martes, 30 de agosto de 2016

ESTRÉS Y SOBREPESO.


Cuando se habla de las causas que originan el sobrepeso se mencionan los malos hábitos alimenticios, el consumo en exceso de la comida chatarra y el sedentarismo; sin embargo, poco se dice sobre los
factores psicosomáticos que también contribuyen.
Por Claudia Durán 
Indudablemente, el estrés es uno de los males de nuestro tiempo. Constituye el factor mas importante de riesgo para un sin fin de enfermedades y, en cualquier
caso, nos impide disfrutar de la vida todo lo que podríamos hacerlo sin
la presencia de este molesto acompañante

No me refiero al llamado estrés extremo, es decir, el que procede de situaciones críticas, con respecto al cual la ciencia ha demostrado sus nefastas consecuencias,
sino al cotidiano, que deriva de nuestros hábitos de vida.
Y es que esta sociedad moderna en la que vivimos, nos obliga a llevar una vida acelerada. Todos los días soportamos congestiones, colas y presión
en el trabajo que, a veces, nos exige jornadas maratonianas, donde
comemos mal y dormimos peor. La consecuencia de todo esto, lleva a que
nuestra salud se resienta.

En lo referente a la alimentación, ello ha sido estudiado, y los resultados no han podido ser más negativos: el estrés cotidiano promueve, no sólo la obesidad sino tambien, cambios en
el metabolismo de nuestro cuerpo más duraderos.

En el sobrepeso no sólo influye un estilo de vida incorrecto, porque al momento de ganar peso, además de las causas fisiológicas, es necesario hacer una
valoración para determinar que está provocando el aumento de peso y
cuáles son los factores emocionales que le impiden perderlo.
Así como el cuerpo se alimenta de lo que come, la mente se nutre de los pensamientos, la energía y las emociones que se generan en nuestro
entorno, razón por la cual muchas de las enfermedades que padecemos se
originan en la mente.

El estrés engorda, de un tiempo a la fecha, muchos investigadores se han enfocado en estudiar los efectos nocivos que tiene el estrés en el organismo, entre los que se encuentran
ansiedad, agotamiento, dolor en la espalda, estreñimiento o diarrea,
depresión, angustia, dolor de cabeza, presión sanguínea alta, insomnio,
caída del cabello, tensión en el cuello, cambios de humor.
Por si fuera poco, también puede ocasionar aumento de peso.

El estrés está relacionado con una hormona llamada cortisol, a la que se atribuyen algunos de los problemas de peso, especialmente al aumento de la grasa
abdominal; además, el exceso de cortisol puede llegar a causar que el
metabolismo se vuelva lento, esto podría ocasionar que aunque se
consuman las mismas calorías, se engorde.


La opcion mas realista y definitiva para que una persona logre llegar y mantener su peso, es seguir un tratamiento global, partiendo de un plan alimentario
personalizado orientado a cada persona, esto es, teniendo en cuenta:
sexo, edad, talla, momento biologico que transita, gustos alimentarios,
habitos y tolerancias sin perder de vista el enfoque en la mente:
emociones y sentimientos que le ayudarán al paciente a encontrar cuáles
son los motivos emocionales que propiciaron la ganancia de peso o que le
impiden perderlo.

Es evidente que el estrés cotidiano impulsa a comer de forma menos controlada y a engordar, además, puede provocar cambios duraderos en nuestro metabolismo, de tal forma que, cuando
queramos eliminar esa ingesta excesiva, resulta una labor más compleja
que solo un régimen de adelgazamiento. Implica tambien trabajar los
sentimientos y emociones en relacion a la comida, como asi tambien la
incidencia del estres en la alimentacion y el manejo del mismo.


Cuando se tome la decision de iniciar un adelgazamiento, el plan alimentario se adecuara a las necesidades actuales de cada paciente acompañado por
el medico nutricionista, para modificar la alimentacion y trabajando la
propia estima, lograndose la aceptacion de si mismo de forma gradual y
definitiva.

Dra Claudia Durán – Medica Especialista en Nutrición 

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