viernes, 19 de septiembre de 2014

Libro "Amar sin Condiciones" de Louise L. Hay. Segunda Parte: Curar.

3. Nuestro poder curativo: el cambio

Afirmación: «Nuestra disposición a cambiar hace milagros en nuestra
vida».
Curarnos significa alcanzar la plenitud. Todos debemos comprender que se trata de un desafío personal. Hay muchas zonas que necesitan curarse. A menudo el cuerpo necesita curación, y con la misma frecuencia también el corazón la necesita. Las emociones pueden curarse, así como nuestras relaciones y nuestras creencias acerca de nosotros mismos, e incluso nuestras cuentas bancarias a menudo necesitan sanearse. Alcanzar la plenitud es una labor de toda la vida. Siempre hay partes de nosotros a las que no vendría mal una pequeña curación.

El cambio

Todo el tiempo están ocurriendo cambios. Cuando respiramos, por
ejemplo, lo hacemos de forma diferente cada vez. Las estaciones cambian y también nosotros. Sin embargo, muchos tenemos miedo de «cambiar».
Deseamos cambiar el mundo, pero nos aferramos a nuestras viejas costumbres, temerosos de dejarnos llevar. Estamos todos en un proceso de cambio constante, y cuando nos resistimos, rechazamos lo bueno que intenta penetrar en nuestra vida. Del mismo modo que comemos alimentos, los digerimos y luego eliminamos sus desechos, también atraemos una experiencia, pasamos por ella y después nos deshacemos de lo que ya no nos sirve. Seguidamente disponemos de nuevos alimentos para comer y nuevos acontecimientos para experimentar.
Cuando deseamos cambiar, lo que verdaderamente estamos cambiando son nuestras creencias y nuestros pensamientos. Porque a medida que éstos cambian, cambia nuestra vida. Ahora bien, no debemos olvidar que en bastantes áreas de nuestra vida las cosas nos van muy bien.

Nuestras creencias acerca de estas cosas son positivas. No necesitamos cambiar lo que va bien. Buscamos los aspectos con los cuales nos sentimos incómodos. Sólo hay que cambiar lo que no funciona o que podría funcionar mejor.
Y repito que no es necesario saber exactamente «cómo» hacer estos cambios. Lo único que necesitamos es estar «dispuestos» a cambiar. Por ejemplo, podemos decirnos algo así como: «Esto no me va bien, y estoy dispuesto a cambiar. Sea lo que fuere lo que tenga que hacer, estoy dispuesto a hacerlo». O también: «Ahora cambio el enfoque de mi conciencia, y paso de la enfermedad a la salud, de la amargura a la paz, del resentimiento al perdón».
Sólo tú sabes qué es lo que quieres cambiar y en qué sentido. Dilo así en tus afirmaciones, con claridad. Lo único que hacemos es dejar atrás viejas creencias.

El poder

Somos seres poderosos. Puede que no lo admitamos porque tal vez hemos entregado el control de nuestro poder a otras personas. Sin embargo, tenemos que recordar que cada uno de nosotros es el único pensador en su mente. Los demás pueden decirnos lo que quieran, pero somos nosotros los que tomamos la decisión de aceptarlo o rechazarlo.
Nuestro poder reside en nuestros pensamientos, porque nuestros pensamientos son creativos.

Entregamos nuestro poder a causa de la culpa, porque somos incapaces de decir «no», siempre deseando complacer a los demás para que nos quieran. Tal vez estamos viviendo nuestra vida para nuestros padres, para nuestro amante o cónyuge, para nuestro médico, nuestros amigos, nuestro jefe, incluso para nuestra iglesia. Es otra manera de decir:
«No valgo lo suficiente», y esto crea odio hacia uno mismo y negación.
Generalmente cuando estamos enfermos cedemos nuestro poder a los médicos, como si la «d» de doctor fuera la «D» de Dios. A una persona sin poder le resulta muy difícil curarse a sí misma. Es mucho más probable que se llegue a la curación cuando hay un trabajo de equipo.

Tú eliges al médico para que te ayude a ponerte bien. Juntos tomáis las decisiones. De esta forma, influyes poderosamente en tu propio proceso curativo.
Al cambiar nuestras prioridades mentales recuperamos nuestro poder. Comprendemos que también somos importantes y que no podemos vivir sólo para satisfacer a los demás. No vinimos a este planeta a negarnos a nosotros mismos. Vinimos para compartir nuestra unicidad, nuestra forma de ser única y especial. Nadie puede vivir la vida de la forma absolutamente particular en que nosotros lo hacemos. Tenemos nuestros propios talentos y capacidades, y estamos aquí para emplearlos en bien de nuestro mundo.

Nos será útil esta afirmación: «Acepto mi poder y ahora dejo que mi ser único se exprese de formas profundamente satisfactorias».
No creo que sea egoísta decir: «Yo primero». Pienso que eso es cuidar e uno mismo. Es elegir lo que es curativo para uno mismo. Es un acto de amor hacia uno mismo. He notado que las mujeres que sufren cáncer de mama generalmente han estado cediendo su poder durante años. Los pechos suelen representar el sustento, y estas mujeres han estado sustentando a todo el mundo excepto a ellas mismas. Son grandes donantes y se olvidan de procurarse a sí mismas lo que necesitan. Esta actitud se ha convertido en una costumbre para ellas, hasta tal punto que los demás no esperan que tomen otra. Es un gran paso para estas mujeres decir: «No». Cuando dicen: «No, ahora me toca a mí», están recobrando su poder y contribuyendo a su salud.
Comprender el propio poder, y emplearlo para curarse uno mismo y para contribuir a la salud de los demás, es un primer paso hacia la futura salud del planeta. Todos somos capaces de aportar amor y salud. Y mediante esta aportación curamos nuestra vida.

Tratamiento

Hoy es otro precioso día sobre la tierra y vamos a vivirla con alegría. En este mundo de cambios, elijo ser flexible en todos los aspectos. Me dispongo a cambiar mis creencias y a cambiarme a mí para mejorar la calidad de mi vida y de mi mundo. Mi cuerpo me ama a pesar de cómo haya podido tratarlo. Mi cuerpo se comunica conmigo y yo ahora escucho sus mensajes. Me abro para recibir el mensaje. Hago las correcciones necesarias, prestando atención a mi cuerpo y dándole lo que necesita a todos los niveles, para conseguir una salud óptima. Recurro a una fuerza interior que está a mi disposición siempre que la necesito. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

4. Cómo amarse a uno mismo.

Afirmación: «Me dispongo a amarme y a apreciarme». Cuando hablo del amor a uno mismo, algunas personas creen que me refiero a ser vanidoso y engreído. Eso no tiene nada que ver con el amor a uno mismo. La vanidad y la presunción son manifestaciones de la carencia de autoestima. Ciertamente, a todos nos gusta tener buen aspecto, pero cuando la preocupación por nuestra apariencia física es excesiva, significa que no nos consideramos lo bastante valiosos tal como somos. Nos sentimos inseguros y tratamos de hacernos aceptables. Abrillantar la superficie nunca resulta, porque supeditamos nuestra valía personal a nuestra apariencia exterior, siempre cambiante.

Sin embargo, nuestro valor como personas no tiene nada que ver con nuestro aspecto externo, sino que se fundamenta en cuánto nos amamos a nosotros mismos.
Sentir amor por nosotros mismos, en realidad es muy sencillo. Significa optar por sentirnos a gusto en nuestra propia compañía y por cuidarnos.
Una vez realizamos esta opción, todo lo demás se coloca en su lugar con facilidad. El amor a uno mismo significa descargarnos del autocastigo, perdonarnos a nosotros mismos, dejar atrás el pasado, hacernos sentir «bien». Significa aprobarnos, disfrutar, pasarlo bien. Significa amarnos tal como somos, mostrarnos amables y cariñosos con nosotros mismos mientras seguimos nuestro proceso de crecimiento.

Cómo amar a los demás.

Aceptándolos como son. Dejándoles ser ellos mismos. Dejando que se encarguen de su propio proceso de crecimiento. No hay manera de aprender por otro. Si su comportamiento es perjudicial para nosotros, podemos evitar su presencia, y eso estará bien, no habremos hecho nada malo. Tenemos que amarnos lo suficiente para que no nos manipulen las personas autodestructivas. Si hay mucha gente negativa en nuestra vida, es preciso que descubramos qué pauta hay en nuestro interior que atrae hacia nosotros a estas personas.

Cuando cambiamos, cuando abandonamos nuestra vieja pauta y nos comportamos de un modo diferente, los demás también hacen cambios en su forma de relacionarse con nuestra nueva personalidad, o bien se van de nuestra vida y así dejan que otras personas puedan entrar en ella, personas que nos aprecien. Suceda lo que suceda, siempre es positivo que nos amemos y aceptemos a nosotros mismos.

Otro instrumento poderoso para sanar una relación, sea familiar, laboral, eventual o íntima, es la «bendición con amor». Cuando alguien esté haciendo algo que tras torne la armonía de tu vida, bendícelo con amor. Lo puedes hacer de varias formas. Puedes decir:

«Te bendigo con amor y pongo armonía en esta situación», o: «Te bendigo con amor, te libero y te dejo ir», o: «Te libero por tu bien».

Cuando hacemos esto con constancia, algo sucede en el lado invisible de la vida y la situación cambia para mejorar. He visto cómo este procedimiento cura relaciones de todo tipo. Jefes que se muestran agradables, familiares que manifiestan cariño, personas difíciles que se van, relaciones íntimas que se vuelven sinceras. Los que hemos practicado esta bendición con amor estamos encantados con los resultados.

Lo que yo creo

Creo que todos los acontecimientos que nos han sucedido en nuestra vida hasta este momento han sido creados por los pensamientos y creencias que hemos tenido en el pasado. Los pensamientos son poderosos; los pensamientos son creativos. Nuestros pensamientos crean nuestra realidad. Esta es una ley de la naturaleza que estamos comenzando a comprender y practicar. Sin embargo, hemos estado oyendo el mensaje durante mucho tiempo.
Mi filosofía es en realidad muy sencilla, demasiado sencilla para algunas personas. No obstante, la he visto funcionar una y otra vez. He aquí algunos de los puntos principales:

1. Lo que damos recibimos. Siempre.
Este mensaje es conocido desde hace mucho tiempo. Recordemos la Regla de Oro:
«Comportaos con los demás como queréis que se comporten con vosotros».
Esta regla no fue creada para producir sentimientos de culpa. Es una ley de la naturaleza que también vale para las pautas de nuestros pensamientos. Si juzgamos, si criticamos, aunque sea sólo en pensamiento, también seremos juzgados y criticados. Si amamos incondicionalmente, atraeremos a personas que nos darán el mismo amor y la misma aceptación incondicionales.
Los pensamientos de odio atraen pensamientos y actos de odio. Los pensamientos de celos atraen carencia y pérdida. Por otro lado, los pensamientos de perdón atraen curación y prosperidad. Los pensamientos de amor y de alegría atraen no sólo amor, sino también bienes increíbles, más de lo que somos capaces de imaginar, y estos bienes reflejan nuestros nuevos pensamientos sobre lo que creemos merecer.

2. Lo que creemos de nosotros mismos y de la vida se convierte en realidad.
Por eso es tan importante revisar lo que creemos. Demasiado a menudo se trata de creencias restrictivas que hemos heredado de nuestros padres o de la sociedad en que vivimos. Muchas veces pido a mis clientes que se sienten sosegadamente, hagan una lista de los aspectos de la vida que consideran más importantes y escriban a continuación las creencias que tienen sobre cada uno de ellos. Por ejemplo, escribe qué piensas de:
los hombres
las mujeres
el amor
el sexo
la salud
tu cuerpo
la escasez
la prosperidad
el envejecimiento
el trabajo
el éxito
Dios
Es sorprendente cuántas de nuestras creencias se formaron alrededor de los cinco años de edad. Ciertamente no todas son adecuadas para vivir nuestra vida actual, de modo que resulta muy útil hacer una limpieza mental periódica. Como todas las creencias son el fruto de una opción, ahora podemos elegir aquellas que nos apoyen y nos sustenten al máximo.

3. Nuestros pensamientos son creativos.
Esta es la ley de la naturaleza más importante que necesitamos conocer. Un pensamiento aislado no tiene mayor importancia, pero los pensamientos son como las gotas de agua: se acumulan. Si seguimos pensando los mismos pensamientos durante mucho tiempo, se convierten en charcos, lagunas, lagos u océanos. Si son positivos, podemos flotar por los océanos de la vida. Si son negativos, podemos ahogarnos en un mar de negatividad y desesperación.
¿Cuál es tu actitud normal cuando te despiertas por la mañana? ¿Es una actitud de pesimismo y tristeza? Entonces esa será la clase de día que te espera. ¿Es una actitud de esperanza, amor y fe?

Esa será la nota dominante de tu día, una atmósfera que te aportará todo lo que necesitas. Siéntate tranquilamente durante unos momentos; fíjate en el curso de tus pensamientos. ¿Realmente deseas tener el tipo de vida que te producirán estos pensamientos? Comienza a elegir conscientemente pensamientos que te ofrezcan sustento y apoyo.

4. Somos dignos de que nos amen. Todos. Tú y yo. No tenemos que merecer el amor. No tenemos que ganarnos el derecho a respirar; respiramos porque existimos. Somos dignos de recibir amor porque existimos. Tenemos que saber eso y convertirlo en realidad en nuestra vida.
También somos dignos de nuestro propio amor. No permitas que las opiniones negativas de tus padres ni los prejuicios de moda en la sociedad oscurezcan tu luz. La realidad de tu ser es que eres una persona capaz de amar y digna de ser amada. Sin embargo, es preciso que aceptes este concepto para que sea verdadero en tu vida. Recuerda: tus pensamientos crean tu realidad. Lo que los demás piensen o digan no tiene nada que ver con tu autovaloración. Di ahora mismo: «Soy una persona digna de amor».

5. La autoaprobación y la autoaceptación son la clave de los cambios positivos.
Cuando estamos enfadados con nosotros mismos, cuando juzgamos y criticamos todo lo que hacemos, cuando nos insultamos, estamos emitiendo vibraciones muy negativas, y entonces nuestra vida no funciona. Se trata simplemente de una antigua costumbre y no se fundamenta en la verdad. ¿Cómo podemos esperar que los demás nos amen y nos acepten si nosotros mismos no nos amamos ni nos aceptamos? «Me amo y me acepto exactamente tal como soy»: este pensamiento es muy poderoso y te ayudará a crear un mundo de alegría.

6. Podemos liberarnos del pasado y perdonar a todo el mundo.
 El pasado sólo existe en nuestra mente. Aferrarnos a viejas heridas es castigarnos ahora por algo que otra persona hizo hace mucho tiempo. Eso no tiene ningún sentido. Demasiado a menudo nos encerramos a nosotros mismos en una cárcel de engreído resentimiento, y esa es una terrible forma de vivir. Puedes liberarte. Perdonar no significa aprobar el mal comportamiento; significa dejar de estar «atascados» en una situación, liberarnos de ella con el fin de no recrear una experiencia similar. Todos nos comportamos de la mejor manera que podemos en cada momento, con el entendimiento, la conciencia y el conocimiento que tenemos. Abandonar el resentimiento y reemplazarlo por comprensión es liberarnos. El perdón es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos.

7. El perdón abre la puerta al amor. El amor es el objetivo. El amor incondicional.
¿Cómo llegar a él? A través de la puerta del perdón. El perdón es como las muchas capas de la cebolla: conviene comenzar por las cosas que nos resulta más fácil perdonar, y avanzar poco a poco hacia las heridas más importantes a medida que vamos adquiriendo más práctica y vamos confiando cada vez más en el proceso. Saquemos las capas de las heridas una a una, hasta llegar a un nivel más profundo de comprensión.
Allí encontraremos al amor esperándonos. El perdón y el amor van tomados de la mano.

8. El amor es la fuerza curativa más poderosa que existe.
El mayor estímulo de nuestro sistema inmunitario es el amor por nosotros mismos.
No podemos curarnos ni alcanzar la plenitud en una atmósfera de odio. A medida que aprendemos a amarnos nos hacemos poderosos. El amor nos hace abandonar el papel de víctima para adquirir el de ganador. El hecho de amarnos a nosotros mismos atrae a nuestra vida la ayuda que necesitamos en nuestro camino de curación. Las personas que se sienten bien consigo mismas son naturalmente atractivas para los demás.

9. Basta con estar dispuestos. No es preciso esperar a saber «cómo» hacer todas estas cosas.
Lo único que necesitamos es querer hacerlas, estar dispuestos. Nuestros pensamientos son creativos. Pensar: «Quiero dejar de emitir juicios, o aprender a perdonar, o amarme tal como soy» es introducir un pensamiento en el Universo. A medida que uno repite el pensamiento, éste activa la ley de atracción, y uno descubre a su alrededor caminos para llegar a conseguir exactamente eso. El Universo nos ama y está siempre dispuesto a ayudarnos a manifestar cuanto escojamos pensar y creer. Estemos, pues, dispuestos a llevar una vida feliz.
Cuando tengas claros todos estos conceptos, tal vez te convenga leer mis diez pasos para amarse a uno mismo. Los he utilizado desde que empecé mi trabajo, y me han sido de enorme utilidad. Son aún más sencillos que los que acabo de exponer. Recuerda que amarse a uno
mismo es algo muy simple.

Diez pasos para amarse a uno mismo

1. Deja de criticarte. La critica nunca cambia nada. Niégate a criticarte. Acéptate exactamente tal como eres. Todo el mundo cambia. Cuando te criticas, tus cambios son negativos. Cuando te apruebas, tus cambios son positivos.

2. No te asustes. Deja de aterrorizarte con tus pensamientos. Es una forma horrible de vivir. Busca alguna imagen mental que te produzca placer (la mía son rosas amarillas), e inmediatamente reemplaza el pensamiento aterrador por uno agradable.

3. Sé amable, apacible y paciente. Sé amable contigo. Pórtate bien contigo. Ten paciencia contigo mientras aprendes esta nueva forma de pensar. Trátate como. tratarías a una persona a la que verdaderamente amas.

4. Sé tolerante con tu mente. El odio a uno mismo es el odio a los propios pensamientos. No te odies por tener los pensamientos que tiene. Cámbielos suavemente.

5. Elógiate. La crítica destruye el espíritu interior. El elogio lo construye. Elógiate todo lo que puedas. Alábate por lo bien que haces las cosas, por más insignificantes que sean.

6. Bríndate apoyo. Busca formas de apoyarte. Recurre a tus amigos y déjate ayudar. Es muestra de fortaleza pedir ayuda cuando se necesita.

7. Sé indulgente con tus aspectos negativos. Comprende que los creaste para satisfacer una serie de necesidades. Ahora estás encontrando formas nuevas y positivas de satisfacer esas mismas necesidades. De modo que deja amorosamente que las viejas pautas negativas se vayan.

8. Cuida tu cuerpo. Infórmate sobre cuál es la nutrición adecuada para ti. ¿Qué clase de combustible necesita tu cuerpo para tener una energía y una vitalidad óptimas? Infórmate sobre las distintas modalidades de ejercicio físico que existen. ¿Qué tipo de ejercicio le gustaría hacer? Mima y venera el templo en el que vives.

9. Trabajo con el espejo. Mírate a los ojos a menudo. Expresa el creciente amor que sientes por ti. Perdónate mirándote en el espejo. Conversa con tus padres mirándote en el espejo. Perdónalos también. Al menos una vez al día di: «Te quiero, realmente te quiero».

10. ¡Hazlo ya! No esperes a sentirte bien, ni a perder peso, ni a tener el
nuevo empleo o la nueva relación. Empieza ahora a hacer cosas, y hazlas lo mejor que puedas.

Sobre merecer y no merecer

Muchas personas se niegan a hacer esfuerzo alguno para crearse una vida feliz porque piensan que no se la merecen. Este sentimiento puede remontarse a experiencias tan tempranas como el aprendizaje del control de esfínteres, o a cuando se nos decía que no obtendríamos algo que queríamos si no nos acabábamos la comida, o limpiábamos nuestro cuarto o recogíamos los juguetes. Todo esto son conceptos y opiniones de otras personas, y no tienen nada que ver con la realidad de nuestro ser.
El merecimiento no tiene nada que ver con tener cosas buenas. Es nuestra poca disposición a aceptarlas lo que nos estorba. Permítete aceptar lo bueno, tanto si crees que te lo mereces como si no.

Ejercicio sobre el merecimiento
He aquí algunas preguntas que te ayudarán a comprender lo que es en
realidad el merecimiento, y el amoroso poder curativo que se puede obtener de él. ¿Hay algo que deseas y que no obtienes? ¿Qué? Defínelo de un modo claro y específico. ¿Cuáles eran las leyes o reglas respecto a los merecimientos en tu casa? ¿Qué te decían? ¿«No te lo mereces»? ¿O «Te mereces un buen bofetón»? ¿Pensaban tus padres que eran merecedores? ¿Tenías que ganarte de alguna manera el hecho de merecerte algo? ¿Te iba bien en esto de ganártelo? ¿Obtenías entonces lo que deseabas? ¿Te quitaban las cosas cuando hacías algo mal? ¿Te sientes una persona merecedora? ¿Qué imagen aparece en tu mente? ¿«Más tarde, cuando me lo gane»? ¿«Tengo que trabajar por ello primero»? ¿Vales lo suficiente? ¿Serás alguna vez una persona lo bastante capaz y digna para merecer lo que sea? ¿Qué creencia obstaculiza tu merecimiento? ¿«No hay suficiente dinero»? ¿Temor? ¿Los viejos mensajes al estilo de: «Nunca harás nada bueno en la vida» o «No sirves para nada»? ¿Mereces vivir? ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Te dijeron alguna vez: «Mereces morir»? Si es así, ¿formó esto parte de tu educación religiosa? ¿Para qué vives? ¿Cuál es el objetivo de tu vida? ¿Qué sentido tiene para ti? ¿Tienes un motivo para vivir? ¿Qué te mereces? ¿Te dices: «Me merezco amor y alegría y todo lo bueno»? ¿O en lo más profundo crees que sólo mereces lo peor? ¿Por qué? ¿De dónde vino ese mensaje? ¿Quieres dejarlo atrás? ¿Con qué vas a reemplazarlo?
Recuerda, todo esto son pensamientos, y los pensamientos se pueden cambiar.
¿Qué serías capaz de hacer para ser más merecedor? ¿Afirmaciones y
tratamientos? ¿Serías capaz de perdonar? Si es así, entonces sin duda lograrás ser una persona más merecedora.
Es fácil ver el poder personal que almacenamos en la forma en que percibimos nuestro merecimiento. Intenta el tratamiento que te sugiero a continuación para instaurar una nueva pauta de pensamientos. Recuerda que este tratamiento es sólo un ejemplo. Con el tiempo es posible que quieras crear tu propio tratamiento, y el tratamiento personal siempre es el mejor. Al fin y al cabo tú eres el experto respecto a ti. Nadie jamás te conocerá mejor de lo que tú te conoces.

Tratamiento de merecimiento
Me merezco todo lo bueno. No algo, no un poquito, sino todo lo bueno.
Ahora dejo atrás todos los pensamientos negativos y restrictivos. Me libero y me olvido de todas las limitaciones de mis padres. Los amo y voy más allá de ellos. Yo no soy sus opiniones negativas ni sus creencias limitadoras. No me ata ningún miedo ni prejuicio de la sociedad en que vivo. Ya no me identifico con ningún tipo de limitación. En mi mente, tengo libertad absoluta.
Ahora entro a un nuevo espacio en la conciencia, en donde me veo de forma diferente. Estoy creando nuevos pensamientos acerca de mi ser y de mi vida. Mi nueva forma de pensar se convierte en nuevas experiencias. Ahora sé y afirmo que formo una unidad con el Próspero Poder del Universo. Y por lo tanto, recibo multitud de bienes. La totalidad de las posibilidades está ante mí. Merezco la vida, una buena vida. Merezco el amor, abundante amor. Merezco la salud. Merezco vivir cómodamente y prosperar.
Merezco la alegría y la felicidad Merezco la libertad la libertad de ser todo lo que puedo ser. Merezco mucho más que todo eso. Merezco todo lo bueno. El Universo está más que dispuesto a manifestar mis nuevas creencias. Y yo acepto la abundancia de esta vida con alegría, placer y gratitud. Porque me la merezco. La acepto, y sé que es verdad.

Tratamiento
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
No importa lo que yo haya pensado de mí en el pasado; hoy es un nuevo día. En este nuevo momento, comienzo a verme de forma más compasiva.
Las críticas y los juicios se desvanecen, y a medida que desaparecen me hago más libre para apreciar todo lo que soy. Pienso como si mi vida dependiera de ello, porque sé que es así. La puerta se abre al amor, al amor por mí. Esta es la senda de la curación. Vivo este día de tal modo que desee recordarlo mañana. Hoy comienzo mi viaje de curación. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

5. Pautas negativas de pensamiento.
Afirmación: «Voy más allá de todas las limitaciones».
De ninguna manera es mi intención crearle sentimientos de culpa a nadie. No obstante, para cambiar, tenemos que entender cómo funciona nuestra mente. Nadie quiere estar enfermo, pero al parecer necesitamos todas las enfermedades que creamos, porque esa es la forma que tiene nuestro cuerpo de decirnos que algo va mal en nuestra conciencia.
No es que deseemos conscientemente sufrir tal o cual enfermedad; más bien preparamos el clima mental adecuado para que la enfermedad se instaure y progrese en nuestro cuerpo. Lo hacemos sin darnos cuenta de ello. Al fin y al cabo, ¿no se nos ha educado para ser víctimas temerosas o para considerar la vida con amargura y resentimiento? He oído a muchos padres decir que sus hijos no tienen derecho a ser felices, y que el sufrimiento es normal. Si uno de los progenitores repite con insistencia que su hijo no sirve para nada y que nunca llegará a nada, el niño crece creyendo que esto es cierto.

Muchos padres también creen, y lo enseñan así a sus hijos, que la enfermedad es un mal que nos golpea cuando menos lo pensamos. Los médicos están de acuerdo con esto, y nos dicen que sólo ellos pueden hacer algo por nosotros. La religión también nos dice que no somos lo
bastante capaces. Una y otra vez se insiste en nuestra impotencia. No es nada raro que estemos confundidos y que reaccionemos con rabia cuando nos encontramos ante un problema o cuando nos ponemos enfermos.
Sin embargo, no tiene por qué ser así. Nosotros podemos tomar el control y hacer cambios positivos. ¿Alguna vez se nos dijo de niños que nuestros pensamientos crean nuestras experiencias? ¿O que tenemos el poder de hacer cambios y de crearnos un vida feliz? ¿Se nos dijo lo maravillosos que éramos y que sólo nos aguardaba una vida feliz y llena de amor? ¿Se nos dijo que triunfaríamos con facilidad y que el éxito sería nuestro? Si hubiéramos escuchado estas cosas, nuestra vida sería muy diferente ahora.
Pero no perdamos el tiempo en culpar a nuestros padres, ya que ellos hicieron lo que les parecía lo mejor. Nosotros somos nuestros padres ahora.
Podemos decirnos todas las cosas positivas que no escuchamos en el pasado.

Ejercicio para las pautas negativas de pensamiento
Mientas lees las preguntas del ejercicio que describiré seguidamente, piensa en la verdad que te has creado a partir de la relación que tuviste con tus padres en el pasado. Luego, piensa en la verdad que puedes crear para tu futuro.
Escribe todas las cosas que desearías que tus padres te hubieran dicho. Escribe mensajes positivos y amorosos. Luego léetelos en voz alta frente al espejo. Hazlo diariamente hasta que estos mensajes se conviertan en verdad para tu niño o niña interior.

Efectos de las pautas negativas de pensamiento
Los años de práctica de estas pautas mentales negativas, comenzando por lo que pensamos de nuestros padres, han debilitado nuestro sistema inmunitario. También hemos disminuido la capacidad de nuestro cuerpo para funcionar óptimamente con nuestra mala elección de alimentos. Si a todo esto añadimos nuestros sentimientos de no ser amados, de ser
rechazados y de estar solos en el mundo, estamos maduros para la enfermedad o epidemia del momento. Hemos creado el cáncer a niveles casi epidémicos, el síndrome premenstrual, las enfermedades causadas por Candida albicans, por el virus de Epstein-Barr (mononucleosis infecciosa), y por último, el sida.

¿Cuándo escucharemos el mensaje? Algo funciona mal en alguna parte, algo estamos haciendo mal. No somos malas personas, simplemente estamos extraviados. No nos censuremos. Descubramos qué podemos hacer para curarnos. Nadie más lo hará. Nosotros tenemos el poder.
Cuando comenzamos a considerarnos de forma negativa o a crearnos
problemas en la vida, nos es muy útil hacernos algunas sencillas preguntas.
Trata de precisar exactamente qué es lo que necesitas sacar de esta
experiencia. Luego imagínate cómo puedes cambiarla de forma positiva. He aquí un ejemplo.

1. ¿Qué es lo que estás tratando de evitar mediante este pensamiento
o sentimiento, o teniendo este problema?
2. ¿A quién estás tratando de castigar?
3. ¿A qué sentimientos deseas aferrarte? ¿Por qué?
4. ¿Qué garantías quieres obtener de la vida?
5. ¿Qué consigues con la autocompasión?
6. ¿Qué obtienes de tu dolor?
7. ¿Qué tienes miedo de perder?
8. ¿Te sirve todo esto? ¿Cómo? ¿Es positivo? Contesta a estas
preguntas con la mayor honradez que te sea posible. Siempre sacarás de ello enormes conocimientos.

El estrés: agravamiento de la negatividad
Todos tenemos días «malos», en los que parece que nada nos resulta como queremos.
Y si ya estamos metidos en una rígida pauta negativa de pensamiento, este tipo de días puede agravar al cien por ciento la negatividad. Y esto, naturalmente, no es, nada bueno para nosotros. Ya llevamos suficiente carga extra. Debemos aprender a liberarnos de lo negativo, a dejarlo ir.

Algunas de las causas cotidianas de estrés podrían ser:
1. Tu marido o tu esposa, tu amante, o tu mejor amigo o amiga.
2. El dinero en general o las finanzas compartidas.
3. El perro, el gato o cualquier otro animal doméstico.
4. Cumplir con todo lo programado (mi favorita).
5. La situación laboral, los empleados o los jefes.
6. El coche, el autobús o cualquier otro medio de transporte.
Los psicólogos y psiquiatras han relacionado toda enfermedad física con las situaciones de estrés, ya sea como causantes o como agravantes.
Los factores enumerados arriba podrían muy bien aplicarse a esto. Si sólo lográramos aprender a liberarnos del estrés o a controlarlo, tendríamos ganada la mitad de nuestra batalla contra la enfermedad o nuestro «mal» día.

Ejercicio para el estrés
Lleva a cabo este ejercicio para aliviar el estrés. Hazte las siguientes
preguntas:
1. ¿Podría yo realmente hacer algo para cambiar a esa persona?
2. ¿Qué es lo mínimo que podría hacer para sanear mi economía?
3. ¿Pueden aprender los animales a comportarse mejor? Son tan
amorosos...
4. ¿Llegaré más rápido si tengo un accidente en la autopista? ¿Me
comprometí a algo que no puedo cumplir? ¿Con arreglo a los programas de quién estoy tratando de vivir?
5. ¿Es este el mejor trabajo para mí? ¿Soy capaz de desarrollar todo mi potencial creativo en este trabajo? ¿Me gusta la persona o empresa para la cual trabajo? ¿Me gustan las personas que trabajan para mí?
6. ¿Podría hacer algo para llegar a tiempo? ¿Podría asegurarme de que voy a llegar a tiempo? Si mi coche se estropea, ¿sé repararlo o encontrar una solución?

Luego podrías plantearte algunas preguntas generales: 1. ¿Aprendí algo de esta situación de estrés?
2. ¿Qué haría diferente si volviera a ocurrir? 3. ¿Fue tan malo?
4. ¿Hubo algo de humor en la situación?
5. ¿Me sirvió esta experiencia para conocer a alguien maravilloso?
Después de contestar estas preguntas, haz varias inspiraciones profundas y luego exhala lentamente, como si con el aire se estuvieran yendo todos los factores de estrés; después de todo, eso es precisamente lo que estás consiguiendo.

El humor
Todo esto es sólo una u otra forma de liberar positivamente la energía negativa. Igual como podrían serlo la racionalización, el llanto, la rabia y los gritos. Otro instrumento poderoso es la risa, el humor.

En mis reuniones de los miércoles he descubierto que estar abierto al humor, programado o no, nos libera de las emociones reprimidas. De hecho, durante un tiempo tuvimos «ratos para la risa», en los que todos nos turnábamos para contar chistes.
Y reírse, sencillamente reírse, dejar salir la risa, no es fácil. Así como nos cuesta tanto a veces decir lo que pensamos, también nos resulta difícil en otros momentos reírnos, porque esencialmente ambas cosas son lo mismo. He aquí algunas preguntas para cuando te enfades o tengas una actitud negativa:

1. ¿No es en realidad la situación tan ridícula que te pondrías a reír?
2. ¿No tiene él (o ella) el aspecto de...?
3. ¿Qué o a quién te recuerda esta situación?
4. ¿No podemos simplemente reírnos y despreocuparnos de ello?

Recuerda: no hay que tomar de ningún modo a la ligera el poder de la risa. En su libro Anatomía de una enfermedad, Norman Cousins subraya claramente la importancia que tuvieron la risa y la alimentación para sanar su cuerpo.

Cambios físicos negativos

Saber que somos más que nuestro cuerpo físico es una gran lección para amarnos a nosotros mismos. Observemos nuestra reacción ante la normal y natural experiencia de envejecer. Hemos impuesto reglas sobre el envejecimiento que nos convierten a todos en perdedores. Hemos hecho del envejecer un fracaso, algo que merece desprecio y que se ha de evitar a toda costa. Sin embargo, todos los que no muramos jóvenes envejeceremos.

A medida que nos acercamos a lo que podrían ser los mejores años de nuestra vida, nos miramos con consternación en el espejo ante la aparición de las arrugas. Antiguamente se reverenciaba a las personas mayores, se acudía a ellas en busca de sabiduría. Actualmente despreciamos a los ancianos, los hacemos a un lado, para que mueran solos o en asilos.
Actuamos como si no comprendiéramos que el trato que damos será el mismo que recibiremos. Tiemblo al pensar en cómo serán tratados aquellos que ahora timan y roban a los ancianos.
Nuestro cuerpo es el traje de nuestra personalidad. Nuestra alma eligió este cuerpo en particular antes de que nos reencarnáramos de nuevo. Y él no tiene nada que ver con nuestra valía personal, que proviene de la forma en que nos sentimos respecto a nosotros mismos. Si tenemos una enfermedad física y esto supone un deterioro corporal, la forma de sobrellevarlo depende mucho de cómo nos sentimos con nosotros mismos.
Si nos tenemos aversión o incluso odio, entonces usaremos esta experiencia para hacer más hondos estos sentimientos. Si estamos en paz con nosotros mismos, si nos amamos, entonces aceptaremos estos cambios y sacaremos el máximo provecho de ellos.

Para la mayoría de nosotros, tarde o temprano llega un momento en que debemos pedir ayuda. Nuestra natural independencia nos hace difícil depender de los demás, a veces para las necesidades más básicas. Pero podemos hacerlo. Es una forma de aceptar amor. Muchas veces he oído decir a enfermos muy graves: «No sabía cuánta gente me quería». A veces es necesario que una enfermedad nos imposibilite lo suficiente para recibir el amor que siempre estuvo ahí.
A veces la enfermedad nos lleva hacia la muerte. Entonces nos sentimos fracasados, como si hubiéramos hecho algo mal. Igual que con la edad, hemos hecho de la muerte un fracaso, algo que se debe evitar.

Los médicos usan métodos técnicos para forzar al cuerpo a aferrarse a la vida más allá de su capacidad. La muerte, igual que el nacimiento, es normal y natural. Rara vez viene en el momento que nosotros creemos oportuno.
Siempre hacemos nuestra entrada en la vida en medio de la película, y siempre la dejamos en medio de la película.
Cuando se acerca la muerte, podemos aceptarla en paz. Luchar contra lo que es sólo acarrea dolor y sufrimiento. Esta experiencia puede convertirse en una oportunidad de expresar más amor. Estar con la persona moribunda y decir: «Te quiero y estás a salvo», es lo mejor que podemos hacer por ella. Si eres tú quien se encuentra cerca de la muerte, ábrete al amor que te rodea, y ten la seguridad de que estás a salvo. A pesar de todas las aterradoras leyendas que hemos creado sobre la muerte, las personas que han tenido la experiencia de casi muerte, hablan de la paz y el increíble amor que nos aguardan al cruzar el umbral desde este planeta a la otra vida, al margen de las circunstancias de nuestra vida física.

Si bien es cierto que tenemos el poder de derrotar a todas las enfermedades que existen, también es cierto que en un momento u otro hay que desechar el cuerpo gastado. Ayudémonos mutuamente a hacerlo en paz, con dignidad e incluso con alegría. La alegría se puede encontrar en todas la fases de la vida, desde nuestro primer aliento hasta el último.
Hagamos de la muerte una experiencia de amor. Como la vida, puede ser una experiencia muy sencilla, tranquila, rodeada de amor, un suave deslizamiento a través del umbral.

¿Dónde está la culpa?

Nunca he querido culpar a nadie de nada. Porque sé que todos nos comportamos de la mejor manera que podemos en cada momento. Sí, incluso nuestros padres. Cuando nos montaban sus números, también ellos estaban haciendo lo mejor que sabían, según las creencias en que habían sido educados. Negamos nuestra propia sabiduría interior cuando aceptamos las opiniones negativas que los demás tienen de nosotros. Y también cuando aireamos nuestras opiniones negativas de los demás. Nos condicionarnos mutuamente a ser menos de lo que podemos ser a través de nuestra forma de hablar.

Cuántos de nosotros hemos hablado o pensado mal de los hombres o de las mujeres, de los homosexuales, de los negros, de los ancianos, de los jóvenes, de esta raza, de este o aquel grupo religioso, e incluso de personas que se visten de esta o aquella forma. Estos pensamientos
despectivos nos son devueltos en la misma moneda. Tenemos que ser conscientes de que la ley de causa y efecto es de largo alcance, y de cómo nos pueden afectar nuestros pensamientos.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Ahora escojo lanzar fuera de mi mente y de mi vida todos los pensamientos destructivos o negativos. Ya no escucho ni participo en conversaciones perjudiciales. Hoy nadie puede dañarme porque me niego a creer que me puedan dañar. Me niego a dejarme llevar por emociones dañinas, por muy justificadas que parezcan. Me elevo por encima de todo lo que intente enojarme o infundirme miedo. Los pensamientos destructivos no tienen ningún poder sobre mí. La culpa no cambia el pasado. Pienso y digo sólo lo que quiero que se convierta en realidad en mi vida. Y soy capaz de llevar a cabo cuanto me proponga. Somos uno con el Poder que nos ha creado.
Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

6. Autocastigo : drogas, alcohol, mala alimentación
Afirmación: «Bendigo mi cuerpo con amor».

Las drogas
Está muy extendido el abuso de las drogas. Se ha convertido en nuestro mejor método de escape. Nos tientan con seducción. «Ven, juega conmigo, te haré pasar un buen rato, haré que te sientas muy a gusto», parecen decirnos. Y es verdad, durante un tiempo las drogas nos hacen sentir bien, alteran nuestra realidad. Lo que no se nota al comienzo es el terrible precio que nos harán pagar. Después de tomarlas durante un periodo, se deteriora nuestra salud y ya no nos sentimos bien, y por añadidura tenemos la adicción, ansiamos la droga a cualquier precio y prácticamente estamos dispuestos a todo por conseguirla. Nos arruinamos, robamos, estropeamos nuestras relaciones y destruimos nuestra valía personal.
Las drogas debilitan nuestro sistema inmunitario hasta niveles peligrosos. ¿Por qué íbamos a pensar siquiera en tomarlas?
Existe la presión de nuestro entorno, de nuestros compañeros, es cierto, y esto puede llevarnos a probar alguna droga una vez. Pero su uso repetido es otra historia. Todavía no he conocido a nadie que consuma drogas regularmente y se sienta a gusto consigo mismo. Tomamos drogas para escapar de nosotros mismos, de nuestros sentimientos, para simular que nos sentimos bien, para esconder que sufrimos, para proporcionarnos un falso apoyo y poder dañarnos más a nosotros mismos.
Y todo esto comienza con la falta de amor y aprecio por quienes somos. Mediante las drogas tratamos de eliminar nuestros sentimientos infantiles de no valer lo suficiente. Pero esto nunca resulta, porque las drogas siempre desgastan, y nos sentimos peor que antes, porque ahora además cargamos con la culpa de tomarlas.

El alcohol
Se trata de un antiguo método de escape. El alcohol también se toma para celebrar algo y para relajarse, pero es fácil que las personas que tienen poco respeto por ellas mismas abusen de él.
El alcohol afecta al hígado, y tanto el hígado como la vesícula biliar tienen que ver con la rabia. La vesícula biliar es rabia y amargura contra los demás, y el hígado es rabia y odio contra uno mismo.
Los alcohólicos no están dispuestos a perdonarse a sí mismos. Se pasan la vida autocastigándose. Se inventan una excusa tras otra para excederse en la bebida por que el objetivo es castigarse y dañarse a sí mismos. ¿Por qué? Porque en algún momento de su infancia se tragaron la idea de que no sólo no valían lo suficiente sino que además eran malos y necesitaban un severo castigo.

La mala alimentación
Todos sabemos cuáles son los alimentos nutritivos. ¿No sientes acaso sonar en tu cabeza el timbre de alarma cada vez que comes alimentos procesados o bombones? ¿No te escuchas decirle a la persona con la que almuerza: «Yo nunca como esto», o «Sólo por una vez»?
Todo el mundo conoce instintivamente los elementos de una buena nutrición. Sin embargo, usamos la dieta como otra forma de castigarnos, para convertirnos en personas obesas o para tener problemas de salud.
Nos hemos convertido en adictos a la comida preparada y nada nutritiva. Nos hemos dejado influir en nuestros hábitos alimentarios por las grandes empresas procesadoras de alimentos y su publicidad. Hubo una época en que todo el mundo conocía el sabor del buen alimento porque éste se encontraba en todas partes. Ahora tenemos niños y jóvenes que prácticamente no comen alimentos naturales. Se han criado con alimentos enlatados, embotellados, congelados, empaquetados, pasados por microondas, y con productos químicos que imitan a los alimentos.
Es normal y natural que deseemos continuar comiendo lo mismo con lo que nos alimentaron nuestros padres cuando crecíamos. Es una vieja costumbre y también es la forma en que el niño que hay dentro de nosotros todavía se siente amado. Nos parece que cambiar esos hábitos alimentarios sería como rechazar a nuestros padres.
En ningún momento mientras crecíamos se nos enseñó nada sobre
nutrición. Si alguna información llegamos a recibir, probablemente procedía de las industrias cárnicas, de productos lácteos, de alimentos empaquetados, etc., todas haciendo publicidad de sus propios productos.

A no ser que procedamos de una familia que comprendía las buenas prácticas alimentarias y nos daba alimentos naturales, no tenemos ningún concepto sobre qué alimento es realmente bueno para nuestro cuerpo. A los médicos no se les enseña nutrición. Si algún estudiante de medicina desea aprender algo sobre la comida y su efecto en el cuerpo, ha de asistir a clases adicionales por su cuenta. Actualmente las miras de la medicina están centradas en la cirugía y los fármacos.

Para todos nosotros la nutrición se ha convertido en un estudio que hemos de emprender por nuestra cuenta. Experimentando, descubrimos los alimentos que nos proporcionan más energía y nos hacen sentir bien.
También podemos recurrir a un buen dietista para que nos guíe.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Respeto y protejo mi cuerpo porque mi salud es importante. A medida que pasan los días mi cuerpo me parece cada vez más precioso. Amo el templo, el aula en donde vivo. Aprecio profundamente cada órgano, cada músculo, cada articulación y cada célula de mi cuerpo. Empleo todos mis sentidos para aumentar esta íntima conexión con mi yo fisico. Bendigo mí cuerpo.
Siento gratitud por mi cuerpo. Amo mi cuerpo. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

7. La superación de lo negativo.
Afirmación: «Con amor podemos superarlo todo».
Se nos han dado todos los sentimientos que necesitamos para pasar por una gran variedad de experiencias. No falta nada. No hay sentimientos buenos y sentimientos malos. Sólo hay sentimientos, y cuando nos permitimos experimentarlos, después simplemente se van. En cambio, si huimos de ellos, estarán siempre ahí aguardándonos. O quizá nos volvamos insensibles y lleguemos al punto en que ni siquiera sepamos lo que sentimos.
Los sentimientos no son otra cosa que pensamientos en movimiento dentro de nuestro cuerpo. Cuando comprendamos que nosotros creamos nuestros propios sentimientos mediante los pensamientos que escogemos pensar, entonces tendremos la capacidad de hacer otras opciones y de crear diferentes experiencias.
A veces creamos la necesidad de sentirnos solos. Esto suele tener su origen en temores de la infancia. Otro motivo puede ser el no aceptarnos a nosotros mismos como personas. ¿Cuán a menudo has dicho: «Quiero que alguien me ame»? Bueno, pues, tú eres alguien. Si no tienes amor en tu vida, probablemente se debe a que tú tampoco te amas. Si no soportas estar contigo, ¿por qué habría de desear otra persona tu compañía?

Reacción inicial al recibir el diagnóstico
Cuando se les diagnostica una enfermedad grave, la mayoría de las personas reaccionan con:
1. Miedo y pánico.
2. Negación.
3. Rabia y depresión.
4. Desesperanza.
La primera reacción es de miedo y pánico, una reacción muy normal.
Uno se encuentra ante lo desconocido, ha oído contar muchas historias de horror, y el pronóstico general es de «irrecuperable», «terminal».
A esta reacción suele seguir una fase de negación: «No me puede pasar esto a mí», «No, no puede ser», «Yo no tengo la culpa». Y entonces la rabia se interioriza y se convierte en depresión: «No hay nada que hacer, sólo sentarme y esperar».
Puede ser que esto se transforme en un sentimiento de desesperanza:
«No resultará», «¿De qué sirve?», «¿Para qué intentarlo?», «Más vale que haga el testamento y renuncie».
Muchas veces aparece un sentimiento de pesar y arrepentimiento, que es muy destructivo, que nos hace pensar cosas como: «Si no hubiera hecho esto, ahora estaría bien». Y eso sencillamente es ficticio. La realidad es que la situación en que uno se encuentra ahora es un reflejo de lo que uno era, de dónde se encontraba, en aquel punto del tiempo y del espacio. La aceptación es el primer paso hacia la paz interior y el amor a uno mismo.
Es normal pasar por todas estas fases. También es normal sobrepasarlas. Permítete experimentar todos estos sentimientos. Llora, enfurécete, desahoga el mal humor, permite a tu cuerpo expresar todo lo que pasa en tu interior. Luego pregúntate: «¿Qué puedo hacer para
mejorar?». Entonces es cuando debes tender la mano en busca de ayuda.

La rabia
Hay mucha rabia contra las enfermedades que ponen en peligro la vida, contra la enfermedad en sí. La gente se pregunta: «¿Por qué yo?».
A menudo la enfermedad saca a relucir viejas rabias que han estado soterradas durante años. Rabia contra nuestros padres por menospreciarnos cuando éramos niños o adolescentes, o porque nos rechazaron cuando no realizamos sus sueños.

Luego está la rabia contra los amigos y amantes que no nos apoyan
como querríamos. Son tantos al parecer los que no comprenden... Sentimos rabia contra nosotros mismos por crear las condiciones que permitieron a la enfermedad apoderarse de nuestro cuerpo. Nos sentimos impotentes y desamparados. Sentimos rabia por tener que depender de otros, y al ver morir a amigos y seres queridos.

Hay mucha rabia contra los médicos, porque no saben realmente qué hacer y muchas veces, con cruel insensibilidad, nos sentencian a muerte.
Sentimos rabia por el enorme coste económico de los tratamientos y fármacos que no nos sanan, y contra el personal sanitario por no hacer más. Sentimos muchísima rabia, furia y desamparo. ¿Qué hacer con todos estos sentimientos tan intensos? ¿Cómo manejar la rabia de forma positiva?

Tragárnosla y dejar que se instale en nuestro cuerpo no aportará nada a nuestra curación. Debemos dejar salir estos sentimientos.
Podemos hacer varias cosas. Podemos hablar con las personas con las cuales estamos enfadados y liberar así nuestros sentimientos, pero demasiado a menudo nos resulta imposible hacerlo. Entonces buscamos otros métodos. Pateamos almohadones, golpeamos la cama, lloramos y gritamos en el coche o sobre la almohada, damos puñetazos a un saco de arena en el gimnasio, o bien corremos o jugamos al tenis.

Podemos meditar y dejar fluir libremente nuestra rabia, y luego perdonarnos a nosotros mismos y a los demás. Podemos hablar o chillar frente al espejo. Siempre que sintamos rabia contra otra persona durante la meditación o en el ejercicio con el espejo, tenemos que terminar perdonándola, diciéndonos que lo que realmente deseamos es su amor y su aprobación. Si no lo hacemos así, entonces el ejercicio será sólo una afirmación negativa que no nos aportará curación. Hay diferencia entre liberarse de viejas- rabias y sólo revivirlas. El acto de perdonar nos sirve para olvidarlas.

Ejercicio para la rabia
He aquí un ejercicio cuya finalidad es dejar que se vaya la rabia que sentimos tan a menudo:
Mírate a los ojos en el espejo. Contémplate a ti o ve a la persona que crees que te ha hecho daño. Siente toda la rabia que te invade. Comienza a decirle a esa persona todo aquello por lo cual te has enojado tanto.
Manifiesta toda la rabia que te sea necesaria. Podrías decir algo así:
1. Me enfadé contigo porque...
2. Me ha dolido mucho que tú ...
3. Tengo mucho miedo porque...
4. Con toda franqueza, lo que me gustaría hacerte es...

Sácalo todo. Cuando hayas terminado de expresar tu enfado con esa persona, di más o menos:
5. Bueno, pues, ya está, eso es todo.
6. Te libero y te dejo ir.
7. ¿Cuál de mis creencias ha originado esto?
8. ¿Qué creencia podría cambiar para dejar de sentir tanta rabia?

El miedo
La enfermedad, sobre todo actualmente el sida, nos enfrenta con nuestros mayores temores: miedo a la pérdida, miedo al rechazo, miedo al desamparo y a la soledad, miedo al dolor y, ciertamente, miedo a la muerte.
Es normal sentir estos temores. Reconocemos que están ahí y deseamos superarlos. Recuerda, tu miedo es siempre peor que la realidad.
El miedo a la pérdida puede ser tremendo para la persona afectada por la enfermedad. Hay una pérdida de independencia. Para muchos hay un cambio de apariencia física. Puede darse la pérdida de la identidad laboral.
Es posible que se experimente anticipadamente la pérdida de cada persona, lugar u objeto querido.
Aquí es donde resulta tan útil el grupo de apoyo. Sí, habla de tus temores, no para insistir en ellos, sino para encontrar la forma de ponerlos en perspectiva. Descubre qué hacen los demás para manejar sus miedos.
Aléjate de las personas que tienen actitudes negativas. Necesitas en tu vida a todos los ganadores y todas las personas positivas que puedas encontrar.
Algo tan simple como respirar te resultará muy útil. Respirar plena y profundamente es muy relajante para el cuerpo y la mente. Hazlo muy a menudo durante el día. Se piensa con mucha mayor claridad cuando se está relajado, y entonces no se llega impulsivamente a las peores
conclusiones. A muchos les da buen resultado la meditación. La afirmación «Todo está bien» suele proporcionar paz y tranquilidad.

Cuando cambiamos de actitud también cambian nuestras experiencias.
Es importante hablar con alguien de la eventualidad de la muerte. Al margen de quiénes somos o de la enfermedad que nos afecta, es una experiencia por la que todos vamos a pasar.
¿Cuáles son tus sentimientos sobre la muerte? ¿Qué crees que te sucederá cuando mueras? ¿Te educaron bajo la amenaza del fuego del infierno? ¿Crees realmente que vas a arder en el infierno eternamente? Si has aceptado este concepto, entonces la idea de morir te debe de
aterrorizar. ¿Quieres cambiar esa creencia? Eres una persona adulta ahora; puedes hacer nuevas opciones con respecto a todo, tu religión incluida.
Créate un concepto sobre la muerte que verdaderamente te apoye.
Entonces puedes relajarte y vivir.

La culpa
La culpa es otro sentimiento que necesitamos eliminar lo más pronto posible. Fuera de hacernos sentir mal, la culpa no tiene la menor finalidad.
No la necesitamos para nada. Estamos en el proceso de amarnos a nosotros mismos. Lamentablemente, a muchísimos de nosotros se nos manipuló cuando éramos niños mediante la culpa para que nos portáramos bien. Consiguientemente, vivimos todo el tiempo bajo un manto de culpa por algo. O pensamos que la única forma de conseguir algo de los demás es haciéndolos sentir culpables. Nada de eso es en absoluto curativo.

También están todas aquellas personas que, por el motivo que fuere, han aceptado la culpa de no valer lo suficiente. Sea cual fuere el motivo, es hora ya de dejar que la culpa se vaya. El pasado es eso, pasado, y no podemos cambiarlo, pero ahora podemos liberarnos de él, olvidarlo. Por lo tanto, tomemos nuestra energía y utilicémosla para encontrar la forma de curarnos a nosotros mismos. «Me amo y me acepto exactamente tal como soy», es una buena afirmación para disolver la culpa.

El resentimiento
El resentimiento no es otra cosa que rabia soterrada. En lugar de expresar la rabia de forma positiva, nos la tragamos, o pensamos que no tenemos derecho a estar enfadados, y entonces nos sentimos resentidos e incluso puede ser que deprimidos. El principal problema del resentimiento es que se aloja en el cuerpo. A su tiempo, si lo vamos acumulando, comienza a corroer nuestros órganos o articulaciones. El cáncer es el resultado extremo de resentimientos guardados durante mucho tiempo. No vale la pena aferrarnos a las viejas heridas. Dejémoslas ir. Nuestra salud es un buen motivo para hacerlo. ¿Cómo? Pues, mediante el antiguo y buen perdón.

Una emoción que suele acompañar al resentimiento es la aflicción.
Nuestro proceso de curación se beneficiará muchísimo si aprendemos a hacer frente a esta poderosa emoción y a servirnos de ella para nuestro bien, a la vez que mejoraremos nuestra vida en general, para nosotros y para los que nos rodean.

El duelo.
El pesar por la muerte de un ser querido puede ser muy intenso y avasallador, y necesitamos sacar fuerzas de nuestras más profundas reservas para afrontarlo. No hay respuestas fáciles. Cada persona encuentra su propia manera de encarar la situación. Los grupos de apoyo y los amigos nos ayudan a aliviar el dolor.
La meditación para liberarnos de la aflicción nos puede ser, muy útil. Actualmente, en la mayoría de las ciudades existen grupos especializados en ayudar a los que se encuentran en esta situación a manejar y soportar estos intensos sentimientos.

Cuando hemos perdido a un ser querido podemos considerar la situación de otra manera. Yo creo que siempre estamos conectados con las personas que amamos y que podemos comunicarnos con ellas en cualquier momento. Puede que hayan abandonado el plano físico, pero a pesar de ello la conexión permanece en los planos espiritual y mental.

¿Acaso no tenemos memoria? ¿Acaso nuestros seres queridos han dejado de existir?
¿No son para nosotros verdaderas realidades?
Al haber abandonado el plano terrenal, ya no están atados por nuestros problemas y temores. Ahora tienen una eterna perspectiva cósmica de la
vida. Sus puntos de vista se han ampliado de tal manera que nos pueden
dar consejos que no están limitados por el pensamiento humano. Nosotros vemos parte de una vida, ellos ven muchos planos de acción y la urdimbre de muchas vidas. Podemos conversar con ellos y completar cualquier asunto que haya quedado inconcluso. Podemos pedirles ayuda para resolver cualquier problema. Pidámosles que nos ayuden a liberarnos de nuestra aflicción. La pérdida sólo se da en el plano físico; las demás conexiones permanecen. No nos alejemos de ellos, sigamos conectados.
También existe un remedio que nos puede ayudar cuando nos enfrentamos al duelo. A través de mis estudios, he descubierto un remedio floral de Bach para aliviar el dolor que se siente ante la pérdida de un ser querido. Se trata de la esencia de una flor llamada Estrella de Belén (Ornithogalum umbellatum). Esta esencia floral es completamente inofensiva, no hace ningún daño y cualquiera la puede tomar. Unas pocas gotas varias veces al día ayudan a aliviar el dolor. No cambia la situación, pero alivia el agudo dolor del vacío por un tiempo.

Ejercicio para el duelo
Mi amigo Samuel Kirschner ha escrito un maravilloso ejercicio para aliviar la aflicción:
«Respira; inspira y espira. Observa tu respiración y ponte en armonía con ella. Observa tus sentimientos; observa tus pensamientos y acéptalos, todos.
»Imagínate y contémplate caminando por el sendero de un bosque. Es un día precioso y sopla una ligera brisa; los rayos del sol penetran por entre los árboles. Llegas a la orilla de un río; a medida que acercas, ves que el río es ancho y muy largo. Continúa respirando. Al acercarte al agua ves un reflejo en ella, es tu reflejo. El agua comienza a moverse y a formar pequeñas olas, y entonces tu reflejo se hace borroso. Al levantar la vista ves una pequeña embarcación, y en ella hay una presencia que en seguida identificas: es tu espíritu guía.
»La embarcación se acerca cada vez más y tu guía te invita a subir.
Subes a la embarcación con gran confianza. La embarcación se mueve río abajo  sosegadamente; la lleva la corriente. Te sientes apoyado, tranquilizado y a salvo. A medida que avanza la embarcación a la deriva, la luz se va haciendo más intensa, y llega a ser tan intensa que casi no puedes mirarla. Sientes cómo la luz se va haciendo cada vez más
acogedora y más agradable y te sientes cada vez más atraído por ella. La luz te atrae y deseas entrar en ella.

»Ahora levantas la mirada y ves un pequeño islote. La luz va atrayendo la embarcación. A medida que te acercas, ves un palacio de cristal y la luz va adquiriendo una tonalidad azul celeste. Al llegar al islote distingues muchas presencias. No son corporales, están hechas de luz. Estas presencias te ayudan a bajarte de la embarcación y te llevan hacia el palacio de cristal, junto con tu espíritu guía, que va detrás de ti.
»Entonces comienzas a reconocer a las personas que conociste una vez y que han muerto, y todas están alrededor del palacio de cristal.
»Te conducen al interior del palacio, a una enorme habitación acristalada. Uno por uno, vas reconociendo a todos aquellos que te fueron queridos y que abandonaron la vida física; y ahora tienes la oportunidad de hablarles, y entonces les dices, de uno en uno, todo lo que no les dijiste antes de que se fueran. Y ellos te contestan. Puedes preguntarles todo lo que quieras y ellos te responderán con agrado. Todos parecen muy felices y tranquilos.

»Te permites expresar todos tus sentimientos, porque hacerlo es seguro, aceptable y bien acogido. Les dices cuánto los añoras. Les dices cuánto influyeron en tu vida, lo unido que te sentías a ellos, y lo difícil y precipitada que fue su partida. Ellos comprenden y aceptan todo lo que les manifiestas.
»Y les dices lo que significa para ti su ausencia, les hablas del miedo que sientes por ti. Les pides su perdón y 1o recibe de forma tan completa que te perdonas a ti mismo. Y tu espíritu guía te apoya y te consuela. Y hay mucho más aún... A medida que sigues, les dices que sus vidas no fueron en vano, les dices lo mucho que enriquecieron la tuya, lo mucho que significaron para ti. Les pides que se mantengan en contacto contigo, que te guíen.
»Sigue respirando y pasando por esta experiencia. Si tus padres han muerto, también los ves, así como a familiares, amigos, amantes... Sigue respirando. Y ahora, saca afuera toda la aflicción: la luz la absorberá. Está bien sentir lo que estás sintiendo en este momento preciso.
»Si te apetece, vuélvete a alguien y abrázalo, y déjate abrazar.

Empieza a sentir cómo se expande tu pecho. Inspira más aire. Respira hondamente y déjalo salir todo. Ahora te acercas lentamente a los últimos de estos hermosos seres de luz con los cuales has conectado. Todos agitan sus manos en señal de despedida. Todos te aman y te comprenden.
»Sabes que estarás con ellos nuevamente, pero ahora tienes que regresar. Aún eres un cuerpo humano, y aún tienes cosas que realizar, lecciones que aprender y trabajo que hacer. Al despedirte, sabes ahora que estás seguro y a salvo, que ellos están seguros y a salvo y que no hay ninguna separación. También sabes que siempre que quieres conectar con ellos, puedes volver a la isla del palacio de cristal.

»Junto a tu guía, regresas a la embarcación. La luz a aún muy intensa y tentadora, pero debes volver. Os embarcáis y remontáis el río, de regreso.
Al mirar hacia atrás la luz todavía es muy intensa. El río limpia todas tus lágrimas, y lentamente la luz se va haciendo menos intensa, se va debilitando, y tu guía te agradece tu buena disposición para ser humano y te guíen de regreso a la orilla. Y tú ves tu reflejo en el agua, nítido, brillante. Has regresado, y la aflicción se ha ido.»

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Me abro para recibir la energía, la felicidad y la paz. Elijo construir mi vida sobre la base de la esperanza, el valor y el amor. Ahora acepto todo lo bueno como normal y natural para mí. El amor es en mi mundo un poder curativo milagroso. Por medio del amor, me hago cargo de la reconstrucción de mi vida. Tenemos el poder y la fuerza para superar lo que parece insuperable. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

8. El perdón: la senda hacia la libertad personal.
Afirmación: «Estoy dispuesto a perdonar».

El perdón
Nuestro objetivo último es el amor, y el camino hacia el amor pasa por el perdón. A través de todo el libro, ya lo habrás notado, vuelvo una y otra vez al tema del amor y el perdón. Sí, es simplista. Y funciona. El amor es la respuesta sanadora. Si tenemos dificultad para amarnos a nosotros mismos se debe generalmente a que estamos atascados en la zona del perdón.
Repasamos todas nuestras justificaciones y adoptamos una actitud engreída. Puede que seamos «justos», pero no somos felices. Estamos atascados, y es posible que culpemos a todo y a todos, y no examinemos nuestra mala disposición para olvidar.
Los beneficios del perdón pueden ser tan pequeños como sentirse algo más ligeros y libres para que puedan darse los milagros en nuestra vida. Y no es preciso saber cómo perdonar. Todo lo que necesitamos es estar dispuestos a hacerlo.
La «disposición» a perdonar abre las puertas y encuentra la forma. A veces incluso, la otra persona puede llamar para hablar del problema, de modo que ambos podáis despejar la atmósfera.

Ejercicio para el perdón
Todos los problemas de nuestras relaciones suelen estar ligados a una falta de perdón en una u otra de las partes afectadas. Disolvamos esto. Y recuerda que todo lo que necesitas hacer es comenzar por ti. He aquí un sencillo ejercicio para aumentar tu conciencia y tu capacidad de perdonar:

1. Pregúntate qué es lo que te resulta más difícil de perdonar. ¿A quién te resulta más difícil perdonar? ¿Por qué?
2. Sabes que podrías perdonar a esa persona si realmente quisieras. ¿Qué te retiene? ¿A qué te aferras?
3. ¿Qué serías capaz de dar a cambio de esta negatividad? ¿Podrías dar comprensión en respuesta al abandono? ¿Podrías dar compasión en respuesta a la injuria y la traición? ¿Podrías sencillamente dar perdón?
4. ¿Realmente quieres cambiar la antigua creencia «Soy una persona digna de abuso» por esta otra: «Soy una persona digna de aprecio»?
5. ¿Hasta qué punto serias capaz de renunciar a las viejas ideas a cambio de la nueva libertad que te traería el perdón?

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Nadie puede arrebatarme jamás aquello que es mío por derecho propio.
Aunque es posible que no sepa cómo perdonar, me dispongo a comenzar el proceso, sabiendo que encontraré ayuda en todos los aspectos de mi vida.
Elijo perdonar a todo aquel que alguna vez haya hecho algo negativo. Este es mi día del perdón. Me perdono por todo el daño que hice en el pasado, a mí y a los demás. Me libero de la carga de la culpa y la vergüenza. Me alejo del pasado y vivo en este momento con alegría y aceptación. Ellos son libres y yo soy libre. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

9. La formación de una actitud positiva.
Afirmación: «Escojo disfrutar de mi precioso día».
Vivir con una enfermedad es una enorme lección de «aceptación de la realidad». Evidentemente, no se trata de una experiencia que deseemos en absoluto conscientemente. Pero la enfermedad existe y podemos contraerla. Después de experimentar las fases iniciales de miedo, negación, rabia y resignación desesperada, necesitamos pasar a una fase más positiva. La enfermedad es un tiempo de aprendizaje. ¿Qué podemos aprender de ella y cómo podemos mejorar nuestra salud?

Quizá estamos enojados con nuestra enfermedad y empleamos la rabia que sentimos como acicate para tratar de erradicarla con todos los medios de que disponemos.
No necesitamos estar enojados con nosotros mismos. Aun cuando veamos claramente cómo hemos contribuido a la enfermedad, no tenemos que complicar nuestros problemas añadiendo rabia contra nosotros mismos.

El trabajo con el espejo
Una de las cosas que podemos hacer es trabajar diariamente con el espejo. Siéntate frente al espejo, mírate amorosamente a los ojos y di algo así: «Te quiero, verdaderamente te quiero».

Hazlo antes que nada por la mañana y al final del día, lo último de todo. Si es posible, hazlo con frecuencia durante el día. Si surgen sentimientos molestos, siéntate, y déjalos pasar. Sólo son las viejas ideas con que te ponías trabas en el pasado. Estos pensamientos negativos van a ser eliminados por tu buena disposición a amarte.
También puedes mirarte al espejo, primero que nada, por la mañana y decirte: «Te quiero. ¿Qué puedo hacer por ti hoy para hacerte feliz?».
Luego escucha tus necesidades interiores. Puede que para ese día baste algo insignificante. A medida que pasen los días, comenzarás a confiar en ti mismo y descubrirás que es más fácil confiar en los demás.
Si sucede algo que te resulta desagradable, mírate inmediatamente en el espejo y di: «Está bien, está bien. Te sigo queriendo». Necesitas recordar siempre que el amor por ti es más importante que cualquier acontecimiento que ocurra. El acontecimiento pasará; tu amor puede ser una constante.
Si sucede algo maravilloso, mírate en el espejo y di: «Gracias».
Agradécete el bien que hay en tu vida. Cuanto más te aprecies, tanto más habrá por apreciar.

Mírate a los ojos y di: «Te perdono y te amo». Todos tenemos cosas que perdonarnos. A veces somos muy duros y críticos con nosotros mismos. Nos castigamos por cualquier error, por pequeño que sea.
Podemos practicar el perdón día a día.
Utiliza el espejo para hablar con otras personas. Puedes decirles cosas que temes decirles cara a cara. Puedes aclarar viejos asuntos. Puedes perdonarlas. Puedes pedirles amor y aprobación.

El trabajo con el espejo en tu curación personal

También podemos emplear el espejo para curarnos. El espejo siempre nos dice la verdad sobre nosotros mismos. Y cuando le decimos lo que queremos, eso es lo que refleja. Podrías comenzar diciendo algo así:
«Quiero cuidarte y ocuparme de ti. Tú y yo haremos todo lo que podamos para sanarnos. Me dispongo a aprender todo lo que necesito aprender. Me dispongo a cambiar y a crecer. Ahora atraigo hacia mí todo aquello que necesito en el plano físico para este proceso curativo. Con amor bendigo a esta enfermedad llamada..., la libero y la dejo ir. Amo mi sistema inmunitario y hago todo lo que está en mi mano para que llegue a ser fuerte y sano. Me es fácil seguir estas nuevas prácticas de salud. Mi cuerpo se fortalece a medida que pasan los días. Me siento mejor y me veo mejor.
Estoy en paz. Todo está bien en mi mundo.»
Esta forma de comenzar el día propicia un estado de ánimo positivo, la única manera de encontrar alguna respuesta. No podemos esperar pasivamente un tratamiento por parte de los médicos. Debemos descubrir qué podemos hacer por nosotros mismos que refuerce nuestro sistema inmunitario. El ejercicio ayuda, como también la meditación y la visualización. La medicina más beneficiosa es una actitud mental positiva.
Y, por supuesto, el amor, el amor por nosotros mismos y por los demás, es el estimulante más poderoso que se conoce del sistema inmunitario.

El motivo de que muchos de nosotros tengamos problemas con el espejo es que nos dice la verdad. Somos conscientes de lo que realmente pensamos de nosotros mismos cuando nos miramos en el espejo. Si no nos amamos, nos resultará muy doloroso mirarnos a los ojos, y criticaremos nuestra apariencia. He observado que incluso las personas más hermosas critican su apariencia cuando no se aman.

Por otro lado, el espejo es uno de los instrumentos más poderosos cuando queremos hacer cambios en nuestra vida. Sólo mirarnos en él, diciéndonos cosas positivas, o hacer el trabajo con el espejo, como yo lo llamo, nos ahorra mucho tiempo en nuestro proceso de cambio.
He visto a muchas personas cambiar su vida por el sencillo método de mirarse en el espejo y decir: «Te quiero, de verdad te quiero». Al principio parece falso e incluso extraño. Este ejercicio puede hacer surgir rabia o tristeza, y hasta miedo. Sin embargo, si continuamos haciendo esta simple afirmación cada vez que nos miramos en el espejo, nuestra energía interior comienza a aumentar, disolviendo pensamientos y conductas destructivos.

Con el tiempo, descubrimos que realmente nos amamos a nosotros mismos.
Puedes usar el espejo para decirle a alguien lo que temes decirle en persona. Habla con tus padres, tu amante, tu jefe, tu médico, con toda persona con quien desees o necesites aclarar cosas. Si has estado ocultando algo, practica la forma de revelarlo, pídele a tu jefe un aumento
de sueldo, o declárale tu amor a alguien o dile que le perdonas. Es impresionante cómo algo así puede aclarar la atmósfera; y la próxima vez que veas a esa persona, algo habrá ocurrido. Si te has distanciado de tus padres, usa el espejo para despejar el camino entre vosotros. Mírate en el espejo y di a tu padre (o a tu madre): «Papá (o mamá), quiero que sepas quién soy realmente». Y luego diles que eres una persona maravillosa. Diles lo que quieres de ellos. Diles cómo te gustaría que fuese tu relación con ellos. Y siempre acaba haciéndoles saber que deseas su amor y su aprobación. Si lo haces así diariamente durante unas dos o tres semanas y luego vienen a verte o tú los visitas, te sorprenderás del cambio en ellos.

Hacer frente positivamente a lo negativo
Si tienes una enfermedad que pone en peligro tu vida, no apuntes sólo al objetivo de volver a donde estabas antes de enfermar. No era un lugar bueno para estar; si lo hubiera sido, no habrías contraído la enfermedad.
Buscamos curas milagrosas, la píldora mágica, la reparación instantánea. Sí, tanto los medicamentos naturales como los químicos pueden ser buenos, pero son sólo un aspecto de la curación. El cuerpo, la mente y el espíritu deben formar un todo. Si mañana se descubriera la
medicina milagrosa que eliminara instantánea mente tu enfermedad, ¿realmente te habrías curado y sanado del todo? ¿O aceptarías la cura para el cuerpo y continuarías inmediatamente con tu viejo estilo de vida mental y física, sólo para crear otra enfermedad?
Esta es tu vida. Lo que hagas con ella es cosa tuya. Ninguna terapia ni ningún sanador colaborará contigo si tú no quieres que lo haga. Si decides adoptar un papel activo en tu proceso de curación, hazlo con alegría y amor. Posees el don de aprender sobre tu propio poder.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Escojo pensamientos de curación, pensamientos positivos. Así como las estrellas y los planetas están en su órbita perfecta según el orden divino, así también estoy yo. Puede que mi mente humana y limitada no comprenda todo lo que pasa, pero sé que, en el plano cósmico, debo de estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado y haciendo lo adecuado. Esta experiencia es un paso en el camino hacia una nueva conciencia y una mayor gloria. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

10. El conocimiento del sistema inmunitario.
Afirmación: «Mi sistema inmunitario se hace más fuerte cada día».
Nuestro sistema inmunitario es el guardián de nuestro cuerpo. Es eficiente y leal. Ha estado trabajando desde antes de que naciéramos.
Destruye a los invasores y nos mantiene sanos. Para tener y mantener una buena salud necesitamos un sistema inmunitario fuerte. ¿Has dado alguna vez las gracias a tu sistema inmunitario? Si nunca lo has hecho, hazlo ahora mismo.
Estamos aprendiendo que el amor es el estimulante más poderoso que se conoce del sistema inmunitario. Si el amor lo estimula, entonces, ¿qué es lo que lo merma, obstaculiza y debilita? El resentimiento, el miedo, la depresión, la rabia, la envidia, la desesperación, el rechazo, el pesar, la lástima y el odio a uno mismo. ¿Cuán a menudo y por cuánto tiempo te
complaces en emociones inmunodepresoras? Es normal que todas estas emociones fluyan brevemente en nosotros a su debido tiempo. Sin embargo, si eliges estancarte en alguna de ellas, entonces no estás ayudando a curar tu sistema inmunitario.

¿Cómo podemos cambiar nuestro sistema inmunitario? Cambiando nosotros mismos. Amándonos tal como somos. Estando dispuestos a olvidar el pasado y perdonar. Nuestro cuerpo siempre refleja el estado de nuestra conciencia en ese momento particular. Recuerda, a medida que cambiamos nuestras creencias, cambiamos también física y
emocionalmente. A medida que cambiamos, ya no necesitamos de la vieja enfermedad. Porque estamos en camino de alcanzar la plenitud y de sanarnos a nosotros mismos.

Si tenemos una pauta habitual de pensamiento negativo, ahora es el momento perfecto para cambiarla. Cuando dejamos que algo viejo se vaya, algo nuevo tiene que venir a ocupar su lugar. Podríamos hacer algo como esto. Dispónte a reemplazar:
el resentimiento por la comprensión
el miedo por la paz
la depresión por el perdón
la rabia por el amor
la envidia por la alegría
la desesperación por la esperanza
la autocompasión por la responsabilidad
el rechazo por la aceptación
el odio a uno mismo por el amor a uno mismo

Comencemos el proceso mediante una opción consciente. Cuando nos demos cuenta de que estamos resentidos, digamos: «No, escojo la comprensión». Si tenemos miedo, conectemos con nuestra paz interior. Si estamos deprimidos, dispongámonos a perdonar. Si sentimos rabia o enfado, estemos dispuestos a que eso se convierta en amor. Si nos ataca la envidia, alegrémonos por la fortuna de la otra persona. Si estamos desesperados, llamemos a la esperanza. En lugar de sentirnos como víctimas autocompasivas, dispongámonos a asumir nuestra responsabilidad. Nuestro rechazo se puede transformar en aceptación. Y el odio a nosotros mismos se puede convertir en amor si estamos dispuestos a que así sea.

No, no sucederá en un día. Las viejas pautas no se van tan rápidamente. Se han ido formando en nuestro interior durante muchos años, de modo que tomará su tiempo sustituirlas. No obstante, a medida que practicamos, los resultados se van acumulando. Después de un tiempo, descubrimos que ya pensamos de otra forma. Notamos cómo nuestras reacciones ante los acontecimientos son más tranquilas. No nos trastornamos tanto como antes. Y los acontecimientos también cambian.
Atraemos más experiencias positivas a nuestra vida. Todo esto es una estimulación positiva para nuestro sistema inmunitario y para la salud de nuestro cuerpo.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Sé que el amor es el estimulante más poderoso que se conoce del sistema inmunitario. Por lo tanto hago todo lo que puedo para aumentar el amor que siento por mí y por los demás. Con gusto disuelvo todas las pautas de pensamiento negativo que niegan o suprimen este caudal de amor.
Soy completamente inmune a todas las ideas y experiencias negativas que hay a mi alrededor. No tengo tiempo para perder en rencores y resentimientos.
Hoy dejo que mi enfermedad se vaya, porque ya no me sirve. Ahora afirmo que cada célula de mi cuerpo está reaccionando a una nueva fuerza. Me estoy renovando en cada momento de este día. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

11. Relajación, meditación, visualización, afirmaciones.
Afirmación: «Tengo los instrumentos que necesito para ayudarme».

Relajación y meditación
La relajación es esencial para el proceso curativo. Si estamos tensos y asustados, es difícil dejar que fluyan las energías curativas dentro de nosotros. Para dejar que el cuerpo se suelte y se relaje, sólo precisamos de unos instantes varias veces al día. En cualquier momento, puedes cerrar los ojos y respirar hondo unas dos o tres veces, dejando que con tu aliento se vaya cualquier tipo de tensión que sientas. Si dispones de tiempo, siéntate o échate sosegadamente y ve relajando el cuerpo a medida que te lo vas diciendo. Di en silencio: «Se están relajando los dedos de los pies, se están relajando los pies, los tobillos se aflojan», etc., trabajando con todo tu cuerpo de abajo hacia arriba. O bien puedes comenzar por la cabeza y seguir hacia abajo.

Al final de este sencillo ejercicio estarás en paz por un tiempo. Si lo repites a menudo, permanecerás en un estado de paz interior la mayor parte del tiempo. Se trata de una meditación física muy positiva. Hemos hecho de la meditación algo misterioso y difícil de realizar, cuando es uno de los procesos más antiguos y sencillos que existen para relajarse. Sí,
podemos complicarla añadiendo la respiración controlada y mantras rituales, y eso está muy bien para alumnos avanzados que desean meditar de esta manera. Sin embargo, en el fondo, meditar es muy simple, y todo el mundo puede hacerlo.

Lo único que necesitamos hacer es sentarnos o echarnos en silencio,
cerrar los ojos y respirar hondo unas cuantas veces. El cuerpo se relajará
automática mente, no tenemos que hacer nada para forzarlo. Podemos
repetir las palabras «curación», «paz», «amor», o cualquier otra que tenga sentido para nosotros. Incluso podemos decir: «Me amo», o preguntar silenciosamente: «¿Qué me hace falta saber?», o afirmar: «Deseo aprender».
Luego quedémonos sencillamente en silencio. Puede que las respuestas vengan inmediatamente o que tarden uno o dos días. No te des prisa; simplemente deja que las cosas sucedan.
Recuerda que pensar es la naturaleza de la mente, así que nunca podrás librar totalmente de pensamientos que se cuelan. Déjalos fluir. Podrías observarlos: «Ah, ahora tengo pensamientos de miedo, o pensamientos de rabia, o pensamientos de desastres...». No des importancia a estos pensamientos, déjalos pasar como ligeras nubes en un cielo de verano.
Dicen que descruzar las piernas y los brazos y colocar la columna bien recta mejora la calidad de la meditación. Es posible que sea cierto. Hazlo si lo deseas. Lo verdaderamente importante es meditar con regularidad. La práctica de la meditación es acumulativa: cuanto más se hace, más responden el cuerpo y la mente a los beneficios de la relajación, y con mayor rapidez se pueden obtener las respuestas.

Otro método fácil de meditación es contar mientras se respira, sentado en silencio y con los ojos cerrados. Cuenta uno al inspirar, dos al espirar, tres al inspirar, cuatro al espirar y así hasta diez. Después, comienza nuevamente. Si la mente se pone a vagar y de pronto te das cuenta de que vas por el número dieciocho o treinta, sencillamente vuelve a empezar. Si notas que tu mente está inquieta, preocupada por el médico o los medicamentos o haciendo la lista de la compra, simplemente vuelve a comenzar.

No hay meditación incorrecta. De cualquier forma que lo hagas, tu primer intento de meditación será correcto para ti. También puedes buscar libros que te enseñen diversos métodos de meditación. Puedes asistir a clases, lo que te proporcionará la experiencia de meditar con otras personas. Comienza por donde quieras. Y si puedes, que la meditación se convierta en hábito.

Si nunca has practicado meditación, te sugiero que comiences con sólo cinco minutos por vez. Las personas que de partida hacen sesiones de veinte o 'treinta minutos se aburren muy pronto y acaban abandonando.
Cinco minutos una o dos veces al día es un buen comienzo. Si puedes hacerlo más o menos a la misma hora cada día, tu cuerpo acabará esperando con ansia que llegue el momento. La meditación te ofrece breves periodos de descanso que son muy beneficiosos para la curación de tus emociones y de tu cuerpo.

Todos tenemos una enorme sabiduría dentro de nosotros. En nuestro interior están las respuestas a todas las preguntas que se nos ocurra plantearnos. Lamentablemente, la mayor parte del tiempo estamos tan ocupados creando e interpretando la telenovela o el drama que llamamos nuestra vida que ni siquiera podemos escuchar a nuestra sabiduría interior.
La meditación crea el espacio en que podemos callarnos y escuchar a nuestro yo interior. Tú eres un apersona muy sabia, y puedes hacerte cargo de ti. Tienes todas tus respuestas. Conéctate. Sentirás una mayor seguridad y un gran poder.

Visualización
Visualizamos constantemente; es lo mismo que imaginar. Nos representamos en nuestra imaginación cosas que han sucedido en el pasado o cosas que deseamos o tememos que sucedan en el futuro. Todos podemos visualizar o imaginar cosas. Si no lo crees, cierra los ojos y describe tu cuarto de baño. Ciertamente que puedes hacerlo, y eso es visualización.

Cuando hablamos de «hacer una visualización» queremos decir crear o describir una representación mental positiva de un acontecimiento que deseamos que nos suceda. Todos podemos hacerlo, y funciona.
Hay personas que han escrito libros enteros sobre la visualización y sus efectos benéficos en el tratamiento de enfermedades. El doctor Carl Simonton y Shakti Gawain basan la mayor parte de su trabajo en los métodos de visualización. Ve a una biblioteca y lee todo lo que puedas sobre este tema. El cuerpo, que por naturaleza es una acumulación de efectos, sigue a la mente, que es la forma causal de tales efectos. A medida que cambiamos nuestras representaciones mentales, tienen lugar cambios físicos. Esto puede ser positivo o negativo, todo depende de la forma en que pensamos o imaginamos, y estos cambios afectarán a nuestras experiencias y a nuestro cuerpo.

Son muchas las imágenes que podemos emplear para conectar mentalmente con nuestro cuerpo. Con frecuencia es mejor emplear imágenes que atraigan al niño que hay dentro de uno. No es necesario saber técnicamente cómo es o actúa una parte concreta de nuestro cuerpo.
Una imagen visual ya vale. La figura del Comecocos de los juegos de ordenador es la favorita para comerse las células enfermas. Cuando tenía cáncer, yo empleaba una imagen de agua fresca y clara que fluía a. través de mi cuerpo lavando y llevándose todos los desechos. Tu sistema
inmunitario podría ser un ejército que te protege, o un equipo de limpieza, o jardineros que limpian el jardín de malas hierbas, o cualquier otra imagen que te guste.

 Una visualización positiva consta de tres partes:
1. Una imagen del problema, dolor o enfermedad, o de la zona enferma
del cuerpo.
2. Una imagen de una fuerza positiva que elimina este problema.
3. Una imagen del cuerpo que se va reconstruyendo hasta la salud
perfecta, y luego se mueve por la vida con energía y facilidad.

Sea cual sea el problema físico que tengas, es mejor que escojas una visualización que tenga sentido para ti. Luego tómate unos minutos tres veces al día para sentarte en silencio. Relajate el cuerpo con varias respiraciones profundas. Permítete estar en paz. Tal vez podrías poner
música suave. También podrías tener grabada en una cinta la visualización, o bien ir formándola en tu cabeza. Cuando hayas terminado, tómate unos instantes para absorber o asimilar esta experiencia positiva. Las células de tu cuerpo estarán respondiendo a tus imágenes mentales. Se refuerza el efecto al repetir la visualización. No te preocupes si no puedes «ver» mentalmente aquello en lo que piensas. De todos modos funcionará.
Las mejores visualizaciones las encontrarás en tu interior. No temas elaborar tu propio instrumental de curación. Algunas personas se imaginan una goma de borrar que va eliminando los virus o el tumor. Haz lo que te parezca mejor. Siempre sabrás exactamente lo que necesitas.
Recuerda, tienes una imaginación maravillosa; utiliza de forma positiva para contribuir a tu curación. No pierdas el tiempo imaginándote los peores guiones, cuando puedes utilizar esa misma energía para crear perspectivas positivas, que a su vez ayudarán a producir cambios milagrosos en tu interior y en tu vida.

Afirmaciones
De la misma manera que las visualizaciones, las afirmaciones son algo que hacemos continuamente. Son las palabras y frases que pensamos y decimos normalmente. Nos pasamos el día entero haciendo afirmaciones.
¿Qué fue lo último que te dijiste anoche, justo antes de dormirte? Eso fue una afirmación y contribuyó a la calidad de tu sueño y de tus sueños. ¿Qué fue lo primero que te dijiste esta mañana al despertar? Eso también fue una afirmación con la que marcaste tu día. Normalmente pasan por nuestra cabeza más afirmaciones negativas que positivas.

Cuando hablamos de «hacer afirmaciones» queremos decir crear declaraciones claras y categóricas para lograr cambios positivos en nuestra vida. Por supuesto que estas afirmaciones no son ciertas cuando las haces por primera vez. Si ya estuvieran presentes en tu vida, no estarías ahora creándolas. Una afirmación es como la semilla plantada en la tierra: se necesita tiempo para que crezca y realice su potencial. La repetición hace crecer la afirmación desde la semilla hasta una espléndida flor. No te cierres a tu propio bien diciendo: «Bueno, hice esa afirmación tres veces y no resultó». Date tiempo para crear lo nuevo. Comienza y practica.

Todo pensamiento que pensamos y toda palabra que decimos es una afirmación, y la mayoría de nuestras afirmaciones son negativas, quizá porque no nos damos cuenta de que esas palabras están dando forma a nuestras experiencias futuras. Sin embargo, cuando hablamos de «hacer afirmaciones», queremos decir crear frases específicas, para aportar algo
nuevo a nuestra vida o para eliminar algo que ya no deseamos en ella. La forma en que lo hacemos es importante. Si mi trabajo no me gusta y deseo tener otro, no puedo usar la afirmación: «Odio este trabajo» y esperar que de ello salga algo bueno. «Odio este trabajo» es una afirmación negativa y sólo me dejará clavada donde digo que no quiero estar, no me traerá un nuevo y maravilloso trabajo.
Si abandonas algo con rabia y odio, crearás rabia y odio en el nuevo lugar, porque eso es lo que tu subconsciente pensará que deseas. Esto es cierto para el trabajo, para las relaciones y para el cuerpo. Si odias tu cuerpo, será muy difícil que consigas una curación duradera.
La forma positiva de lograr un buen trabajo sería decir algo así:
«Bendigo este trabajo con amor y ahora lo libero y lo entrego a alguien que esté contento de tenerlo y que lo hará mejor de lo que yo lo he hecho.
Ahora me abro a un nuevo y maravilloso trabajo, creativo y satisfactorio, en un lugar hermoso, con personas con las que me entiendo y con un buen salario. Alguien está buscando exactamente lo que yo tengo para ofrecer.
Se nos pone en contacto de la forma más encantadora. Doy las gracias de que sea así.»
También podrías decir sencillamente: «Libero esta experiencia con amor y ahora me abro a un nuevo y maravilloso trabajo».

A veces las afirmaciones breves son las más efectivas porque se pueden repetir una y otra vez. «Ahora acepto un nuevo y maravilloso trabajo», repetido durante todo el día, nos pone a punto para nuevas oportunidades. A mí me gusta cantar mis afirmaciones, proporcionarles un ritmo y dejarlas que suenen en el fondo de mi mente. Algunas personas las escriben diez, treinta o cien veces. Sea cual fuere el método que emplees, funcionará, si dejas que estas afirmaciones reemplacen a tus pensamientos negativos sobre el tema.
«Estoy dispuesto a perdonar» es una estupenda afirmación. Todos tenemos mucho trabajo de perdón que hacer, y la mayoría no está nada dispuesta a perdonar.
Decir que estamos «dispuestos» a perdonar abre el camino para que liberemos nuestro pasado.
Si tenemos miedo, podemos comenzar repitiendo: «Me permito estar en paz». Esta afirmación le dice al subconsciente que asumes tu responsabilidad y estás dispuesto a crear una nueva atmósfera. «No tengo miedo» no es una afirmación positiva si en este momento realmente tienes miedo.
Una afirmación siempre debe reemplazar lo negativo con lo positivo.
Quitas la mala hierba y plantas una flor en su lugar.
Si estamos resentidos, podemos comenzar afirmando: «Estoy dispuesto a superar esta experiencia», o: «Quiero perdonar». Entonces damos a nuestro subconsciente (o a
nuestro yo interior, o al Universo, como quieras llamarlo) el permiso para encontrar un nuevo camino que nos lleve más allá de la vieja experiencia.
Cuando estamos trabajando para recuperar la buena salud, podemos emplear afirmaciones como las que vienen a continuación:
- «Estoy en paz con mi cuerpo.»
- «Acepto una salud perfecta.»
- «Amo a mi cuerpo y le permito curarse.»
- «Soy fuerte e inmune.»
- «Me crezco ante las situaciones negativas.»
- «Mi espíritu es perfecto, íntegro y completo.»
- «Mi cuerpo refleja la perfección del Espíritu.»
- «Mi cabello es hermoso y fuerte, y crece de un cuero cabelludo sano y
relajado.»
- «El alimento que escojo es de la mejor calidad y nutre mi cuerpo.»
- «Elimino todos los desechos de mi cuerpo con facilidad y perfecta
regularidad.»
- «Mis glándulas son las perfectas conservadoras de mi organismo.»
El objetivo de hacer afirmaciones es liberarnos y crearnos una vida mejor.
Las afirmaciones no son ni un castigo ni un penoso trabajo. Hazlas con alegría y entusiasmo; funcionarán más rápido. Sobre todo, hazlas. Sé consciente de tus palabras y expresiones, porque también son tus afirmaciones.

La oración
Siempre se ha empleado el poder de la oración y para muchos es natural volverse a ella en épocas de necesidad.
Te sugiero que cuando ores lo hagas de forma positiva. Suplicarle a un anciano enfadado en el cielo no da buenos resultados. Siente tu unidad con el Universo y con todo lo que existe antes de comenzar a expresar tus deseos. Imagínate dialogando con Dios, y juntos encontraréis la solución.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Hoy soy una persona nueva. Me relajo y libero mis pensamientos de toda tensión. Nadie, ningún lugar, ninguna cosa me puede irritar ni molestar.
Estoy en paz. Soy una persona libre que vive en un mundo que es el reflejo de mi amor y mi comprensión. No estoy en contra de nada. Estoy a favor de todo lo que mejore la calidad de mi vida. Utilizo mis palabras y mis pensamientos como instrumentos para dar forma a mi futuro. Expreso mi gratitud con frecuencia y busco cosas por las cuales dar las gracias. Mi vida está llena de agradecimiento. Somos uno con el Poder que nos ha creado.
Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

12 . La curación de la familia.
Afirmación: «Todos formamos parte de la familia del amor».
Yo pienso que así como los hijos escogen a sus padres, los padres también escogen a sus hijos. Los hijos son grandes maestros y grandes portadores de dones. Vida tras vida volvemos para aumentar nuestra educación y nuestro crecimiento espiritual. Interaccionamos con las mismas almas una y otra vez. En cada vida desarrollamos un nuevo aspecto de nuestro crecimiento. Cuando en una vida queda algo inconcluso, habrá un intento para completarlo en otra.

De modo que hay interesantes preguntas que formular: ¿Cuáles fueron las opciones que hicimos antes de esta encarnación actual? ¿Por qué esa persona escoge a esos padres? ¿Por qué esos padres, en el plano cósmico, optan por la experiencia de tener ese hijo? ¿Cuál es la lección que todos ellos han venido a aprender?
¿Cómo manejamos la culpa de rechazar a un hijo porque «no es como nosotros» o tiene una enfermedad que nos asusta? ¿Por qué cerramos nuestro corazón? ¿Qué daño conlleva esta actitud para los rechazados y para los que rechazan? ¿Cuáles serán sus pautas y lecciones en sus siguientes vidas? Es fácil rechazar aquello que tememos. Con frecuencia huimos de lo
que tenemos que aprender, aun cuando en lo más profundo de nuestro interior sabemos que volveremos a encontrarlo nuevamente. Nublamos nuestra conciencia con preguntas como: «¿Qué pensarán los demás?», «¿Me rechazarán si proclamo mi amor por un hijo que es diferente?», «¿Pongo mis valores en las apariencias externas en lugar de hacerlo en los seres que amo?», «¿Dónde están mis prioridades, y con respecto a quién?».
No hay respuestas correctas ni equivocadas a estas preguntas. La senda es individual. Algunos hemos venido a experimentar rechazo, o dolor, o soledad, o enfermedad. Todas son oportunidades para amar y para avanzar espiritualmente. No creo que necesitemos quedarnos estancados en ninguna de nuestras elecciones negativas. Somos capaces de seguir el mensaje de nuestro corazón y de trascender cualquier experiencia negativa que tengamos.

La enfermedad es un don
Los seres queridos de las personas que están enfermas deben saber que este es un don que se les ha concedido, una oportunidad para experimentar su capacidad de dar amor, para ir más allá de las apariencias, más allá de lo que ven en el cuerpo, y para expresar el enorme amor que son capaces de dar. Los padres que abren su corazón y sus brazos a sus hijos están experimentando también grandes curaciones.
Lo más importante que puedes hacer por tus hijos, sea cual fuere su edad, es amarlos incondicionalmente, mantener abiertas las líneas de comunicación de modo que ellos puedan decírtelo todo sin temor a tu desaprobación. Sí, son diferentes de ti, y tú eres diferente de ellos. Aún podéis amaros y apoyaros mutuamente y crecer juntos mediante todas las experiencias que compartís.
Cuando escucho a padres quejarse de que sus hijos adultos ya no los llaman nunca, me pregunto en qué momento cortaron ellos las líneas de comunicación. A un niño al que se le dice con mucha frecuencia: «No digas eso», «No pienses así», «No hagas eso», «No seas así», sólo le queda alejarse y mantener su vida secreta y privada. Cuando se nos recrimina por lo que somos, dejamos de comunicarnos. Hay tantas familias que han limitado sus temas de conversación a la comida y al tiempo... Si se habla de otra cosa, en seguida surgen las desaprobaciones. Eso no es experimentar amor ni alegría.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Rodeo de armonía y amor a mi familia, mi h y mis amigos, y también a mí.
Me alejo de toda idea que me hiera, cualquiera que sea la forma en que lo haga aun cuando provenga de aquellos a quienes a Voy más allá de las limitaciones de mis seres queridos hacia un nuevo sentido de libertad para mi: Ya no impongo mis viejas limitaciones a los de son libres de ser ellos mismos.
Doy a los otros lo que yo deseo recibir. El amor y la aceptación fluyen libremente entre mi ser y todas las personas que conozca Somos uno con el Poder que nos ha creado, Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

13. La elección de nuestros padres.
Afirmación: «Hago mis elecciones con mi sabiduría interior y con amor».

La comprensión de nuestra elección.
Yo creo que nosotros escogemos a nuestro padres. Cada uno de nosotros decide encarnarse en este planeta en un momento particular del tiempo y en un lugar preciso del espacio. Hemos elegido venir aquí a aprender una lección especial que nos hará avanzar en nuestra senda
evolutiva espiritual. Escogemos nuestro sexo, el color de nuestra piel, nuestro país, y luego miramos a nuestro alrededor en busca de los padres que reflejen la pauta en la que queremos trabajar en esta vida. Los escogimos porque eran perfectos para nosotros. Ellos son la pareja perfecta de «expertos» en lo que hemos elegido aprender. Las lecciones que hemos venido a aprender calzan perfectamente con las «debilidades» de nuestros padres. Sí, escogiste los padres correctos; si no, no estarías aquí ahora. Si realmente hubieras cometido un error en la elección de padres, habrías dejado el planeta muy pronto. Pienso que esa es la causa de que nazcan niños muertos o de que mueran cuando son bebés. Esas son maneras fáciles de dejar el planeta. O bien la entidad vino demasiado pronto para la lección que tenias que aprender o se equivocó en la elección de sus padres.
Adquirimos nuestro sistema de creencias cuando somos muy pequeños y luego nos movemos por la vida creando experiencias que encajen con nuestra creencias. Mira hacia atrás en tu vida y verás cuán a menudo has pasado por las mismas experiencias. Ahora bien, yo creo que te has creado esas experiencias una y otra vez porque reflejan alguna creencia que tienes de ti. En realidad no importa durante cuánto tiempo hayamos tenido algún problema, ni lo grande que sea, ni cómo nos ha tratado la vida. Has de saber que cualquier situación negativa que haya existido en el pasado puede cambiarse ahora.

Antes de venir a este planeta, escogemos la lección en la que vamos a trabajar. De todos modos, sea cual fuere nuestra forma de enfocarlo, el tema es siempre el amor: cuánto podemos amarnos a nosotros mismos, a pesar de todo lo que hayamos hecho en nuestra vida. Y antes de venir, creo que lo primero que hacemos después de elegir nuestra lección, es escoger nuestra sexualidad. ¿Qué sexualidad vamos a tener esta vez? ¿Elijo ser mujer porque eso me proporcionará determinadas experiencias, o escojo ser hombre porque son experiencias de otro tipo lo que necesito esta vez?
¿Elijo ser heterosexual por la clase de experiencias que me ofrece, o escojo ser homosexual porque necesito experiencias totalmente diferentes? Y luego, creo que escogemos el color de nuestra piel. ¿De qué raza voy a ser esta vez? Porque según el color que elijamos tener nos encontraremos con diferentes experiencias. Y luego decidimos en qué lugar del planeta vamos a nacer. También tendremos experiencias diferentes según el lugar que escojamos. Si nacemos en África, esto significa un conjunto de circunstancias enteramente distintas de las que nos encontraremos si nacemos en Australia, Alaska, Liverpool o Los Ángeles.
Todas son circunstancias diferentes con distintos problemas que enfrentar.
Y una vez que tenemos todo esto, miramos a nuestro alrededor con mucha atención en busca de la perfecta pareja de padres que reflejen lo que venimos a aprender. Sé que muchos de nosotros, cuando crecemos, miramos a nuestros padres y decimos: «Bueno, vosotros me hicisteis así.
La culpa es vuestra». Pero yo creo que los escogimos porque eran perfectos para lo que queríamos aprender en esta vida. Y ellos nos eligieron a nosotros por la misma razón.
¿Cuán dispuestos estamos a amar? ¿Cuán dispuestos estamos a ser fieles a nuestra naturaleza? ¿Y a amarnos y apreciarnos a nosotros mismos? Todas las cosas que experimentamos son medios para nuestro crecimiento espiritual. El prejuicio es tan ridículo... Nuestras experiencias no son ni buenas ni malas, son las experiencias que nuestra alma escogió.
Y nos enfadamos cuando alguien nos dice que elegimos a nuestros padres. «¿Quién, yo? Yo no los habría escogido por padres.» Lo sé porque he pasado por lo mismo. Pero creo que si uno se hubiera equivocado con sus padres, habría abandonado esta vida muy pronto. Desde luego, antes de cumplir un año, y tal vez a las pocas horas de nacer. Si uno ha llegado hasta este momento, hoy, aquí, es que los padres que tiene son perfectos para lo que ha venido a hacer en esta vida. Y sea lo que sea aquello en lo que hemos de trabajar, lo haremos con ellos.

La vuelta a casa por vacaciones
Las vacaciones siempre fueron una época de bastante trabajo en mi consulta. Antiguos dolores de la infancia suben a la superficie, y surgen el miedo y la resistencia a visitar la casa paterna durante las vacaciones, el miedo de no pasarlo «bien» o de sentirse solo durante el período vacacional. Este miedo se amplifica si la persona está enferma. Esas vacaciones que solían ser tan felices ahora son una época de pena y soledad. Yo procuro visitar los hospitales durante las fiestas de Acción de Gracias y de Navidad, porque esos días suelen ser muy difíciles para las personas enfermas.
Todos necesitamos amor y apoyo.
Mejorarás la calidad de tus estancias en la casa de tus padres si permites a los tuyos ser exactamente quienes son. Deja de tratar de «cambiarlos». A ti no te gusta que ellos deseen cambiarte. Déjalos en paz.
Sólo dedícate a trabajar en cambiar tú y en amarte. Ese es un trabajo de jornada completa. Si de verdad quieres cambiarlos, cambia tu primero.
Entonces ellos cambiarán su forma de reaccionar ante ti, porque tú serás diferente.
Deseamos que nuestra familia nos perdone y nos ame tal como somos.
Y demasiado a menudo no estamos dispuestos a darles a ellos lo mismo. Si nuestra infancia fue dolorosa, nos resulta difícil perdonar. Limitamos nuestro crecimiento aferrándonos al pasado. Nos quedamos clavados en la experiencia de cuando teníamos cinco años, en lugar de vivir en el presente. Olvidamos que todo el mundo se comporta siempre de la mejor
manera que puede, con el conocimiento, la comprensión y la conciencia que tiene en cada momento dado. Las personas que se comportan mal son personas a las que se les enseñó a ser así. No saben cómo actuar de otra forma. La rabia y el resentimiento no las cambiarán. Se mostrarán tan tozudas como tú. El amor y el perdón hacen milagros.

La afirmación «Estoy dispuesto a perdonarte y con ello me libero a mí mismo», pone la situación en perspectiva. Porque cuando perdonas QUEDAS LIBRE. Este tipo de trabajo mental sanará las más porfiadas desavenencias familiares. Inténtalo, no tienes nada que perder; puede que incluso te dé resultado. A muchas personas les ha servido.
Pasar unos días de vacaciones en casa de tus padres puede ser una grata experiencia si no tienes ninguna expectativa. Toma cada instante
como se presenta. Ámate en presencia de tu familia. Repite interiormente una afirmación como «Me amo y me apruebo», o «Independientemente de lo que suceda, estoy a salvo y a gusto y recibo amor». Déjalos ser como son. Si en algún momento se inquietan demasiado o se ponen frenéticos, ámate lo suficiente para alejarte por unos instantes de ellos,
sosegadamente. No esperes que todo sea igual que en tu infancia. El tiempo ha pasado y la situación es distinta. Tómese tiempo para descansar y nutrirse.
Procure consumir los alimentos que ahora necesita, aunque esto signifique tener que llevarlos consigo. Su salud es más importante que los sentimientos de tu familia. Siempre puedes decir: «El doctor quiere que coma esto». Generalmente ellos respetarán a esta figura de autoridad.
Recuerda: cualquier problema que tengas con tu familia puede estar relacionado con una falta de amor y de perdón. Cuando nos disgusta algo que «nos han hecho», no estamos dispuestos a perdonar a la persona que nos hirió por lo que era en ese particular momento. Ir a pasar las vacaciones con la familia puede convertirse en un alegre período para aprender esta lección. Cuando amamos y perdonamos, sólo puede existir paz en nuestro interior.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Hace mucho tiempo escogí a estas personas especiales que son mis padres porque sabía lo importantes que serían para mi crecimiento espiritual. También sé que ellos me escogieron a mí con el mismo propósito.
Estamos realizando nuestro aprendizaje lo mejor que podemos, amándonos mutuamente tanto como somos capaces en cada momento. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

14. Nuestra sexualidad
Afirmación: «Estoy en paz con mi sexualidad; es perfecta para mí».
Cuando la sociedad dictamina que somos «buenos» o «malos» por nuestra forma de ser o de expresarnos, se nos hace difícil sobrevivir.
Empezamos a escondernos o a «ser otra persona», para agradar a los demás. Esto nunca da resultado y nos hace mucho daño.
Al ir creciendo, todos desarrollamos nuestra conducta sexual propia, única y divina. Lamentablemente, se han menospreciado y rebajado los sentimientos sexuales naturales de ciertas personas. Con mucha frecuencia sus padres les hacen saber que ser homosexual es absolutamente inaceptable, de modo que estos niños aprenden a esconder quiénes son.
Aparece un sentimiento de vergüenza y luego se produce una separación inevitable de sus padres, lo que les hace difícil mostrarse abiertos y honestos con su familia.
Lo que la mayor parte de la gente no comprende es que al hablar de
homosexualidad no nos estamos refiriendo a una elección de comportamiento. Estamos hablando de ser. Si a una persona heterosexual se le dijera que tiene que hacerse homosexual para ser aceptable, le resultaría imposible. Sin embargo, la sociedad heterosexual con frecuencia supone que a los homosexuales les tiene que resultar fácil «sencillamente cambiar» en lugar de aceptarse a sí mismos y también a los heterosexuales.

Debido a esta forma de pensar es habitual que la gente tenga prejuicios contra los homosexuales. ¿Cuándo vamos a aprender que el objetivo de la vida es el amor incondicional? No hay ningún grupo de personas que sea peor o mejor que otro. Todos estamos exactamente donde estamos en la escalera del crecimiento espiritual. El prejuicio sólo nos detiene y nos obstaculiza en nuestra propia evolución.
La orientación sexual es algo temporal, escogido para esta vida. Yo creo que todos volvemos una vez tras otra y llegamos a experimentar todas las situaciones de la vida. Hemos sido o seremos negros, blancos y amarillos, heterosexuales y homosexuales, ricos y pobres, inteligentes y corrientes, hermosos y feos, poderosos y humildes. Por lo cual a mí me
parece que el prejuicio es algo estúpido: si no te has encontrado en cierta situación hasta ahora, tarde o temprano te hallarás en ella, porque necesitamos pasar por toda clase de experiencias para aprender.

Culpa y sexualidad
Cuando hablo de pautas de culpa, no pretendo dar a entender que haya algún motivo para sentirse culpable.
Y en especial no de la sexualidad. Haya dicho lo que haya dicho quien lo haya dicho, por muy alta que parezca ser su autoridad, por muy «inferior» que esa persona piense que eres, todo esto no tiene nada que ver con la realidad de tu ser.
Por unos instantes trata de visualizar la grandiosidad del Universo. Va más allá de nuestra comprensión. Ni siquiera nuestros más eminentes científicos con sus más modernos equipos pueden medir su tamaño. En ese universo hay miles de millones de galaxias. En un lejanísimo rincón, en una de las galaxias más pequeñas, existe un sol menor, y alrededor de este sol giran unos pocos puntitos, uno de los cuales se llama Tierra.

Se me hace muy difícil creer que la increíble y vasta inteligencia que creó todo este universo sea sólo un anciano sentado en una nube encima de la Tierra observando mis genitales.
Y sin embargo, a muchos de nosotros se nos enseñó ese concepto cuando éramos niños. Es esencial que nos liberemos de las ideas tontas, anticuadas y limitadas que no nos apoyan ni nos nutren. Creo firmemente que incluso nuestro concepto de Dios ha de ser de alguien que esté a nuestro favor y no en contra nuestra. Hay muchas religiones para escoger.
Si tu religión te dice que eres un pecador y un vil gusano, puedes elegir otra.
Hay tantas y tan diferentes para escoger... Si ninguna de las religiones que existen te conviene, inicia una nueva. Al fin y al cabo, todas las religiones que conocemos fueron comenzadas por alguien que se sentía insatisfecho con las religiones que existían en su época. Estas personas tenían sus propias ideas sobre Dios y el Universo, y fueron capaces de congregar a otros que estaban de acuerdo con ellas.

La comprensión de la sexualidad
No basta con enseñar los mecanismos de la sexualidad a los niños en la escuela. Tenemos que lograr que recuerden, a un nivel muy profundo, que su cuerpo, sus genitales y su sexualidad son motivo de alegría. De verdad creo que las personas que se aman a sí mismas y aman su cuerpo no abusan de sí mismas ni de los demás.
La revolución sexual y el movimiento de liberación de la mujer han comportado muchos cambios. Los sexos se están aproximando. Estamos descubriendo que la mayoría de las diferencias no son físicas ni mentales, sino más bien culturales y sociales. Estamos en un momento de la historia en que las mujeres van asumiendo cada vez más tareas y actitudes consideradas tradicionalmente masculinas. Y también muchos hombres no dejan pasar la oportunidad de experimentar lo que normalmente se consideraba propio de mujeres.
No estoy recomendando que todo el mundo practique el sexo libre continuamente. Lo que digo es que algunas de nuestras reglas no tienen sentido, y que esa es la causa de que tantas personas las quebranten y actúen hipócritamente.

Cuando dejemos de culpar a los demás por su comportamiento sexual y les enseñemos a amarse y respetarse a sí mismos, entonces, automáticamente, se tratarán bien y harán lo mismo con los demás, y se sentirán dichosos. La causa de que tengamos tantos problemas con nuestra sexualidad actualmente es que muchos de nosotros nos odiamos a nosotros mismos, por lo que nos tratamos mal y hacemos lo mismo con los demás.
De ninguna manera quiero crear una culpa adicional a nadie. Sin embargo, hemos de fijarnos en las cosas que necesitamos cambiar, con el fin de funcionar con amor, alegría y respeto durante toda nuestra vida.

Sexo seguro
Me parece muy interesante todo este asunto del sexo seguro. Durante cientos de años las mujeres han cargado con todo el peso del sexo seguro.
Si no tomaban precauciones, estaban expuestas a las enfermedades infecciosas del momento a la vez que a quedar embarazadas. Ahora, por primera vez, los hombres, especialmente los homosexuales, están comenzando a comprender lo frustrante que resulta esta experiencia. Y hay una gran cantidad de quejas y lamentaciones. Cuando el cuerpo está en el ardor de la pasión, no quiere escuchar a la mente que le da cuidadosas instrucciones de seguridad: «Ahora no», «De esa manera no».
Una noche un hombre planteó una pregunta al grupo: «¿Qué le dices a alguien que se niega a usar un preservativo?». La pregunta iba especialmente dirigida a las mujeres presentes, puesto que con seguridad ellas se habían enfrentado a este problema muchas veces. La respuesta siempre dependerá del propio nivel de auto estima. La persona que realmente se ama a sí misma rehusará tener relaciones sexuales en estas condiciones. Si uno no se tiene mucha estima a sí mismo, probablemente «cederá», en la esperanza de que todo salga bien. ¿Cuánto te amas? ¿Cuánto permitirás que abusen de ti? Cada vez menos, a medida que crezca tu amor por ti.
Ahora bien, parece llegado el momento de que los hombres comiencen a comprender lo que las mujeres han estado afrontando durante siglos. Los hombres heterosexuales se quejaron y chillaron cuando el movimiento de liberación de la mujer empezó a pedirles que se ocuparan de tareas tradicionalmente femeninas. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

El tanta, filosofía que se ha venido practicando en la India durante generaciones, incluye una forma de sexo en que la mente tiene un importante papel. En lugar de ser una pasión incontrolable y desenfrenada, la práctica sexual es canalizada en determinados rituales. Las personas que practican el sexo tántrico aseguran que sobrepasa con mucho cualquier otra experiencia sexual, y que el acto sexual en sí mismo puede alargarse horas y horas. Tal vez estamos destinados a aprender una forma más consciente de experimentar el sexo.

El sexo seguro está haciendo que la gente se vuelva muy creativa.
Tradicionalmente, los hombres siempre han tenido más parejas sexuales que las mujeres. A algunos hombres les gusta tener muchas parejas para satisfacer su profunda necesidad de autoestima, y no por la alegría del acto. No creo que haya nada de malo en tener relaciones
sexuales con muchas personas, y el consumo de alcohol y de otras drogas recreativas de forma «ocasional» puede aceptarse. Sin embargo, si nos vamos de juerga cada noche, y si «necesitamos» varias parejas al día para demostrar nuestra valía, entonces quiere decir que no estamos en un espacio que nos sustente. Es preciso que hagamos algunos cambios mentales.

El envejecimiento
Muchas mujeres sienten terror de hacerse mayores debido al sistema de creencias que hemos creado alrededor de la gloria de la juventud. Los hombres no lo tienen tan difícil porque el pelo gris les concede distinción.

A los hombres mayores se los respeta e incluso se los admira.
Hemos establecido reglas estúpidas con respecto al envejecimiento.
Hemos convertido casi en un crimen el hacerse mayor. Tratamos vergonzosamente a nuestros mayores, sin comprender que seremos tratados del mismo modo cuando seamos viejos. No es nada extraño que miremos con horror la primera arruga o la primera cana, considerándola
como el comienzo del fin. Durante un tiempo algunos jóvenes incluso determinaron que una vez cumplidos los treinta años ya se era viejo. Luego estos mimos jóvenes llegaron a los treinta y cambiaron de opinión. Todos nos hacemos mayores cada día. Estamos destinados a experimentar cada edad. Ninguna es mejor que otra; sólo son diferentes. Cada edad tiene sus valores especiales.

Cuando tenemos miedo de envejecer, en realidad nos estamos diciendo: «Yo no valgo nada, sólo mi cuerpo tiene importancia». El cuerpo cambia; piensa en todos los cuerpos que has tenido desde tu infancia.
Nuestro espíritu, nuestra esencia, permanece de vida en vida. No tenemos por qué aceptar todas nuestras pautas culturales. Poseemos la capacidad de ser quienes realmente somos. No lo que «dicen que somos». Sólo nosotros podemos dar sentido a nuestra identidad.

Nosotros somos quienes aceptamos ser. ¿Qué es lo que aceptas para ti?
Tener miedo a envejecer sólo apresura el proceso de envejecimiento.
Rechazar una parte de nosotros mismos nos lleva a odiarnos más.
Podemos perfectamente disfrutar de nosotros mismos a cualquier edad.
Aprendamos todo lo que podamos sobre cómo estar sanos y disfrutar del presente. Y por supuesto, tratemos a las personas mayores como quisiéramos que nos trataran a nosotros cuando seamos viejos.

Pautas negativas de conducta sexual
Este tipo de actitudes y pautas de comportamiento no pueden crear más que culpa a un nivel muy profundo, por mucho afectado exhibicionismo que despleguemos. Las parodias pueden ser muy divertidas, pero también muy destructivas, tanto para los que las hacen como para los que las reciben. Esta es otra forma de evitar la intimidad y la amistad.
A mí me parece que las prácticas sadomasoquistas tienen muy poco que ver con la sexualidad y mucho que ver con la rabia contra los padres, especialmente contra el padre.
He notado que a medida que las personas se aman más a sí mismas, se alejan de estas prácticas, que son degradantes para ambas partes.
Cuando nos amamos de verdad, no podemos hacernos daño a nosotros
mismos ni hacer daño a otra persona.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Mi alma no tiene sexualidad, no obstante, ya he experimentado muchas veces las diferentes posibilidades sexuales en este plano terrenal. La elección sexual que hice para esta vida es perfecta para mi crecimiento. Me siento a gusto con mi sexualidad, que es perfecta para mí. Estoy en paz con quien soy sexual física, mental y espiritualmente. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

15. Amar a los demás, amarnos a nosotros mismos.
Afirmación: «Vivo en amor y armonía con todo el mundo».

Las relaciones.
Siempre que pienso en el tema de las relaciones, vuelvo inevitablemente al concepto del amor a uno mismo. Si no te amas, no serás capaz de disfrutar de una buena relación, aunque la introduzcas en tu vida, porque te producirá nerviosismo, estarás demasiado pendiente de la otra persona: ¿Qué estará haciendo? ¿Me querrá realmente? ¿Le importaré algo? ¿Dónde estará? ¿Por qué no me llama? Ya debería estar en casa, ¿con quién estará?

Nos creamos toda clase de tormentos cuando no nos amamos a nosotros mismos. Y si tenemos una relación con alguien que no se ama a sí mismo, entonces es imposible contentarlo. No se puede ser lo bastante bueno para alguien que no se ama a sí mismo Y nos desvivimos tratando de agradar a una persona que no sabe cómo aceptarlo debido a que no se ama a sí misma. Cuando tenemos celos, es que no nos amamos a nosotros mismos, no nos valoramos, nos sentimos inseguros... Y en eso consisten los celos: inseguridad. Es decir: «No valgo lo suficiente, no merezco que me amen, así que, ¿por qué tendrías que amarme? Y yo sé que sales y haces quién sabe qué por ahí». Es que no nos importamos, no nos importa quiénes somos. Y esto vale tanto para las relaciones personales como para las de trabajo.

Las relaciones en el trabajo
No podemos tener buenas relaciones en el trabajo si no tenemos una buena opinión de nosotros mismos: sospecharemos de nuestros compañeros, los envidiaremos, nos sentiremos injustamente tratados, nuestro pequeño rincón o nuestro insignificante departamento se convertirá en algo muy importante y tendremos miedo de que alguien nos lo quite. Nos olvidaremos de que hay lugar para todos.
Cuando nos amamos a nosotros mismos, podemos permanecer centrados, tranquilos y seguros y nuestras relaciones laborales son maravillosas. Piensa en tus compañeros de trabajo que no se llevan bien con los demás. ¿Cuál es el motivo? Pues que no les importa quiénes son
ellos mismo. Y eso no significa que sean malas personas, y si tú no te amas, eso tampoco quiere decir que seas una mala persona. Significa que tienes falsas ideas sobre ti. En algún momento alguien te dijo que no valías lo suficiente y lo aceptaste. Y cuando uno no vale lo suficiente, ¿qué es lo que más desea en la vida? Amor y aprobación.

Si piensas que no vales lo suficiente, entonces tu convicción será:
«nadie me quiere», o «no soy digno de amor», o «no soy simpático», y cuando uno no es digno de amor, sin duda se siente muy desgraciado. Es probable que haya resentimiento en tu interior, y que te muestres insolente o sarcástico. Evidentemente estás furioso, y lo manifiestas, de modo que los demás no desean acercársete, y entonces dices: «¿No lo ves? Ya lo sabía, nadie me quiere».

Saber cuándo terminar una relación
¿Qué sucede cuando tenemos una relación y en el fondo sabemos que no funciona? ¿Dejamos que la relación destruya nuestro potencial individual?
Cuando no nos amamos a nosotros mismos, puede que mantengamos una relación que no nos resulta positiva. Aceptamos abusos, somos maltratados y humilla dos... y nos decimos constantemente: «Bueno, yo no soy digno de ser amado, de modo que aquí seguiré y aceptaré esta situación, porque sé que nadie más me quiere». ¿Pero de dónde sale esta idea? Está dentro de nosotros. No está en ningún otro sitio por ahí, sino dentro de nosotros. Y cuando cambiamos nuestra opinión de nosotros mismos, entonces los demás nos tratan de otro modo. Y no puedo francamente imaginarme ningún problema de relación ni ningún otro aspecto de ella que no esté íntimamente ligado a lo que pensamos de nosotros mismos. Siempre. ¿Estamos dispuestos a amarnos? Y si no lo estamos, ¿qué creencia nos lo impide? ¿Qué crees de ti que te impide amarte? No podemos curarnos ni alcanzar la plenitud a no ser que nos
amemos tal como somos.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Formo parte de la sinfonía de la vida. Me uno a la armonía, mi mente está centrada en la paz. Todos caminamos sobre la misma tierra, respiramos el mismo aire y usamos la misma agua. Irradio a mi alrededor la armonía que creo para mí, y todos los que se ponen en contacto conmigo la reciben.
Traigo la paz, el amor y la armonía a mi mundo, que siempre está creciendo. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.
 Si sucede algo que te resulta desagradable, mírate inmediatamente en el espejo y di: «Está bien, está bien. Te sigo queriendo». Necesitas recordar siempre que el amor por ti es más importante que cualquier acontecimiento que ocurra. El acontecimiento pasará; tu amor puede ser una constante.
Si sucede algo maravilloso, mírate en el espejo y di: «Gracias».
Agradécete el bien que hay en tu vida. Cuanto más te aprecies, tanto más habrá por apreciar.

Mírate a los ojos y di: «Te perdono y te amo». Todos tenemos cosas que perdonarnos. A veces somos muy duros y críticos con nosotros mismos. Nos castigamos por cualquier error, por pequeño que sea.
Podemos practicar el perdón día a día.
Utiliza el espejo para hablar con otras personas. Puedes decirles cosas que temes decirles cara a cara. Puedes aclarar viejos asuntos. Puedes perdonarlas. Puedes pedirles amor y aprobación.

El trabajo con el espejo en tu curación personal

También podemos emplear el espejo para curarnos. El espejo siempre nos dice la verdad sobre nosotros mismos. Y cuando le decimos lo que queremos, eso es lo que refleja. Podrías comenzar diciendo algo así:
«Quiero cuidarte y ocuparme de ti. Tú y yo haremos todo lo que podamos para sanarnos. Me dispongo a aprender todo lo que necesito aprender. Me dispongo a cambiar y a crecer. Ahora atraigo hacia mí todo aquello que necesito en el plano físico para este proceso curativo. Con amor bendigo a esta enfermedad llamada..., la libero y la dejo ir. Amo mi sistema inmunitario y hago todo lo que está en mi mano para que llegue a ser fuerte y sano. Me es fácil seguir estas nuevas prácticas de salud. Mi cuerpo se fortalece a medida que pasan los días. Me siento mejor y me veo mejor.
Estoy en paz. Todo está bien en mi mundo.»
Esta forma de comenzar el día propicia un estado de ánimo positivo, la única manera de encontrar alguna respuesta. No podemos esperar pasivamente un tratamiento por parte de los médicos. Debemos descubrir qué podemos hacer por nosotros mismos que refuerce nuestro sistema inmunitario. El ejercicio ayuda, como también la meditación y la visualización. La medicina más beneficiosa es una actitud mental positiva.
Y, por supuesto, el amor, el amor por nosotros mismos y por los demás, es el estimulante más poderoso que se conoce del sistema inmunitario.

El motivo de que muchos de nosotros tengamos problemas con el espejo es que nos dice la verdad. Somos conscientes de lo que realmente pensamos de nosotros mismos cuando nos miramos en el espejo. Si no nos amamos, nos resultará muy doloroso mirarnos a los ojos, y criticaremos nuestra apariencia. He observado que incluso las personas más hermosas critican su apariencia cuando no se aman.

Por otro lado, el espejo es uno de los instrumentos más poderosos cuando queremos hacer cambios en nuestra vida. Sólo mirarnos en él, diciéndonos cosas positivas, o hacer el trabajo con el espejo, como yo lo llamo, nos ahorra mucho tiempo en nuestro proceso de cambio.
He visto a muchas personas cambiar su vida por el sencillo método de mirarse en el espejo y decir: «Te quiero, de verdad te quiero». Al principio parece falso e incluso extraño. Este ejercicio puede hacer surgir rabia o tristeza, y hasta miedo. Sin embargo, si continuamos haciendo esta simple afirmación cada vez que nos miramos en el espejo, nuestra energía interior comienza a aumentar, disolviendo pensamientos y conductas destructivos.

Con el tiempo, descubrimos que realmente nos amamos a nosotros mismos.
Puedes usar el espejo para decirle a alguien lo que temes decirle en persona. Habla con tus padres, tu amante, tu jefe, tu médico, con toda persona con quien desees o necesites aclarar cosas. Si has estado ocultando algo, practica la forma de revelarlo, pídele a tu jefe un aumento
de sueldo, o declárale tu amor a alguien o dile que le perdonas. Es impresionante cómo algo así puede aclarar la atmósfera; y la próxima vez que veas a esa persona, algo habrá ocurrido. Si te has distanciado de tus padres, usa el espejo para despejar el camino entre vosotros. Mírate en el espejo y di a tu padre (o a tu madre): «Papá (o mamá), quiero que sepas quién soy realmente». Y luego diles que eres una persona maravillosa. Diles lo que quieres de ellos. Diles cómo te gustaría que fuese tu relación con ellos. Y siempre acaba haciéndoles saber que deseas su amor y su aprobación. Si lo haces así diariamente durante unas dos o tres semanas y luego vienen a verte o tú los visitas, te sorprenderás del cambio en ellos.

Hacer frente positivamente a lo negativo
Si tienes una enfermedad que pone en peligro tu vida, no apuntes sólo al objetivo de volver a donde estabas antes de enfermar. No era un lugar bueno para estar; si lo hubiera sido, no habrías contraído la enfermedad.
Buscamos curas milagrosas, la píldora mágica, la reparación instantánea. Sí, tanto los medicamentos naturales como los químicos pueden ser buenos, pero son sólo un aspecto de la curación. El cuerpo, la mente y el espíritu deben formar un todo. Si mañana se descubriera la
medicina milagrosa que eliminara instantánea mente tu enfermedad, ¿realmente te habrías curado y sanado del todo? ¿O aceptarías la cura para el cuerpo y continuarías inmediatamente con tu viejo estilo de vida mental y física, sólo para crear otra enfermedad?
Esta es tu vida. Lo que hagas con ella es cosa tuya. Ninguna terapia ni ningún sanador colaborará contigo si tú no quieres que lo haga. Si decides adoptar un papel activo en tu proceso de curación, hazlo con alegría y amor. Posees el don de aprender sobre tu propio poder.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Escojo pensamientos de curación, pensamientos positivos. Así como las estrellas y los planetas están en su órbita perfecta según el orden divino, así también estoy yo. Puede que mi mente humana y limitada no comprenda todo lo que pasa, pero sé que, en el plano cósmico, debo de estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado y haciendo lo adecuado. Esta experiencia es un paso en el camino hacia una nueva conciencia y una mayor gloria. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

10. El conocimiento del sistema inmunitario.
Afirmación: «Mi sistema inmunitario se hace más fuerte cada día».
Nuestro sistema inmunitario es el guardián de nuestro cuerpo. Es eficiente y leal. Ha estado trabajando desde antes de que naciéramos.
Destruye a los invasores y nos mantiene sanos. Para tener y mantener una buena salud necesitamos un sistema inmunitario fuerte. ¿Has dado alguna vez las gracias a tu sistema inmunitario? Si nunca lo has hecho, hazlo ahora mismo.
Estamos aprendiendo que el amor es el estimulante más poderoso que se conoce del sistema inmunitario. Si el amor lo estimula, entonces, ¿qué es lo que lo merma, obstaculiza y debilita? El resentimiento, el miedo, la depresión, la rabia, la envidia, la desesperación, el rechazo, el pesar, la lástima y el odio a uno mismo. ¿Cuán a menudo y por cuánto tiempo te complaces en emociones inmunodepresoras? Es normal que todas estas emociones fluyan brevemente en nosotros a su debido tiempo. Sin embargo, si eliges estancarte en alguna de ellas, entonces no estás ayudando a curar tu sistema inmunitario.

¿Cómo podemos cambiar nuestro sistema inmunitario? Cambiando nosotros mismos. Amándonos tal como somos. Estando dispuestos a olvidar el pasado y perdonar. Nuestro cuerpo siempre refleja el estado de nuestra conciencia en ese momento particular. Recuerda, a medida que cambiamos nuestras creencias, cambiamos también física y emocionalmente. A medida que cambiamos, ya no necesitamos de la vieja enfermedad. Porque estamos en camino de alcanzar la plenitud y de sanarnos a nosotros mismos.

Si tenemos una pauta habitual de pensamiento negativo, ahora es el momento perfecto para cambiarla. Cuando dejamos que algo viejo se vaya, algo nuevo tiene que venir a ocupar su lugar. Podríamos hacer algo como esto. Dispónte a reemplazar:
el resentimiento por la comprensión
el miedo por la paz
la depresión por el perdón
la rabia por el amor
la envidia por la alegría
la desesperación por la esperanza
la autocompasión por la responsabilidad
el rechazo por la aceptación
el odio a uno mismo por el amor a uno mismo

Comencemos el proceso mediante una opción consciente. Cuando nos demos cuenta de que estamos resentidos, digamos: «No, escojo la comprensión». Si tenemos miedo, conectemos con nuestra paz interior. Si estamos deprimidos, dispongámonos a perdonar. Si sentimos rabia o enfado, estemos dispuestos a que eso se convierta en amor. Si nos ataca la envidia, alegrémonos por la fortuna de la otra persona. Si estamos desesperados, llamemos a la esperanza. En lugar de sentirnos como víctimas autocompasivas, dispongámonos a asumir nuestra responsabilidad. Nuestro rechazo se puede transformar en aceptación. Y el odio a nosotros mismos se puede convertir en amor si estamos dispuestos a que así sea.

No, no sucederá en un día. Las viejas pautas no se van tan rápidamente. Se han ido formando en nuestro interior durante muchos años, de modo que tomará su tiempo sustituirlas. No obstante, a medida que practicamos, los resultados se van acumulando. Después de un tiempo, descubrimos que ya pensamos de otra forma. Notamos cómo nuestras reacciones ante los acontecimientos son más tranquilas. No nos trastornamos tanto como antes. Y los acontecimientos también cambian.
Atraemos más experiencias positivas a nuestra vida. Todo esto es una estimulación positiva para nuestro sistema inmunitario y para la salud de nuestro cuerpo.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Sé que el amor es el estimulante más poderoso que se conoce del sistema inmunitario. Por lo tanto hago todo lo que puedo para aumentar el amor que siento por mí y por los demás. Con gusto disuelvo todas las pautas de pensamiento negativo que niegan o suprimen este caudal de amor.
Soy completamente inmune a todas las ideas y experiencias negativas que hay a mi alrededor. No tengo tiempo para perder en rencores y resentimientos.
Hoy dejo que mi enfermedad se vaya, porque ya no me sirve. Ahora afirmo que cada célula de mi cuerpo está reaccionando a una nueva fuerza. Me estoy renovando en cada momento de este día. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

11. Relajación, meditación, visualización, afirmaciones.
Afirmación: «Tengo los instrumentos que necesito para ayudarme».

Relajación y meditación
La relajación es esencial para el proceso curativo. Si estamos tensos y asustados, es difícil dejar que fluyan las energías curativas dentro de nosotros. Para dejar que el cuerpo se suelte y se relaje, sólo precisamos de unos instantes varias veces al día. En cualquier momento, puedes cerrar los ojos y respirar hondo unas dos o tres veces, dejando que con tu aliento se vaya cualquier tipo de tensión que sientas. Si dispones de tiempo, siéntate o échate sosegadamente y ve relajando el cuerpo a medida que te lo vas diciendo. Di en silencio: «Se están relajando los dedos de los pies, se están relajando los pies, los tobillos se aflojan», etc., trabajando con todo tu cuerpo de abajo hacia arriba. O bien puedes comenzar por la cabeza y seguir hacia abajo.

Al final de este sencillo ejercicio estarás en paz por un tiempo. Si lo repites a menudo, permanecerás en un estado de paz interior la mayor parte del tiempo. Se trata de una meditación física muy positiva. Hemos hecho de la meditación algo misterioso y difícil de realizar, cuando es uno de los procesos más antiguos y sencillos que existen para relajarse. Sí,
podemos complicarla añadiendo la respiración controlada y mantras rituales, y eso está muy bien para alumnos avanzados que desean meditar de esta manera. Sin embargo, en el fondo, meditar es muy simple, y todo el mundo puede hacerlo.

Lo único que necesitamos hacer es sentarnos o echarnos en silencio, cerrar los ojos y respirar hondo unas cuantas veces. El cuerpo se relajará automática mente, no tenemos que hacer nada para forzarlo. Podemos repetir las palabras «curación», «paz», «amor», o cualquier otra que tenga sentido para nosotros. Incluso podemos decir: «Me amo», o preguntar silenciosamente: «¿Qué me hace falta saber?», o afirmar: «Deseo aprender».
Luego quedémonos sencillamente en silencio.
Puede que las respuestas vengan inmediatamente o que tarden uno o dos días. No te des prisa; simplemente deja que las cosas sucedan.
Recuerda que pensar es la naturaleza de la mente, así que nunca podrás
librar totalmente de pensamientos que se cuelan. Déjalos fluir. Podrías observarlos: «Ah, ahora tengo pensamientos de miedo, o pensamientos de rabia, o pensamientos de desastres...». No des importancia a estos pensamientos, déjalos pasar como ligeras nubes en un cielo de verano.
Dicen que descruzar las piernas y los brazos y colocar la columna bien recta mejora la calidad de la meditación. Es posible que sea cierto. Hazlo si lo deseas. Lo verdaderamente importante es meditar con regularidad. La práctica de la meditación es acumulativa: cuanto más se hace, más responden el cuerpo y la mente a los beneficios de la relajación, y con mayor rapidez se pueden obtener las respuestas.

Otro método fácil de meditación es contar mientras se respira, sentado en silencio y con los ojos cerrados. Cuenta uno al inspirar, dos al espirar, tres al inspirar, cuatro al espirar y así hasta diez. Después, comienza nuevamente. Si la mente se pone a vagar y de pronto te das cuenta de que vas por el número dieciocho o treinta, sencillamente vuelve a empezar. Si notas que tu mente está inquieta, preocupada por el médico o los medicamentos o haciendo la lista de la compra, simplemente vuelve a comenzar.

No hay meditación incorrecta. De cualquier forma que lo hagas, tu primer intento de meditación será correcto para ti. También puedes buscar libros que te enseñen diversos métodos de meditación. Puedes asistir a clases, lo que te proporcionará la experiencia de meditar con otras personas. Comienza por donde quieras. Y si puedes, que la meditación se convierta en hábito.

Si nunca has practicado meditación, te sugiero que comiences con sólo cinco minutos por vez. Las personas que de partida hacen sesiones de veinte o 'treinta minutos se aburren muy pronto y acaban abandonando.
Cinco minutos una o dos veces al día es un buen comienzo. Si puedes hacerlo más o menos a la misma hora cada día, tu cuerpo acabará esperando con ansia que llegue el momento. La meditación te ofrece breves periodos de descanso que son muy beneficiosos para la curación de tus emociones y de tu cuerpo.

Todos tenemos una enorme sabiduría dentro de nosotros. En nuestro interior están las respuestas a todas las preguntas que se nos ocurra plantearnos. Lamentablemente, la mayor parte del tiempo estamos tan ocupados creando e interpretando la telenovela o el drama que llamamos nuestra vida que ni siquiera podemos escuchar a nuestra sabiduría interior.
La meditación crea el espacio en que podemos callarnos y escuchar a nuestro yo interior. Tú eres un apersona muy sabia, y puedes hacerte cargo de ti. Tienes todas tus respuestas. Conéctate. Sentirás una mayor seguridad y un gran poder.

Visualización
Visualizamos constantemente; es lo mismo que imaginar. Nos representamos en nuestra imaginación cosas que han sucedido en el pasado o cosas que deseamos o tememos que sucedan en el futuro. Todos podemos visualizar o imaginar cosas. Si no lo crees, cierra los ojos y describe tu cuarto de baño. Ciertamente que puedes hacerlo, y eso es visualización.

Cuando hablamos de «hacer una visualización» queremos decir crear o describir una representación mental positiva de un acontecimiento que deseamos que nos suceda. Todos podemos hacerlo, y funciona.
Hay personas que han escrito libros enteros sobre la visualización y sus efectos benéficos en el tratamiento de enfermedades. El doctor Carl Simonton y Shakti Gawain basan la mayor parte de su trabajo en los métodos de visualización. Ve a una biblioteca y lee todo lo que puedas sobre este tema. El cuerpo, que por naturaleza es una acumulación de
efectos, sigue a la mente, que es la forma causal de tales efectos. A medida que cambiamos nuestras representaciones mentales, tienen lugar cambios físicos. Esto puede ser positivo o negativo, todo depende de la forma en que pensamos o imaginamos, y estos cambios afectarán a nuestras experiencias y a nuestro cuerpo.

Son muchas las imágenes que podemos emplear para conectar mentalmente con nuestro cuerpo. Con frecuencia es mejor emplear imágenes que atraigan al niño que hay dentro de uno. No es necesario saber técnicamente cómo es o actúa una parte concreta de nuestro cuerpo.
Una imagen visual ya vale. La figura del Comecocos de los juegos de ordenador es la favorita para comerse las células enfermas. Cuando tenía cáncer, yo empleaba una imagen de agua fresca y clara que fluía a. través de mi cuerpo lavando y llevándose todos los desechos. Tu sistema inmunitario podría ser un ejército que te protege, o un equipo de limpieza, o jardineros que limpian el jardín de malas hierbas, o cualquier otra imagen que te guste.

 Una visualización positiva consta de tres partes:
1. Una imagen del problema, dolor o enfermedad, o de la zona enferma del cuerpo.
2. Una imagen de una fuerza positiva que elimina este problema.
3. Una imagen del cuerpo que se va reconstruyendo hasta la salud perfecta, y luego se mueve por la vida con energía y facilidad.

Sea cual sea el problema físico que tengas, es mejor que escojas una visualización que tenga sentido para ti. Luego tómate unos minutos tres veces al día para sentarte en silencio. Relajate el cuerpo con varias respiraciones profundas. Permítete estar en paz. Tal vez podrías poner
música suave. También podrías tener grabada en una cinta la visualización, o bien ir formándola en tu cabeza. Cuando hayas terminado, tómate unos instantes para absorber o asimilar esta experiencia positiva. Las células de tu cuerpo estarán respondiendo a tus imágenes mentales. Se refuerza el efecto al repetir la visualización. No te preocupes si no puedes «ver» mentalmente aquello en lo que piensas. De todos modos funcionará.
Las mejores visualizaciones las encontrarás en tu interior. No temas elaborar tu propio instrumental de curación. Algunas personas se imaginan una goma de borrar que va eliminando los virus o el tumor. Haz lo que te parezca mejor. Siempre sabrás exactamente lo que necesitas.
Recuerda, tienes una imaginación maravillosa; utiliza de forma positiva para contribuir a tu curación. No pierdas el tiempo imaginándote los peores guiones, cuando puedes utilizar esa misma energía para crear perspectivas positivas, que a su vez ayudarán a producir cambios milagrosos en tu interior y en tu vida.

Afirmaciones
De la misma manera que las visualizaciones, las afirmaciones son algo que hacemos continuamente. Son las palabras y frases que pensamos y decimos normalmente. Nos pasamos el día entero haciendo afirmaciones.
¿Qué fue lo último que te dijiste anoche, justo antes de dormirte? Eso fue una afirmación y contribuyó a la calidad de tu sueño y de tus sueños. ¿Qué fue lo primero que te dijiste esta mañana al despertar? Eso también fue una afirmación con la que marcaste tu día. Normalmente pasan por nuestra cabeza más afirmaciones negativas que positivas.

Cuando hablamos de «hacer afirmaciones» queremos decir crear declaraciones claras y categóricas para lograr cambios positivos en nuestra vida. Por supuesto que estas afirmaciones no son ciertas cuando las haces por primera vez. Si ya estuvieran presentes en tu vida, no estarías ahora creándolas. Una afirmación es como la semilla plantada en la tierra: se necesita tiempo para que crezca y realice su potencial. La repetición hace crecer la afirmación desde la semilla hasta una espléndida flor. No te cierres a tu propio bien diciendo: «Bueno, hice esa afirmación tres veces y no resultó». Date tiempo para crear lo nuevo. Comienza y practica.

Todo pensamiento que pensamos y toda palabra que decimos es una afirmación, y la mayoría de nuestras afirmaciones son negativas, quizá porque no nos damos cuenta de que esas palabras están dando forma a nuestras experiencias futuras. Sin embargo, cuando hablamos de «hacer afirmaciones», queremos decir crear frases específicas, para aportar algo
nuevo a nuestra vida o para eliminar algo que ya no deseamos en ella. La forma en que lo hacemos es importante. Si mi trabajo no me gusta y deseo tener otro, no puedo usar la afirmación: «Odio este trabajo» y esperar que de ello salga algo bueno. «Odio este trabajo» es una afirmación negativa y sólo me dejará clavada donde digo que no quiero estar, no me traerá un nuevo y maravilloso trabajo.
Si abandonas algo con rabia y odio, crearás rabia y odio en el nuevo lugar, porque eso es lo que tu subconsciente pensará que deseas. Esto es cierto para el trabajo, para las relaciones y para el cuerpo. Si odias tu cuerpo, será muy difícil que consigas una curación duradera.
La forma positiva de lograr un buen trabajo sería decir algo así:
«Bendigo este trabajo con amor y ahora lo libero y lo entrego a alguien que esté contento de tenerlo y que lo hará mejor de lo que yo lo he hecho.
Ahora me abro a un nuevo y maravilloso trabajo, creativo y satisfactorio, en un lugar hermoso, con personas con las que me entiendo y con un buen salario. Alguien está buscando exactamente lo que yo tengo para ofrecer.
Se nos pone en contacto de la forma más encantadora. Doy las gracias de que sea así.»
También podrías decir sencillamente: «Libero esta experiencia con amor y ahora me abro a un nuevo y maravilloso trabajo».

A veces las afirmaciones breves son las más efectivas porque se pueden repetir una y otra vez. «Ahora acepto un nuevo y maravilloso trabajo», repetido durante todo el día, nos pone a punto para nuevas oportunidades. A mí me gusta cantar mis afirmaciones, proporcionarles un ritmo y dejarlas que suenen en el fondo de mi mente. Algunas personas las escriben diez, treinta o cien veces. Sea cual fuere el método que emplees, funcionará, si dejas que estas afirmaciones reemplacen a tus pensamientos negativos sobre el tema.
«Estoy dispuesto a perdonar» es una estupenda afirmación. Todos tenemos mucho trabajo de perdón que hacer, y la mayoría no está nada dispuesta a perdonar.
Decir que estamos «dispuestos» a perdonar abre el camino para que
liberemos nuestro pasado.
Si tenemos miedo, podemos comenzar repitiendo: «Me permito estar en paz». Esta afirmación le dice al subconsciente que asumes tu responsabilidad y estás dispuesto a crear una nueva atmósfera. «No tengo miedo» no es una afirmación positiva si en este momento realmente tienes miedo.
Una afirmación siempre debe reemplazar lo negativo con lo positivo.
Quitas la mala hierba y plantas una flor en su lugar.
Si estamos resentidos, podemos comenzar afirmando: «Estoy dispuesto a superar esta experiencia», o: «Quiero perdonar». Entonces damos a nuestro subconsciente (o a
nuestro yo interior, o al Universo, como quieras llamarlo) el permiso para encontrar un nuevo camino que nos lleve más allá de la vieja experiencia.
Cuando estamos trabajando para recuperar la buena salud, podemos emplear afirmaciones como las que vienen a continuación:
- «Estoy en paz con mi cuerpo.»
- «Acepto una salud perfecta.»
- «Amo a mi cuerpo y le permito curarse.»
- «Soy fuerte e inmune.»
- «Me crezco ante las situaciones negativas.»
- «Mi espíritu es perfecto, íntegro y completo.»
- «Mi cuerpo refleja la perfección del Espíritu.»
- «Mi cabello es hermoso y fuerte, y crece de un cuero cabelludo sano y relajado.»
- «El alimento que escojo es de la mejor calidad y nutre mi cuerpo.»
- «Elimino todos los desechos de mi cuerpo con facilidad y perfecta regularidad.»
- «Mis glándulas son las perfectas conservadoras de mi organismo.»
El objetivo de hacer afirmaciones es liberarnos y crearnos una vida mejor.
Las afirmaciones no son ni un castigo ni un penoso trabajo. Hazlas con alegría y entusiasmo; funcionarán más rápido. Sobre todo, hazlas. Sé consciente de tus palabras y expresiones, porque también son tus afirmaciones.

La oración
Siempre se ha empleado el poder de la oración y para muchos es natural volverse a ella en épocas de necesidad.
Te sugiero que cuando ores lo hagas de forma positiva. Suplicarle a un anciano enfadado en el cielo no da buenos resultados. Siente tu unidad con el Universo y con todo lo que existe antes de comenzar a expresar tus deseos. Imagínate dialogando con Dios, y juntos encontraréis la solución.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Hoy soy una persona nueva. Me relajo y libero mis pensamientos de toda tensión. Nadie, ningún lugar, ninguna cosa me puede irritar ni molestar.
Estoy en paz. Soy una persona libre que vive en un mundo que es el reflejo de mi amor y mi comprensión. No estoy en contra de nada. Estoy a favor de todo lo que mejore la calidad de mi vida. Utilizo mis palabras y mis pensamientos como instrumentos para dar forma a mi futuro. Expreso mi gratitud con frecuencia y busco cosas por las cuales dar las gracias. Mi vida está llena de agradecimiento. Somos uno con el Poder que nos ha creado.
Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

12 . La curación de la familia.
Afirmación: «Todos formamos parte de la familia del amor».
Yo pienso que así como los hijos escogen a sus padres, los padres también escogen a sus hijos. Los hijos son grandes maestros y grandes portadores de dones. Vida tras vida volvemos para aumentar nuestra educación y nuestro crecimiento espiritual. Interaccionamos con las mismas almas una y otra vez. En cada vida desarrollamos un nuevo aspecto de nuestro crecimiento. Cuando en una vida queda algo inconcluso, habrá un intento para completarlo en otra.

De modo que hay interesantes preguntas que formular: ¿Cuáles fueron las opciones que hicimos antes de esta encarnación actual? ¿Por qué esa persona escoge a esos padres? ¿Por qué esos padres, en el plano cósmico, optan por la experiencia de tener ese hijo? ¿Cuál es la lección que todos ellos han venido a aprender?
¿Cómo manejamos la culpa de rechazar a un hijo porque «no es como nosotros» o tiene una enfermedad que nos asusta? ¿Por qué cerramos nuestro corazón? ¿Qué daño conlleva esta actitud para los rechazados y para los que rechazan? ¿Cuáles serán sus pautas y lecciones en sus siguientes vidas?
Es fácil rechazar aquello que tememos. Con frecuencia huimos de lo que tenemos que aprender, aun cuando en lo más profundo de nuestro interior sabemos que volveremos a encontrarlo nuevamente. Nublamos nuestra conciencia con preguntas como: «¿Qué pensarán los demás?», «¿Me rechazarán si proclamo mi amor por un hijo que es diferente?»,
«¿Pongo mis valores en las apariencias externas en lugar de hacerlo en los seres que amo?», «¿Dónde están mis prioridades, y con respecto a quién?».
No hay respuestas correctas ni equivocadas a estas preguntas. La senda es individual. Algunos hemos venido a experimentar rechazo, o dolor, o soledad, o enfermedad. Todas son oportunidades para amar y para avanzar espiritualmente. No creo que necesitemos quedarnos estancados en ninguna de nuestras elecciones negativas. Somos capaces de seguir el mensaje de nuestro corazón y de trascender cualquier experiencia negativa que tengamos.

La enfermedad es un don
Los seres queridos de las personas que están enfermas deben saber que este es un don que se les ha concedido, una oportunidad para experimentar su capacidad de dar amor, para ir más allá de las apariencias, más allá de lo que ven en el cuerpo, y para expresar el enorme amor que son capaces de dar. Los padres que abren su corazón y sus brazos a sus hijos están experimentando también grandes curaciones.
Lo más importante que puedes hacer por tus hijos, sea cual fuere su edad, es amarlos incondicionalmente, mantener abiertas las líneas de comunicación de modo que ellos puedan decírtelo todo sin temor a tu desaprobación. Sí, son diferentes de ti, y tú eres diferente de ellos. Aún podéis amaros y apoyaros mutuamente y crecer juntos mediante todas las experiencias que compartís.
Cuando escucho a padres quejarse de que sus hijos adultos ya no los llaman nunca, me pregunto en qué momento cortaron ellos las líneas de comunicación. A un niño al que se le dice con mucha frecuencia: «No digas eso», «No pienses así», «No hagas eso», «No seas así», sólo le queda alejarse y mantener su vida secreta y privada. Cuando se nos recrimina por lo que somos, dejamos de comunicarnos. Hay tantas familias que han limitado sus temas de conversación a la comida y al tiempo... Si se habla de otra cosa, en seguida surgen las desaprobaciones. Eso no es experimentar amor ni alegría.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Rodeo de armonía y amor a mi familia, mi h y mis amigos, y también a mí.
Me alejo de toda idea que me hiera, cualquiera que sea la forma en que lo haga aun cuando provenga de aquellos a quienes a Voy más allá de las limitaciones de mis seres queridos hacia un nuevo sentido de libertad para mi: Ya no impongo mis viejas limitaciones a los de son libres de ser ellos mismos.
Doy a los otros lo que yo deseo recibir. El amor y la aceptación fluyen libremente entre mi ser y todas las personas que conozca Somos uno con el Poder que nos ha creado, Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

13. La elección de nuestros padres.
Afirmación: «Hago mis elecciones con mi sabiduría interior y con amor».

La comprensión de nuestra elección.
Yo creo que nosotros escogemos a nuestro padres. Cada uno de nosotros decide encarnarse en este planeta en un momento particular del tiempo y en un lugar preciso del espacio. Hemos elegido venir aquí a aprender una lección especial que nos hará avanzar en nuestra senda
evolutiva espiritual. Escogemos nuestro sexo, el color de nuestra piel, nuestro país, y luego miramos a nuestro alrededor en busca de los padres que reflejen la pauta en la que queremos trabajar en esta vida. Los escogimos porque eran perfectos para nosotros. Ellos son la pareja perfecta de «expertos» en lo que hemos elegido aprender. Las lecciones que hemos venido a aprender calzan perfectamente con las «debilidades» de nuestros padres. Sí, escogiste los padres correctos; si no, no estarías aquí ahora. Si realmente hubieras cometido un error en la elección de padres, habrías dejado el planeta muy pronto. Pienso que esa es la causa de que nazcan niños muertos o de que mueran cuando son bebés. Esas son maneras fáciles de dejar el planeta. O bien la entidad vino demasiado pronto para la lección que tenias que aprender o se equivocó en la elección de sus padres.
Adquirimos nuestro sistema de creencias cuando somos muy pequeños y luego nos movemos por la vida creando experiencias que encajen con nuestra creencias. Mira hacia atrás en tu vida y verás cuán a menudo has pasado por las mismas experiencias. Ahora bien, yo creo que te has creado esas experiencias una y otra vez porque reflejan alguna creencia que tienes de ti. En realidad no importa durante cuánto tiempo hayamos tenido algún problema, ni lo grande que sea, ni cómo nos ha tratado la vida. Has de saber que cualquier situación negativa que haya existido en el pasado puede cambiarse ahora.

Antes de venir a este planeta, escogemos la lección en la que vamos a trabajar. De todos modos, sea cual fuere nuestra forma de enfocarlo, el tema es siempre el amor: cuánto podemos amarnos a nosotros mismos, a pesar de todo lo que hayamos hecho en nuestra vida. Y antes de venir, creo que lo primero que hacemos después de elegir nuestra lección, es escoger nuestra sexualidad. ¿Qué sexualidad vamos a tener esta vez? ¿Elijo ser mujer porque eso me proporcionará determinadas experiencias, o escojo ser hombre porque son experiencias de otro tipo lo que necesito esta vez?
¿Elijo ser heterosexual por la clase de experiencias que me ofrece, o escojo ser homosexual porque necesito experiencias totalmente diferentes? Y luego, creo que escogemos el color de nuestra piel. ¿De qué raza voy a ser esta vez? Porque según el color que elijamos tener nos encontraremos con diferentes experiencias. Y luego decidimos en qué lugar del planeta vamos a nacer. También tendremos experiencias diferentes según el lugar que escojamos. Si nacemos en África, esto significa un conjunto de circunstancias enteramente distintas de las que nos encontraremos si nacemos en Australia, Alaska, Liverpool o Los Ángeles.
Todas son circunstancias diferentes con distintos problemas que enfrentar.
Y una vez que tenemos todo esto, miramos a nuestro alrededor con mucha atención en busca de la perfecta pareja de padres que reflejen lo que venimos a aprender. Sé que muchos de nosotros, cuando crecemos, miramos a nuestros padres y decimos: «Bueno, vosotros me hicisteis así.
La culpa es vuestra». Pero yo creo que los escogimos porque eran perfectos para lo que queríamos aprender en esta vida. Y ellos nos eligieron a nosotros por la misma razón.
¿Cuán dispuestos estamos a amar? ¿Cuán dispuestos estamos a ser fieles a nuestra naturaleza? ¿Y a amarnos y apreciarnos a nosotros mismos? Todas las cosas que experimentamos son medios para nuestro crecimiento espiritual. El prejuicio es tan ridículo... Nuestras experiencias no son ni buenas ni malas, son las experiencias que nuestra alma escogió.
Y nos enfadamos cuando alguien nos dice que elegimos a nuestros padres. «¿Quién, yo? Yo no los habría escogido por padres.» Lo sé porque he pasado por lo mismo. Pero creo que si uno se hubiera equivocado con sus padres, habría abandonado esta vida muy pronto. Desde luego, antes de cumplir un año, y tal vez a las pocas horas de nacer. Si uno ha llegado hasta este momento, hoy, aquí, es que los padres que tiene son perfectos para lo que ha venido a hacer en esta vida. Y sea lo que sea aquello en lo que hemos de trabajar, lo haremos con ellos.

La vuelta a casa por vacaciones
Las vacaciones siempre fueron una época de bastante trabajo en mi consulta. Antiguos dolores de la infancia suben a la superficie, y surgen el miedo y la resistencia a visitar la casa paterna durante las vacaciones, el miedo de no pasarlo «bien» o de sentirse solo durante el período vacacional. Este miedo se amplifica si la persona está enferma. Esas
vacaciones que solían ser tan felices ahora son una época de pena y soledad. Yo procuro visitar los hospitales durante las fiestas de Acción de Gracias y de Navidad, porque esos días suelen ser muy difíciles para las personas enfermas.
Todos necesitamos amor y apoyo.
Mejorarás la calidad de tus estancias en la casa de tus padres si permites a los tuyos ser exactamente quienes son. Deja de tratar de «cambiarlos». A ti no te gusta que ellos deseen cambiarte. Déjalos en paz.
Sólo dedícate a trabajar en cambiar tú y en amarte. Ese es un trabajo de jornada completa. Si de verdad quieres cambiarlos, cambia tu primero.
Entonces ellos cambiarán su forma de reaccionar ante ti, porque tú serás diferente.
Deseamos que nuestra familia nos perdone y nos ame tal como somos.
Y demasiado a menudo no estamos dispuestos a darles a ellos lo mismo. Si nuestra infancia fue dolorosa, nos resulta difícil perdonar. Limitamos nuestro crecimiento aferrándonos al pasado. Nos quedamos clavados en la experiencia de cuando teníamos cinco años, en lugar de vivir en el presente. Olvidamos que todo el mundo se comporta siempre de la mejor
manera que puede, con el conocimiento, la comprensión y la conciencia que tiene en cada momento dado. Las personas que se comportan mal son personas a las que se les enseñó a ser así. No saben cómo actuar de otra forma. La rabia y el resentimiento no las cambiarán. Se mostrarán tan tozudas como tú. El amor y el perdón hacen milagros.

La afirmación «Estoy dispuesto a perdonarte y con ello me libero a mí mismo», pone la situación en perspectiva. Porque cuando perdonas QUEDAS LIBRE. Este tipo de trabajo mental sanará las más porfiadas desavenencias familiares. Inténtalo, no tienes nada que perder; puede que incluso te dé resultado. A muchas personas les ha servido.
Pasar unos días de vacaciones en casa de tus padres puede ser una grata experiencia si no tienes ninguna expectativa. Toma cada instante como se presenta. Ámate en presencia de tu familia. Repite interiormente una afirmación como «Me amo y me apruebo», o «Independientemente de lo que suceda, estoy a salvo y a gusto y recibo amor». Déjalos ser como son. Si en algún momento se inquietan demasiado o se ponen frenéticos, ámate lo suficiente para alejarte por unos instantes de ellos,
sosegadamente. No esperes que todo sea igual que en tu infancia. El
tiempo ha pasado y la situación es distinta. Tómese tiempo para descansar y nutrirse.
Procure consumir los alimentos que ahora necesita, aunque esto
signifique tener que llevarlos consigo. Su salud es más importante que los sentimientos de tu familia. Siempre puedes decir: «El doctor quiere que coma esto». Generalmente ellos respetarán a esta figura de autoridad.
Recuerda: cualquier problema que tengas con tu familia puede estar relacionado con una falta de amor y de perdón. Cuando nos disgusta algo que «nos han hecho», no estamos dispuestos a perdonar a la persona que nos hirió por lo que era en ese particular momento. Ir a pasar las vacaciones con la familia puede convertirse en un alegre período para aprender esta lección. Cuando amamos y perdonamos, sólo puede existir paz en nuestro interior.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Hace mucho tiempo escogí a estas personas especiales que son mis padres porque sabía lo importantes que serían para mi crecimiento espiritual. También sé que ellos me escogieron a mí con el mismo propósito.
Estamos realizando nuestro aprendizaje lo mejor que podemos, amándonos mutuamente tanto como somos capaces en cada momento. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

14. Nuestra sexualidad
Afirmación: «Estoy en paz con mi sexualidad; es perfecta para mí».
Cuando la sociedad dictamina que somos «buenos» o «malos» por nuestra forma de ser o de expresarnos, se nos hace difícil sobrevivir.
Empezamos a escondernos o a «ser otra persona», para agradar a los demás. Esto nunca da resultado y nos hace mucho daño.
Al ir creciendo, todos desarrollamos nuestra conducta sexual propia, única y divina. Lamentablemente, se han menospreciado y rebajado los sentimientos sexuales naturales de ciertas personas. Con mucha frecuencia sus padres les hacen saber que ser homosexual es absolutamente inaceptable, de modo que estos niños aprenden a esconder quiénes son.
Aparece un sentimiento de vergüenza y luego se produce una separación inevitable de sus padres, lo que les hace difícil mostrarse abiertos y honestos con su familia.
Lo que la mayor parte de la gente no comprende es que al hablar de homosexualidad no nos estamos refiriendo a una elección de comportamiento. Estamos hablando de ser. Si a una persona heterosexual se le dijera que tiene que hacerse homosexual para ser aceptable, le resultaría imposible. Sin embargo, la sociedad heterosexual con frecuencia supone que a los homosexuales les tiene que resultar fácil «sencillamente cambiar» en lugar de aceptarse a sí mismos y también a los heterosexuales.

Debido a esta forma de pensar es habitual que la gente tenga prejuicios contra los homosexuales. ¿Cuándo vamos a aprender que el objetivo de la vida es el amor incondicional? No hay ningún grupo de personas que sea peor o mejor que otro. Todos estamos exactamente donde estamos en la escalera del crecimiento espiritual. El prejuicio sólo nos detiene y nos obstaculiza en nuestra propia evolución.
La orientación sexual es algo temporal, escogido para esta vida. Yo creo que todos volvemos una vez tras otra y llegamos a experimentar todas las situaciones de la vida. Hemos sido o seremos negros, blancos y amarillos, heterosexuales y homosexuales, ricos y pobres, inteligentes y corrientes, hermosos y feos, poderosos y humildes. Por lo cual a mí me
parece que el prejuicio es algo estúpido: si no te has encontrado en cierta situación hasta ahora, tarde o temprano te hallarás en ella, porque necesitamos pasar por toda clase de experiencias para aprender.

Culpa y sexualidad
Cuando hablo de pautas de culpa, no pretendo dar a entender que haya algún motivo para sentirse culpable.
Y en especial no de la sexualidad. Haya dicho lo que haya dicho quien lo haya dicho, por muy alta que parezca ser su autoridad, por muy «inferior» que esa persona piense que eres, todo esto no tiene nada que ver con la realidad de tu ser.
Por unos instantes trata de visualizar la grandiosidad del Universo. Va más allá de nuestra comprensión. Ni siquiera nuestros más eminentes científicos con sus más modernos equipos pueden medir su tamaño. En ese universo hay miles de millones de galaxias. En un lejanísimo rincón, en una de las galaxias más pequeñas, existe un sol menor, y alrededor de este sol giran unos pocos puntitos, uno de los cuales se llama Tierra.

Se me hace muy difícil creer que la increíble y vasta inteligencia que creó todo este universo sea sólo un anciano sentado en una nube encima de la Tierra observando mis genitales.
Y sin embargo, a muchos de nosotros se nos enseñó ese concepto cuando éramos niños. Es esencial que nos liberemos de las ideas tontas, anticuadas y limitadas que no nos apoyan ni nos nutren. Creo firmemente que incluso nuestro concepto de Dios ha de ser de alguien que esté a nuestro favor y no en contra nuestra. Hay muchas religiones para escoger.
Si tu religión te dice que eres un pecador y un vil gusano, puedes elegir otra.
Hay tantas y tan diferentes para escoger... Si ninguna de las religiones que existen te conviene, inicia una nueva. Al fin y al cabo, todas las religiones que conocemos fueron comenzadas por alguien que se sentía insatisfecho con las religiones que existían en su época. Estas personas tenían sus propias ideas sobre Dios y el Universo, y fueron capaces de congregar a otros que estaban de acuerdo con ellas.

La comprensión de la sexualidad
No basta con enseñar los mecanismos de la sexualidad a los niños en la escuela. Tenemos que lograr que recuerden, a un nivel muy profundo,
que su cuerpo, sus genitales y su sexualidad son motivo de alegría. De
verdad creo que las personas que se aman a sí mismas y aman su cuerpo no abusan de sí mismas ni de los demás.
La revolución sexual y el movimiento de liberación de la mujer han comportado muchos cambios. Los sexos se están aproximando. Estamos descubriendo que la mayoría de las diferencias no son físicas ni mentales, sino más bien culturales y sociales. Estamos en un momento de la historia en que las mujeres van asumiendo cada vez más tareas y actitudes consideradas tradicionalmente masculinas. Y también muchos hombres no dejan pasar la oportunidad de experimentar lo que normalmente se consideraba propio de mujeres.
No estoy recomendando que todo el mundo practique el sexo libre continuamente. Lo que digo es que algunas de nuestras reglas no tienen sentido, y que esa es la causa de que tantas personas las quebranten y actúen hipócritamente.

Cuando dejemos de culpar a los demás por su comportamiento sexual y les enseñemos a amarse y respetarse a sí mismos, entonces, automáticamente, se tratarán bien y harán lo mismo con los demás, y se sentirán dichosos. La causa de que tengamos tantos problemas con nuestra sexualidad actualmente es que muchos de nosotros nos odiamos a nosotros mismos, por lo que nos tratamos mal y hacemos lo mismo con los demás.
De ninguna manera quiero crear una culpa adicional a nadie. Sin embargo, hemos de fijarnos en las cosas que necesitamos cambiar, con el fin de funcionar con amor, alegría y respeto durante toda nuestra vida.

Sexo seguro
Me parece muy interesante todo este asunto del sexo seguro. Durante cientos de años las mujeres han cargado con todo el peso del sexo seguro.
Si no tomaban precauciones, estaban expuestas a las enfermedades infecciosas del momento a la vez que a quedar embarazadas. Ahora, por primera vez, los hombres, especialmente los homosexuales, están
comenzando a comprender lo frustrante que resulta esta experiencia. Y hay una gran cantidad de quejas y lamentaciones. Cuando el cuerpo está en el ardor de la pasión, no quiere escuchar a la mente que le da cuidadosas instrucciones de seguridad: «Ahora no», «De esa manera no».
Una noche un hombre planteó una pregunta al grupo: «¿Qué le dices a
alguien que se niega a usar un preservativo?». La pregunta iba
especialmente dirigida a las mujeres presentes, puesto que con seguridad ellas se habían enfrentado a este problema muchas veces. La respuesta siempre dependerá del propio nivel de auto estima. La persona que realmente se ama a sí misma rehusará tener relaciones sexuales en estas condiciones. Si uno no se tiene mucha estima a sí mismo, probablemente «cederá», en la esperanza de que todo salga bien. ¿Cuánto te amas?
¿Cuánto permitirás que abusen de ti? Cada vez menos, a medida que crezca tu amor por ti.
Ahora bien, parece llegado el momento de que los hombres comiencen a comprender lo que las mujeres han estado afrontando durante siglos. Los hombres heterosexuales se quejaron y chillaron cuando el movimiento de liberación de la mujer empezó a pedirles que se ocuparan de tareas tradicionalmente femeninas. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

El tanta, filosofía que se ha venido practicando en la India durante generaciones, incluye una forma de sexo en que la mente tiene un importante papel. En lugar de ser una pasión incontrolable y desenfrenada, la práctica sexual es canalizada en determinados rituales. Las personas que practican el sexo tántrico aseguran que sobrepasa con mucho cualquier otra experiencia sexual, y que el acto sexual en sí mismo puede alargarse horas y horas. Tal vez estamos destinados a aprender una forma más consciente de experimentar el sexo.

El sexo seguro está haciendo que la gente se vuelva muy creativa.
Tradicionalmente, los hombres siempre han tenido más parejas sexuales que las mujeres. A algunos hombres les gusta tener muchas parejas para satisfacer su profunda necesidad de autoestima, y no por la alegría del acto. No creo que haya nada de malo en tener relaciones
sexuales con muchas personas, y el consumo de alcohol y de otras drogas recreativas de forma «ocasional» puede aceptarse. Sin embargo, si nos vamos de juerga cada noche, y si «necesitamos» varias parejas al día para demostrar nuestra valía, entonces quiere decir que no estamos en un espacio que nos sustente. Es preciso que hagamos algunos cambios mentales.

El envejecimiento
Muchas mujeres sienten terror de hacerse mayores debido al sistema de creencias que hemos creado alrededor de la gloria de la juventud. Los hombres no lo tienen tan difícil porque el pelo gris les concede distinción.

A los hombres mayores se los respeta e incluso se los admira.
Hemos establecido reglas estúpidas con respecto al envejecimiento.
Hemos convertido casi en un crimen el hacerse mayor. Tratamos vergonzosamente a nuestros mayores, sin comprender que seremos tratados del mismo modo cuando seamos viejos. No es nada extraño que miremos con horror la primera arruga o la primera cana, considerándola
como el comienzo del fin. Durante un tiempo algunos jóvenes incluso determinaron que una vez cumplidos los treinta años ya se era viejo. Luego estos mimos jóvenes llegaron a los treinta y cambiaron de opinión. Todos nos hacemos mayores cada día. Estamos destinados a experimentar cada edad. Ninguna es mejor que otra; sólo son diferentes. Cada edad tiene sus valores especiales.

Cuando tenemos miedo de envejecer, en realidad nos estamos diciendo: «Yo no valgo nada, sólo mi cuerpo tiene importancia». El cuerpo cambia; piensa en todos los cuerpos que has tenido desde tu infancia.
Nuestro espíritu, nuestra esencia, permanece de vida en vida. No tenemos por qué aceptar todas nuestras pautas culturales. Poseemos la capacidad de ser quienes realmente somos. No lo que «dicen que somos». Sólo nosotros podemos dar sentido a nuestra identidad.

Nosotros somos quienes aceptamos ser. ¿Qué es lo que aceptas para ti? Tener miedo a envejecer sólo apresura el proceso de envejecimiento. Rechazar una parte de nosotros mismos nos lleva a odiarnos más. Podemos perfectamente disfrutar de nosotros mismos a cualquier edad.
Aprendamos todo lo que podamos sobre cómo estar sanos y disfrutar del presente. Y por supuesto, tratemos a las personas mayores como quisiéramos que nos trataran a nosotros cuando seamos viejos.

Pautas negativas de conducta sexual
Este tipo de actitudes y pautas de comportamiento no pueden crear más que culpa a un nivel muy profundo, por mucho afectado exhibicionismo que despleguemos. Las parodias pueden ser muy divertidas, pero también muy destructivas, tanto para los que las hacen como para los que las reciben. Esta es otra forma de evitar la intimidad y la amistad.
A mí me parece que las prácticas sadomasoquistas tienen muy poco que ver con la sexualidad y mucho que ver con la rabia contra los padres, especialmente contra el padre.
He notado que a medida que las personas se aman más a sí mismas, se alejan de estas prácticas, que son degradantes para ambas partes.
Cuando nos amamos de verdad, no podemos hacernos daño a nosotros mismos ni hacer daño a otra persona.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Mi alma no tiene sexualidad, no obstante, ya he experimentado muchas veces las diferentes posibilidades sexuales en este plano terrenal. La elección sexual que hice para esta vida es perfecta para mi crecimiento. Me siento a gusto con mi sexualidad, que es perfecta para mí. Estoy en paz con quien soy sexual física, mental y espiritualmente. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.

15. Amar a los demás, amarnos a nosotros mismos.
Afirmación: «Vivo en amor y armonía con todo el mundo».

Las relaciones.
Siempre que pienso en el tema de las relaciones, vuelvo inevitablemente al concepto del amor a uno mismo. Si no te amas, no serás capaz de disfrutar de una buena relación, aunque la introduzcas en tu vida, porque te producirá nerviosismo, estarás demasiado pendiente de la otra persona: ¿Qué estará haciendo? ¿Me querrá realmente? ¿Le importaré algo? ¿Dónde estará? ¿Por qué no me llama? Ya debería estar en casa, ¿con quién estará?

Nos creamos toda clase de tormentos cuando no nos amamos a nosotros mismos. Y si tenemos una relación con alguien que no se ama a sí mismo, entonces es imposible contentarlo. No se puede ser lo bastante bueno para alguien que no se ama a sí mismo Y nos desvivimos tratando de agradar a una persona que no sabe cómo aceptarlo debido a que no se ama a sí misma. Cuando tenemos celos, es que no nos amamos a nosotros mismos, no nos valoramos, nos sentimos inseguros... Y en eso consisten los celos: inseguridad. Es decir: «No valgo lo suficiente, no merezco que me amen, así que, ¿por qué tendrías que amarme? Y yo sé que sales y haces quién sabe qué por ahí». Es que no nos importamos, no nos importa quiénes somos. Y esto vale tanto para las relaciones personales como para las de trabajo.

Las relaciones en el trabajo
No podemos tener buenas relaciones en el trabajo si no tenemos una buena opinión de nosotros mismos: sospecharemos de nuestros compañeros, los envidiaremos, nos sentiremos injustamente tratados, nuestro pequeño rincón o nuestro insignificante departamento se convertirá en algo muy importante y tendremos miedo de que alguien nos lo quite. Nos olvidaremos de que hay lugar para todos.
Cuando nos amamos a nosotros mismos, podemos permanecer centrados, tranquilos y seguros y nuestras relaciones laborales son maravillosas. Piensa en tus compañeros de trabajo que no se llevan bien con los demás. ¿Cuál es el motivo? Pues que no les importa quiénes son
ellos mismo. Y eso no significa que sean malas personas, y si tú no te amas, eso tampoco quiere decir que seas una mala persona. Significa que tienes falsas ideas sobre ti. En algún momento alguien te dijo que no valías lo suficiente y lo aceptaste. Y cuando uno no vale lo suficiente, ¿qué es lo que más desea en la vida? Amor y aprobación.

Si piensas que no vales lo suficiente, entonces tu convicción será: «nadie me quiere», o «no soy digno de amor», o «no soy simpático», y cuando uno no es digno de amor, sin duda se siente muy desgraciado. Es probable que haya resentimiento en tu interior, y que te muestres insolente o sarcástico. Evidentemente estás furioso, y lo manifiestas, de modo que los demás no desean acercársete, y entonces dices: «¿No lo ves? Ya lo sabía, nadie me quiere».

Saber cuándo terminar una relación
¿Qué sucede cuando tenemos una relación y en el fondo sabemos que no funciona? ¿Dejamos que la relación destruya nuestro potencial individual?
Cuando no nos amamos a nosotros mismos, puede que mantengamos una relación que no nos resulta positiva. Aceptamos abusos, somos maltratados y humilla dos... y nos decimos constantemente: «Bueno, yo no soy digno de ser amado, de modo que aquí seguiré y aceptaré esta situación, porque sé que nadie más me quiere». ¿Pero de dónde sale esta idea? Está dentro de nosotros. No está en ningún otro sitio por ahí, sino dentro de nosotros. Y cuando cambiamos nuestra opinión de nosotros mismos, entonces los demás nos tratan de otro modo. Y no puedo francamente imaginarme ningún problema de relación ni ningún otro aspecto de ella que no esté íntimamente ligado a lo que pensamos de nosotros mismos. Siempre. ¿Estamos dispuestos a amarnos? Y si no lo estamos, ¿qué creencia nos lo impide? ¿Qué crees de ti que te impide amarte? No podemos curarnos ni alcanzar la plenitud a no ser que nos
amemos tal como somos.

Tratamiento.
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y vamos a vivirlo con alegría.
Formo parte de la sinfonía de la vida. Me uno a la armonía, mi mente está centrada en la paz. Todos caminamos sobre la misma tierra, respiramos el mismo aire y usamos la misma agua. Irradio a mi alrededor la armonía que creo para mí, y todos los que se ponen en contacto conmigo la reciben.
Traigo la paz, el amor y la armonía a mi mundo, que siempre está creciendo. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.
  Louise L. Hay.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario