sábado, 2 de enero de 2016

David Topí: Rompiendo el sistema desde dentro.


Hace unos días, una amiga me comentaba la sensación de tristeza y desánimo que parecen flotar en el inconsciente colectivo respecto al hecho de que, al haber cambiado tanto las líneas temporales, los futuros alternativos, al haberse unificado diferentes opciones potenciales para el devenir de nuestra especie, al haber tantos tiras y aflojas con los amos y dueños del planeta, y del sistema de control bajo el que vivimos, flota en nuestro inconsciente que no vamos a llegar a ver, parece, un cambio de realidad, y de nivel evolutivo, de consciencia, de paradigma, como habíamos venido soñando, trabajando y luchando por conseguir, en un futuro cercano.

En un artículo anterior os decía que no hay que tirar nunca la toalla, y que la gente es la clave para conseguir ese cambio que queremos. Hay que trabajar por la gente, y ese es el único objetivo que, todos aquellos que queremos desmontar la estructura actual de como están las cosas para movernos a otra, de frecuencia, vibración, consciencia y nivel evolutivo diferente, tenemos que seguir teniendo en mente. Puesto que todo cambio o mejora a lo que tenemos ahora solo puede venir desde dentro, las herramientas que tenemos se han de aplicar mirándonos el ombligo.

Royendo la estructura desde dentro
Hay dos formas en las que visualizo este trabajo que intento hacer, y que compartimos millones de personas en el mundo, cada uno desde nuestras habilidades y potenciales. Si el sistema que queremos cambiar fuera un edificio de madera enorme, una forma de romperlo y tirarlo todo sería traer a alguien con un hacha igual de enorme, y que se liara a hachazos hasta que lo desmontara, con las consecuencias que, para todos los inquilinos del edificio, eso conlleva. Es factible, es lo que sucede cuando hay grandes revoluciones masivas de la humanidad, guerras a gran escala contra el sistema, devastación total del mismo, pero, luego, tiene la ventaja de que todo empieza de cero, se reconstruye la sociedad sobre unas nuevas bases, y nos podríamos encontrar más rápidamente en ese nuevo “nivel” al cual estamos todos deseando llegar. Este escenario está activo en una línea temporal paralela que no es la nuestra, y de la que ya os hablé hace muchos meses en este otro artículo.
Por otro lado, la otra forma de hacerlo es metiendo millones de termitas en el edificio de madera que se lo coman por dentro, que lo rompan poco a poco, que lo desmonten sin que el mismo sistema se de cuenta de ello. Me gusta esta forma de trabajar, convertirme en termita y ayudar a que millones de personas se conviertan en termitas a su vez, que minen cada vez más profundamente todas las estructuras que nos gestionan. Cuando escribí el Yugo de Orión, de alguna forma, estaba haciendo mi propio mapa mental de todo aquello que tenía que tener en cuenta para saber por dónde tenía que ir “royendo la estructura desde dentro”.

Pero de fácil, nada
Es realmente difícil hacerlo, de eso no cabe duda. Si fuera fácil desmontar algo que lleva milenios en pie, desde el momento en que fuimos creados para servir y ser usados por otras razas para sus propios intereses, no estaríamos pasando por lo que estamos pasando, a nivel colectivo en estos momentos. La batalla siempre decimos que es contra algo que no vemos, por pertenecer a otro entorno “dimensional” fuera de nuestra percepción, y, como no lo vemos, no lo aceptamos, o no queremos abrirnos a la posibilidad de que sea así. Sin embargo, y aunque es correcto lo anterior, en realidad, la batalla más importante es contra nosotros mismos, y por eso es tan difícil de ganar.

Lo primero que nos impide entender esto es que tenemos varios programas de control en nuestra psique, empezando por el ego (como software de gestión de la personalidad artificial del ser humano), y luego filtros, arquetipos y patrones a patadas que impiden todo acceso a una compresión más amplia de la realidad. Esto es ya suficiente para que la mayoría de seres humanos sean incapaces de comprender el tablero de juego en el que existen,que no es que no quieran hacerlo, sino que una parte de ellos mismos estará siempre luchando en contra de ellos mismos para que no lo hagan, por programación y configuración inicial.

Tratar de convencer a alguien para que “se entere de que va todo esto” por la fuerza, no tiene ningún efecto, ya que tiene esa persona más mecanismos de defensa en su mente y consciencia artificial, que herramientas tenemos nosotros para desmontarlas. Como tal, el trabajo solo se puede hacer desde dentro, es decir, solo una fuerza superior que nazca desde el interior de la propia persona puede ir erosionando los mecanismos de control, sumisión, ofuscación, confusión y demás, que todos traemos insertados desde el momento en el que tomamos posesión de este vehículo evolutivo que es nuestro cuerpo físico, y  su sistema energético, dentro del conjunto “multidimensional” que somos, del que tampoco conocemos casi nada.

Puertas traseras y laterales en la psique
Puesto que el cambio solo es posible desde dentro, si quieres ayudar a alguien a que “despierte”, hay que encontrar puertas traseras de entrada para que la información llegue a otras partes del ser humano que están ahí latentes esperando a ser reconocidas y llamadas a la acción. Hay que ir haciendo que la psique y la personalidad virtual que todos tenemos empiece a cuestionarse cosas, no que las acepte ciegamente, pues eso cambia una creencia por otra sin llegar a despertar la facultad de discernimiento, y el aprender a pensar por uno mismo. El ser humano, por programación, si le dan “dogmas” (esto es así porque lo digo yo que soy una autoridad mayor) acatamos, si nos dan opciones y cuestiones que plantearnos, aprendemos a pensar por nosotros mismos.

Este tipo de programas de protección del despertar de la consciencia real que poseemos, impide en masa que lleguemos siquiera a plantearnos o hacer caso a información que nos hace reflexionar al menos, por ejemplo, que somos recursos y alimento para otros, como flora y fauna lo son para nosotros, que somos una amalgama nacida de la mezcla de ADN de muchas especies a través de experimentos genéticos, que nunca hemos sido libres como especie ni como raza, que todas las estructuras existentes para nuestra organización y vida en común están destinadas a controlar, supervisar y dirigirnos, etc. Al final, no importa si solo un poco de esto llega realmente a calar e integrarse en la persona, mientras vaya abriendo brechas en nuestra programación inicial para que la “consciencia real” del ser que somos tenga más facilidad y huecos para manifestarse poco a poco con cada resquicio que aparezca. A su vez, de vez en cuando, es necesario meter enormes choques a la personalidad, en forma de verdades directas, de información brutal no filtrada, o de ataques directos a la suma de “Yos” que nos conforman para que esas brechas se hagan más grandes. De lo contrario, el mismo programa de gestión de nuestra consciencia artificial, se encarga de taponar los huecos, a menos que el ser interior de cada uno gane terreno y al ir creciendo y expresándose lo impida.

Restaurar el equilibrio en el tablero de juego
El objetivo de este tablero de juego, el planeta, es restaurar el equilibrio del mismo como lugar de aprendizaje y crecimiento para todos aquellos que quisimos venir aquí para ello, un equilibrio perdido hace tiempo y que ahora, desde las más altas jerarquías de esta galaxia, se trata de recuperar por el hecho de que desestabiliza a otros sistemas y la estructura misma de esta parte de la Creación en la que existimos. Tenemos ayuda para ello a escala macro, pero todo depende de lo que hagamos cada uno a escala micro.

Pequeñas victorias
Y es cuestión de ir consiguiendo pequeñas victorias. Cada persona que se cuestiona todo lo que ve por los medios de comunicación sabiendo que están todos, el 100% de ellos, manipulados para un objetivo concreto, es una micro victoria contra el sistema. Un mordisco de termita. Cada persona que quita la televisión y deja de ser influenciado por ella subconscientemente es una micro victoria, otro bocado de termita. Cada persona que aprende a estar bien física, emocional y mentalmente conociendo como funciona su sistema energético, y deja de depender tanto de farmacéuticas y sistemas de “salud oficiales”, es otra micro victoria de termita contra el sistema. Cada persona que deja de beber una coca-cola, es otro bocado de termita, cada persona que desmonta cada día en su interior un miedo, una limitación, una creencia falsa, etc., es otro bocado de termita al sistema. Cada persona que se encuentra a si misma y busca sus respuestas en su interior es una victoria contra el sistema. Cada persona que descubre y se aparta de las religiones oficiales, al ver que son un sistema de control de masas, es una victoria contra el sistema.
Hay tantos mordiscos que podemos dar, y, si uno se fija, paradójicamente, se dan siempre hacia uno mismo, bocados internos contra uno mismo, para desmontar el sistema que llevamos dentro, pues de eso se trata toda la manipulación a la que estamos sometidos, ya que las estructuras que percibimos fuera, son el reflejo energético manifestado de aquellos sistemas que cada uno lleva incorporado en su interior por el simple hecho de ser humano.

Así que tenemos un montón de trabajo por delante, arduo y titánico, porque el trabajo de roer un edificio entero a base de pequeños auto-mordiscos de termita es largo y tedioso, pero cada bocado es más sabroso, ya que aunque los dueños del edificio lo intentan apuntalar y reconstruir, apuntalando y reconstruyendo las estructuras internas en nosotros con más manipulación y más control, hace años que el edificio está desmoronándose, aunque desde nuestro pequeño y humano punto de vista no somos capaces de verlo como tal.
Las reglas del juego A todo esto, hace mucho tiempo que recibí lo siguiente, y que ahora me viene bien recordar como colofón al artículo::
“Todos los Yo Superiores que estamos encarnando en la Tierra en estos momentos o en otros, sabemos como es el “juego” en el que nos metemos. Está diseñado de esa forma para que el tablero en el cual experimentamos la vida sea lo mas eficiente posible. Lo que percibís como control, negatividad, crisis, problemas, son desde nuestro punto de vista oportunidades. A medida que avanza el tiempo lineal y se acercan posibilidades de “graduación” requerimos que el nivel de dificultad, para muchos, se incremente. Eso se manifiesta en realidades, para muchos, más duras.  La parte negativa del juego la interpretan en otros papeles otras entidades como nosotros, que evolucionan por otra polaridad, y nos hacemos un favor mutuo. Su aprendizaje está basado en lo que llamamos un camino negativo, el nuestro en el que llamamos un camino “positivo”, y nos necesitamos los unos a los otros para conseguir nuestros aprendizajes. Desde nuestro punto de vista todo es un “escenario”, increíblemente complicado, multinivel y multidimensional, en los cuales obtenemos todo lo que necesitamos para poder trascender este ciclo.

Es perfectamente válido tratar de cambiar el sistema, dejamos que muchas de nuestras encarnaciones se conviertan en fieros luchadores contra lo que va “mal”, pero seguimos permitiendo que las encarnaciones de los otros Yo Superiores que cumplen con el rol “negativo” hagan lo mismo. No se puede permitir que cambien las reglas del juego, pues son ellas precisamente las que nos hacen evolucionar con extrema rapidez.

Precisamente el hecho de que el mundo en el que encarnamos esté tan controlado por poderes mediáticos, financieros, políticos, secretos, y extraterrestres, es lo que permite que podamos parametrizar nuestras encarnaciones con lecciones sobre solidaridad, compañerismo, ayuda incondicional, tolerancia, amor, comprensión, serenidad, paciencia, empatía, etc. De lo contrario sería imposible imponer este tipo de aprendizaje si no hubiera piezas en el tablero, a todos los niveles, que permitieran crear las circunstancias para que esas lecciones y aprendizajes tuvieran lugar.
Aun así, os dejamos plena libertad para crear la realidad que deseáis. El tablero de juego tiene unas normas, pero quien no desea verse afectado por ellas no lo es y ninguna manipulación del tipo que sea llega a influirle o a crear disrupciones en su existencia si esa encarnación nuestra es capaz de trascenderlas tras haber comprendido su finalidad. Todo depende del nivel de conciencia y comprensión de la realidad que desarrolle cada persona encarnada con o sin nuestro “input”.

No se pueden cambiar las reglas, destrozar el sistema de un plumazo o instaurar un sistema idílico o utópico. Eso ya lo teníamos en muchos de nuestros lugares de origen, y esa fue la causa de que lo abandonáramos, pues la evolución era muy lenta. Se acercan tiempos de cambio y debemos incrementar el ritmo para adquirir las ultimas experiencias, por ende, el tablero de juego en el cual encarnamos debe proporcionárnoslas. Sabemos que desde “ahí abajo” no siempre se entiende, pero es algo que  todos los Yo Superiores sabemos, tanto los “buenos”, como los “malos”. “
un abrazo,
David Topí


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