lunes, 12 de septiembre de 2016

5 cosas de las que deberías dejar de sentirte culpable.


No te sientas culpable por buscar tu propio bienestar. No permitas que las opiniones de los demás te hagan sentir culpable cuando no hagas lo que ellos quieran. Piensa en ti

 ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste culpable por algo? Una palabra fuera de lugar, un olvido o un trato poco adecuado hacia alguien son, sin duda, dimensiones que todos hemos vivido a menudo.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que el sentimiento de culpa está relacionado a su vez con nuestra conciencia moral. Es un indicador de la propia personalidad y un reflejo de nuestros valores, así como de nuestra educación.
Sentirnos culpable por algo y permitir que los remordimientos nos den ese “toque de aviso” de vez en cuando nos ayuda a mejorar. Es adecuado y necesario.
No obstante, como siempre ocurre en estos casos, el bienestar psicológico y emocional depende del equilibrio. Los excesos no son buenos.
La acumulación de esa culpa que nos limita y que veta nuestra libertad personal ya no es saludable ni adecuada. De hecho, estamos seguros de que a día de hoy arrastras en tu corazón muchos pesos relacionados con la culpa.
A continuación, te proponemos tener en cuenta estas dimensiones. Reflexiona sobre ellas para darte cuenta que, efectivamente, hay muchos comportamientos cotidianos que están relacionados con el sentimiento de culpa.
Aspectos por los cuales debes empezar a dejarte de sentir culpable

1. Decir “no” cuando así lo sientas
Practicar la asertividad es esencial para nuestra autoestima. Decir “no” a algo cuando así lo pensamos, sentimos y necesitamos es un acto de valentía personal que todos deberíamos poner en práctica.
·        Dar una negativa es alzar muros para autoprotegernos. A su vez, es también ofrecer a los demás un tipo de información relacional para comprender dónde están los límites.
Es necesario que empecemos a dejar de sentirnos culpables por decir “no” cuando es necesario.
2. Hacer lo que quieras cuando lo necesites.
Sabemos que no es fácil. Entendemos que ninguno de nosotros disponemos de esa libertad total y absoluta con la que complacernos siempre que lo necesitemos.
·        Ahora bien, dentro de estos “límites” cabe la autonegociación.
·        Merezco una tarde libre para mí mismo. Merezco este pequeño capricho, merezco cuidarme, mimarme y tenerme en cuenta…

·        No dudes en ponerlo en práctica cuando tu mente así lo requiera. Deja a un lado los cargos de conciencia y permítete aquello que necesitas sin sentirte culpable.
3. Expresar tu opinión en cada momento
Tienes voz, dispones de unos valores y de unos sentimientos determinados. Así pues, ¿por qué debes sentirte culpable por expresar tu opinión cuando la ocasión así lo requiere?
·        Nos da miedo hablar por temor a hacer daño. Por dar una imagen de nosotros mismos que los demás no esperan. Nos asusta defraudar, o incluso causar decepción al decir la verdad.
·        No debemos caer en estos abismos tan destructivos dominados por la culpa. La verdad siempre debe decirse, pero sin provocar ese daño basado en la agresión.
·        La verdad que ayuda a comprender y a poner límites personales es necesaria. 
Hazlo, expresa en voz alta lo que piensas, lo que sientes y lo que no te parece bien. Callar, asumir y disimular es un acto inmaduro que nos destruye poco a poco.

4. Alejarte de quien no te hace sentir bien.
Este es, sin duda, uno de los focos más problemáticos en nuestro día a día: la interacciones sociales de poca calidad.
·        A pesar de que está muy de moda el término “persona tóxica”, en realidad, no hace falta que un amigo o un familiar sean “tóxico” para no agradarnos.
·        Hay personas que no nos hacen sentir bien, con las que no congeniamos.No son “malas personas”: son solo personalidades que se alzan como auténticos reversos a nosotros mismos.
Lo creas o no, no estás obligado a llevarte bien con todo el mundo. No te sientas culpable si eliges la simple distancia a la falsa cortesía.
5. No te sientas culpable por no cumplir tus expectativas
No existe peor enemigo que la propia mente. En ocasiones, las personas establecemos unas expectativas tan elevadas sobre lo que debemos conseguir que lo único que logramos es sufrir.
·        Todos hemos pasado por esas épocas en que nos sentimos culpables por no dar lo mejor de nosotros a los demás.
·        Culpables de no conseguir ese trabajo soñado. Culpables por no perder todo el peso que deseamos. Somos esclavos de una infelicidad que nosotros mismos hemos creado.
·        Hay que cortar estos vínculos insanos y liberarnos de estas cárceles. No crees altas expectativas. Lucha por lo que deseas pero, ante todo, sé humilde y respétate como persona.

Para concluir, el sentimiento de culpa puede ser a veces adecuado. Se relaciona con nuestra conciencia moral y nos ayuda a mejorar en muchos casos.
Sin embargo, cuando nos obsesionamos en exceso con determinadas dimensiones como las aquí expuestas, aparece la infelicidad e incluso la sombra de la depresión.
No lo permitas,Asume responsabilidades, pero crece con las buenas decisiones. Las que te permiten ser libre y feliz.

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