a la conversación trasera si sentimos que alguien habla de nosotros. A veces, además, intentaremos mantener dos o más focos de atención a la vez. A este proceso lo llamamos atención dividida. Lógicamente, el procesamiento cognitivo es menos efectivo cuando prestamos atención a muchos estímulos, ya que aumenta la posibilidad de interferencia, pero la atención dividida nos permite hacer varias tareas a la vez, como conducir y mantener una conversación, o cocinar y escuchar las noticias.

La atención selectiva y la orientación encubierta
Cuando escuchamos un ruido intenso y repentino, orientamos nuestros sentidos hacia la fuente de estimulación. Así, por ejemplo, giramos la cabeza y el cuerpo, y movemos los ojos en la dirección del estímulo. Esta es una respuesta de orientación abierta, ya que implica un movimiento evidente de diferentes órganos del cuerpo.

A veces, sin embargo, nos podemos centrar en un estímulo sin necesidad de efectuar ningún tipo de respuesta motora. Esto se denomina orientación encubierta.
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