miércoles, 3 de diciembre de 2014

Límites-Guía para los niños de hoy.

Límites-Guía para los niños de hoy
Por Fernanda Caffaro Taboada*
Repetidas veces observo que los padres tratan de hacer todo lo que sus niños les piden, sin discernir si eso que piden es saludable o no para los niños.
Madres y padres preguntan todo a sus hijos pequeños:  qué quieren comer, si quieren bañarse, o si quieren ir a natación o no. ¿Creerán que si acceden a todo lo que sus hijos les piden, van a ser vistos como más buenos y por lo tanto, más queridos? o ¿Creerán que así sus niños se contentarán con lo obtenido y no los “molestarán” por un rato?
Si la respuesta a alguna de las preguntas es “sí” entonces hay una confusión entre lo que significa “amor” y lo que significa “demagogia”. Y también hay un desconocimiento de la importancia profunda que tienen los límites en la vida de una persona.
Analicemos esto un poco más profundamente:
¿Por qué poner limites?
Estamos transitando en un mundo material, tenemos un cuerpo y vivimos en un sistema de intercambios constantes (tomo y doy, con el mundo, otras personas, con las ideas, entre mis propias células, etc.). El intercambio es el vínculo con la realidad, con lo que es.  La realidad todo el tiempo está ofreciendo posibilidades y limitaciones: ni todo es posible, ni todo es imposible. Entonces es necesario estar entrenados para aceptar esas posibilidades o limitaciones y poder funcionar a partir de lo que sucede en ese momento y no como quisiéramos que sucediera.
Si estoy preparada para aceptar un no, podré, entonces, buscar otros caminos para lograr aquello que quiero o bien aceptar la imposibilidad que se presenta en este momento y estar en paz conmigo.
Si no estoy preparada para recibir una negativa de la realidad, porque me han dado siempre lo que pedí, sin importar el daño que esto pudiera ocasionarme, no estaré entrenada para buscar alternativas a la dificultad, ya sea: otros caminos o contentarme con lo que tengo.
Tampoco tendré internalizado que hay cosas que me hacen mal y es mejor que no las tome.
¿Para qué sirven los límites?
Si mis padres me guiaron y pusieron límites con amor, habré desarrollado la capacidad de ponerme límites amorosos a mi misma y eso en lugar de limitarme, me abre más puertas. Porque lo más limitante que hay, es estar enemistado con la realidad y ser esclavo de un capricho, cuya manera de saciarlo es de una sola forma, con un único objeto. Si eso no está, indefectiblemente me frustro y me debilito porque no tengo poder para alcanzar el bienestar que siempre está afuera de mí.
Por el contrario, si estoy entrenada a encontrar otros caminos, no me frustro, se desarrolla mi creatividad y la confianza en mí misma de que podré encontrar otra solución o mejor aún, que puedo estar en paz conmigo misma, más allá de los objetos o situaciones alcanzadas. Así, podré contentarme con SER en lugar de TENER, y entonces habré avanzado mucho más en el camino de mi desarrollo profundo.
¿Porqué actualmente está tan difundida la falta de límites-guía?
Tal vez se asocia el concepto de “límite” a la imagen de los regímenes dictatoriales que hubo y hay alrededor del mundo, los cuales prohibían y perseguían para asesinar a sus pueblos (y aún continúan haciéndolo), y haya quedado la falsa idea de que poner límites es ser autoritario y malvado.
También puede estar la necesidad de diferenciarse de la modalidad medieval en la que era común que las personas se trataran con mucha violencia, en especial a los niños, a quienes fajaban sus cuerpos con telas para que estuvieran quietos, los entablillaban o les pegaban para castigarlos.
Otra explicación puede darla que nos hemos criado con el arquetipo de laMadrastra que prohibía a la protagonista el alcance de todos sus deseos, y su polo opuesto, el Hada Madrina que todo lo cumplía.  Si analizamos esto un poco, veremos que ambas modalidades son tan extremas, que resultan irreales: ni todo está prohibido, ni todo está permitido.
Agreguemos a este análisis, la falsa creencia de que “prohibir es ser malo” y está asociado a “represión” y “permitir es ser bueno” ” y está asociado a “liberación”. A caso ¿si veo que alguien está por caer a un precipicio y le permito seguir avanzando, soy buena?
Es importante tener en cuenta que cuando uno pone límites-guía, lo hace con suavidad y para ayudar al niño, no con odio ni para cercenar su libertad. El niño no es libre si hace lo que quiere. Es libre si sabe funcionar en la realidad que vive, saludable y creativamente, para desplegar, así, su esencia.
A veces parece que los encargados de crianza (madres, padres, abuelos, otras personas) estuvieran más preocupados por su imagen de “buenos”, que por hacer el bien a sus hijos. ¿Esto es amor o egoísmo?
Debemos entender que poner límites es guiar, no es definir mi identidad como madre/padre/persona. El niño no conoce este mundo, necesita que se lo mostremos, que le expliquemos cómo funciona, para que él pueda funcionar y pueda aprovechar todos los recursos que hay en el mundo y desarrollar los propios.
Es cierto que los niños traen conocimientos especiales, pero vienen a este mundo ahora y nosotros estamos aquí hace más tiempo que ellos. Podemos mostrarles cómo es estar aquí para transformarlo en un lugar mejor. Pero eso no ocurrirá dentro del desconcierto.
¿Qué tal si hacemos un juego?
Podés imaginarte que no sabés manejar autos y sos pasajero en un ómnibus de larga distancia, en el cual el chofer no sabe a dónde va y te pregunta a cada rato qué rutas tiene que tomar. Empezás a proponer un recorrido, ves que se extravían y proponés otro y otro. El chofer se muestra cada vez más perdido y te pregunta, ahora, si querés que acelere, si querés que mueva la palanca de cambio, si volantea para la izquierda o derecha. Finalmente te pide que manejes vos el ómnibus.
¿Qué sentirías como pasajero?
Supongo que miedo, inseguridad en vos mismo y en el chofer, mucha incertidumbre respecto al futuro y bronca, mucha bronca.
Esto es lo que sienten los niños cuando están en la situación de tener que conducir el ómnibus de su vida y su aprendizaje, sin saber todavía manejar, sin conocer las leyes ni las rutas de como funciona este mundo.
Entonces, el mismo acto de poner límites-guía hace que el niño sienta que hay conducción y contención. Puede confiar en quien lo conduce y estar internamente en paz.
Detrás de la pretensión de humildad que hay en la frase de moda: “mi hijo es mi maestro”, se esconde una gran falta de ubicación y sentido del papel que tiene ser padres. Es cierto que los niños actuales son muy sensibles y despiertos y traen una maestría a desarrollar en la vida, pero no lo saben todo y necesitan de nuestra guía y contención para poder aprender a manifestar esa maestría, la cual no será posible que desplieguen si se les cultiva el narcisismo haciéndoles creer laimagen de maestros, dando como resultado seres déspotas, alejados de su esencia.
No se es “más espiritual” si se deja al niño hacer lo que él quiere, porque “es un maestro”. Recordemos que los niños-Lamas tienen que realizar una alimentación y una disciplina diaria muy rigurosa, así como tantos Maestros espirituales han debido pasar por difíciles exigencias para llegar a ser Maestros. Dejar al niño hacer lo que él quiere es simplemente abandonarlo. Es enseñarle con el propio ejemplo, a no ser responsable.
Límites con amor
Si el límite es puesto desde un estado de neutralidad, con amor y como una guía, en lugar de recibirlo como un castigo, el niño internaliza ese amor a los límites-guía y luego es capaz de recibir un obstáculo de la realidad o de sí mismo, con amor y podrá buscar una solución de manera tranquila. Esto propicia experimentar la paz que se necesita para aceptar las cosas como suceden y buscar alternativas creativas. Sabemos que la creatividad fluye a partir de la relajación y no del tormento. Estar en paz internamente, es lo que permite salir de los peligros con más inteligencia y menor gasto energético.
Entonces podemos preguntarnos:
  • ¿Cuál es la imagen internalizada con la que asocias a la palabra “límite”?
  • ¿Poner límites a lo nocivo, limita o entrena para abrir otras puertas creativamente?
  • ¿Es “más bueno” quien deja hacer a un niño todo lo que quiere sin importar las consecuencias futuras?
  • ¿Para quién es la imagen de “bueno”, para el niño o para quien la da?
  • ¿Qué relación tiene con los límites internos una persona adicta (a drogas, comida, alcohol, trabajo, personas)?
  • ¿Cómo deducimos que fueron los padres de un adicto, respecto a los límites?
  • ¿Quién de tu historia te puso límites-guía con afecto y amaste profundamente?
  • ¿Es adecuado asociar el significado de “límite” con “guía”, “contención”, “estar presente”?


*Fernanda Caffaro Taboada: es Técnica Superior en Ecología. Cursó estudios en Psicología.
Se dedica a Educación Ambiental, Inglés Recreativo, y a trabajar con niños, observarlos,  aprender y enseñar.
http://soyespiritual.com/

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