viernes, 12 de agosto de 2016

LA SENCILLEZ CONVIERTE A UNA PERSONA COMÚN EN UN SER EXCEPCIONAL


Tenemos grandes sueños y proyectos ambiciosos, pero eso no significa que no podamos abrazar la sencillez. Sin embargo, en un mundo donde las personas parecen valer por lo que tienen, en vez de por lo que son, donde a menudo importan más las apariencias que la esencia, es fácil caer en las redes de la soberbia, la vanidad y la presunción.
Aún así, no hay mejor adorno para nuestra alma que la humildad. De hecho, la sencillez es el lenguaje del corazón, es una forma de expresión directa que no necesita de artificios y que nos permite conectar con los demás desde nuestra esencia, siendo 100% auténticos.

Los riesgos que entrañan el orgullo y la soberbia

Una rana se preguntaba cómo podía alejarse del clima frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos, pero el problema era que la rana no sabía volar.
– Déjenmelo a mí -dijo la rana-. Tengo un cerebro asombroso.
Luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca.
Cuando el invierno estaba a punto de llegar, los gansos y la rana comenzaron su travesía. Sin embargo, no habían volado mucho cuando pasaron por una pequeña ciudad, y los habitantes salieron para ver el inusitado espectáculo.
Alguien preguntó: “¿A quién se le ocurrió una idea tan brillante?”
La rana se sintió tan orgullosa que exclamó:
– ¡A mí!
En el preciso momento en que abrió la boca, se soltó de la caña y cayó al vacío.
Al igual que la rana, el orgullo nos puede llevar a tomar malas decisiones, sin reflexionar sobre las consecuencias. De hecho, su principal arma es que nos convence de que nuestra forma de pensar es correcta y de que todos los demás están equivocados. Pensamos que solo nuestras ideas son brillantes y sensatas, por lo que no le damos cabida a nuevas formas de ver las cosas y terminamos anquilosándonos.
El orgullo y la soberbia hacen que nos encerremos en lo que hemos aprendido, convirtiéndonos en nuestros propios carceleros.

7 beneficios de la humildad y la sencillez que nos convertirán en mejores personas

1. Nos permite tener más flexibilidad mental. Si adoptamos una actitud humilde, nos convertiremos en aprendices eternos. Esto significa que siempre estaremos dispuestos a escuchar nuevas ideas y cambiar las nuestras. De esta forma logramos crecer, porque no nos apegamos a nuestras ideas o formas de hacer las cosas sino que nos mantenemos abiertos al cambio. De hecho, a medida que cultivamos la modestia, nos resulta más fácil aprender de las equivocaciones y comprendemos que los errores son necesarios para crecer y evolucionar.
2. Nos libera emocionalmente. Pretender que sabemos todo puede llegar a ser agotador. Por eso, abrazar la humildad y la sencillez suele ser liberador. Cuando reconocemos nuestros errores y limitaciones no estamos mostrando nuestra debilidad sino todo lo contrario, demostramos que somos personas seguras de sí mismas, personas que se conocen bien y que no tienen miedo a reconocer que han fallado o que necesitan ayuda. La humildad enaltece, la soberbia achica.
3. Nos ayuda a valorar los pequeños detalles. El orgullo siempre quiere más y nunca se da por satisfecho. Al contrario, la humildad se conforma y encuentra la felicidad en el aquí y ahora. La sencillez nos permite fijarnos en los pequeños detalles y encontrar la belleza en ellos, nos permite sentirnos agradecidos por esas cosas que adornan nuestra vida y que dábamos por sentadas. Abrazar la humildad nos permite ser felices ahora mismo, estimula el agradecimiento y la satisfacción con lo que somos y lo que hemos alcanzado.
4. Nos permite conectar desde nuestra esencia. La sencillez también implica deshacerse de las máscaras sociales que normalmente usamos en nuestras relaciones interpersonales. Cuando nos deshacemos de la necesidad de impresionar y logramos mostrarnos tal cual somos, establecemos un vínculo emocional más profundo con los demás. De esta manera, logramos desarrollar relaciones más duraderas y sólidas.
5. Nos permite encontrar la serenidad. Es curioso, pero a medida que abrazamos la humildad, nos abandona la necesidad de discutir, imponer nuestra opinión o tener la razón. Cuando no necesitamos que nuestro ego prevalezca, nos abrimos a otros puntos de vista y encontramos la serenidad incluso cuando las creencias de los demás se oponen a las nuestras. Esta nueva forma de abordar las relaciones interpersonales nos aporta una gran serenidad.
6. Nos ayuda a ser más empáticos. Solo cuando dejamos ir el orgullo y la soberbia, cuando dejamos de alimentar nuestro ego, somos capaces de salir de nuestra perspectiva y ponernos en la piel de los demás. De esta forma, lograremos ser más comprensivos y empáticos. Eso significa que podemos comprender a una persona, aunque no estemos de acuerdo con ella.
7. Nos hace la vida más fácil. Cuando nos damos cuenta de que menos es más, de repente nuestro mundo se hace mucho más sencillo. Nos percatamos de que muchas de las cosas que creíamos necesitar, en realidad no son necesarias para ser felices. Entonces comenzamos a centrarnos en lo que realmente nos importa.

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